En la industria del chocolate en Venezuela predominan las mujeres, quienes trabajan esta joya de la gastronomía desde la siembra y la recolección del cacao hasta la elaboración de bombones y tabletas.
Por Adriana Núñez Rabascall / vozdeamerica.com
Desde hace 20 años, María Fernanda Di Giacobbe se ha dedicado a estudiar y darle valor al cacao venezolano. Es considerada la embajadora del chocolate venezolano en el mundo. En 2016, fue galardonada en la primera edición del Basque Culinary World Prize, otorgado por el Centro Culinario Vasco, considerado el Nobel de la gastronomía, creado para distinguir a chefs con iniciativas transformadoras.
“De Zulia a Sucre, de Caracas a Amazonas, Venezuela está bendecida de cacao. Todos nuestros estados tienen cacao y tenemos la mayor diversidad de cacao del planeta”, explica Di Giacobbe desde su laboratorio y centro de investigación Cacao de Origen, en Caracas.
Mucho antes de este reconocimiento, Di Giacobbe ya se había adentrado en las comunidades rurales del país para impulsar a las mujeres excluidas, social y económicamente, a hacer del cacao su fuente de ingresos.
“Vengo de un país donde es un matriarcado, donde las mujeres mandan, donde la economía familiar la dirigen siempre las madres, las abuelas y las tías, donde toda nuestra cocina y todo nuestro cacao ha sido preservado por mujeres”, dice Di Giacobbe a la Voz de América.
Con estudios de Filosofía y Letras, Di Giacobbe convierte una conversación sobre el cacao y el chocolate en poesía e historia.
“El cacao de Venezuela se conoce desde (los años) 1.600 como un cacao noble dulce, honesto, seductor y muy elegante”.
Cuenta que cuando en Venezuela la explotación petrolera comenzó a producir grandes riquezas, la industria del cacao quedó rezagada, pero paradójicamente, el paro de trabajadores de PDVSA, en 2002 le dio un giro al timón.
“¿A dónde vas cuando no existe nada? A tus orígenes, a la tierra. Cuando no tienes nada que comer, ¿qué haces?, vas otra vez a la tierra. Y en esa tierra, parecía que estaba dormido el cacao, pero estaba ahí”, destaca Di Giacobbe.
En los talleres y diplomados sobre el cacao creados por Di Giacobbe se han formado unas 10.000 personas. Una de ellas es la maestra chocolatera Níyubi Alfonzo. Al frente del laboratorio de Río Cacao, al sureste de Caracas, Alfonzo meticulosa en cada paso para preparar su obra gastronómica.
“Cuando elaboro una tableta de chocolate, pues hay algo de mí que le puedo dar a cada quien”, expresa Alfonzo mientras remueve con sutileza y precisión su mezcla de sabores y olores.
El chocolate ha demostrado que no hay edad para rendirse a su encanto. Con 20 años, Gabriela es una de las chocolateras más jóvenes de Venezuela.
“Cuando tenía 16 años, jamás se me hubiese pasado por la cabeza ser chocolatera, hablar de cacao venezolano y mucho menos enseñar”, señala Villarín a la Voz de América.
Y así como Gabriela, María Fernanda y Níyubi, otras miles de mujeres en las plantaciones y laboratorios de Venezuela han hecho del cacao y el chocolate la vía para salir adelante.
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