Vladimir Putin conoce bien a Hezbollah. La relación con el grupo terrorista tiene un interés en común: Siria. De hecho, las tropas rusas y los combatientes libaneses controlan juntos gran parte del territorio en respaldo al dictador Bashar Al Assad, así lo reseñó INFOBAE.
Ahora, el presidente ruso estaría buscando apoyo en su aliado terrorista para suplir la falta de hombres en Ucrania. Es que lo que estaba pensado como una invasión rápida y efectiva se convirtió en una trampa para las tropas rusas. Soldados sin experiencia, miles de bajas -entre ellas altos generales- y un mal uso de los equipos están prolongando la incursión del Kremlin, mientras las sanciones internacionales asfixian poco a poco su economía.
Novaya Gazeta, el medio independiente ruso que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2021 por investigar y publicar escándalos de corrupción y violación de derechos humanos del régimen de Putin, informó que el Grupo Wagner ruso -una empresa militar privada acusada de manejar mercenarios- está negociando con el grupo terrorista chiíta Hezbollah el envío de combatientes a Ucrania.
El medio revela que Wagner tendría como representante en estas negociaciones secretas a un tal Alexander Kuznetsov, y que del lado de Hezbollah, negocia un alto miembro de la unidad de seguridad de Naji, Hassan al-Shartouni (conocido también como Hajj Abu Ali).
La reunión, detalla, habría tenido lugar la semana pasada y en la cita habrían acordado enviar 800 combatientes de Hezbollah a Ucrania para luchar. Cada uno de esos 800 combatientes recibirán USD 1.500 al mes por sus servicios.
Novaya Gazeta agrega que poco después de la cumbre de Kuznetsov con Hajj Abu Ali, Hezbollah abrió una oficina de reclutamiento y movilización en la ciudad de Quseir, provincia de Homs en Siria. Esta oficina está bajo la supervisión directa del oficial de inteligencia militar de Hezbollah, Asaad Hamieh (también conocido como Haj Hadi).
Además, en las ciudades sirias de Alepo, Yabrud y Sayyida-Zeynab, ya se habrían abierto otras tres oficinas adicionales para movilizar a los militantes de Hezbollah estacionados en Siria. Y una cuarta oficina comenzaría a funcionar en el Líbano, vecino a Siria, en el suburbio del sur de Beirut, controlado por la organización terrorista.
La primera etapa está prevista, según medios locales, para el martes 29 de marzo. Presuntamente, 200 combatientes serán trasladados desde Damasco a una base aérea militar en la región de Gomel, en Bielorrusia.
En las oficinas de reclutamiento, los terroristas dispuestos a viajar a Ucrania deben indicar el nombre, la fecha de nacimiento, el entrenamiento militar y la experiencia de combate. Novaya Gazeta detalla que la mayoría de los ya reclutados pertenecen a los batallones Al-Abbas y Al-Radwan, acostumbrados a duros combates en Siria.
“Las unidades de Hezbollah enviadas a Ucrania podrían ser un factor serio que influya en el curso mismo de la ‘operación especial’”, advierte el medio ruso y recuerda que Hezbollah es un ejército moderno y que, de hecho, “la lucha es la forma de vida” del grupo, ya que el bienestar de un miembro de Hezbollah, el nivel de vida de su familia y su estatus social dependen directamente de la experiencia de combate.
La noticia del envío de combatientes a Ucrania, contrasta con las propias declaraciones del jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en un discurso televisado la semana pasada, en el que negó categóricamente la posibilidad. Sin embargo, negar el envío de tropas es una práctica sistemática en el grupo. Por ejemplo, negó su participación en conflictos en Bosnia, Palestina, Yemen e Irak… Y luego terminó admitiendo haber enviado luchadores.
El Kremlin y Hezbollah trabajan juntos hace años en Siria, donde hace más de cuatro décadas gobiernan los Al Assad. Rusia no lo reconoce, pero centenares de rusos integrados en las filas del Grupo Wagner combaten al lado de las tropas gubernamentales sirias. Putin y Nasralla han sido los protectores del despiadado dictador que atacó repetidamente con armas químicas a su población civil.
La brutalidad de los combatientes libaneses también es conocida y repudiada por los sirios. Putin sabe de su efectividad y por eso está negociando para sumarlos a su ofensiva ilegal en Ucrania.