Jerry Buss desembarcó en la que por entonces era una liga sin tanta repercusión como un excéntrico personaje. Y construyó su dinastía en base al talento de figuras como Magic Johnson o Kobe Bryant, pero también inyectándole el concepto de entretenimiento que luego adoptó la competición
A fines de la década del 70, la NBA todavía estaba viendo cuál era su futuro. Hacía pocos años que se había fusionado con la vieja ABA, esa liga que jugaba con pelota de colores e intentaba imprimirle algo de entretenimiento a un deporte que no seducía a los aficionados como lo hacían el fútbol americano de la NFL o el béisbol.
Por Infobae
En esa famosa tensa calma en el mundo del básquet profesional fue que surgió un hombre con lentes de sol, peinado producido, jeans a la moda y una camisa abierta que dejaba ver su pecho para revolucionar a propios y extraños. Cuando el doctor Jerry Buss se convirtió en propietario de Los Ángeles Lakers, nadie pensaba que iba a provocar el drástico cambio que impulsó. Es más, muchos creyeron que iba a estar de paso y que la compra del equipo había sido un capricho más de los tantos que lo llevaron a moldear su fortuna en el mundo inmobiliario.
Antes de amasar unos 350 millones de dólares, sufrió una cruda infancia producto de las secuelas que dejó la Gran Depresión de la década de 1930 que afectó a los Estados Unidos. Oriundo de Wyoming, un estado en el Oeste, hacía fila junto a su madre para conseguir pan para comer. Con el paso del tiempo, mientras iba a la primaria, también se levantaba en plena madrugada para cavar zanjas en suelos congelados para ayudar a su padrastro en su negocio de plomería.
“Esa fue mi contribución a la familia. Luego, después de tres o cuatro horas de esto, se suponía que debía ir a la escuela”, recordó Buss en una entrevista sobre los mandatos del nuevo esposo de su madre. Mientras estaba en el primer año de la secundaria, dejó la escuela para irse a trabajar en una estación de trenes y comenzar a ahorrar su propio dinero. Luego, gracias a que le facilitaron una beca, se graduó en la universidad y logró un doctorado en fisicoquímica.
Pero todo cambió para el Doctor Jerry cuando se asoció a varios inversionistas y junto con su socio compraron un edificio de 14 departamentos para alquilarlos. Esa fue la jugada que le cambió su economía. Y, así como si nada, 20 años más tarde, la mejor oportunidad de su vida tocó su puerta.
Más allá de ser un personaje que frecuentaba asiduamente la mansión Playboy para visitar a su amigo Hugh Hefner, y que estaba señalado en la época por ser un gran anfitrión para organizar fiestas que terminaban entrada la madrugada, la intención de Buss era la de sumergirse de manera definitiva en el mundo del deporte. ¿Quién apareció en su destino? Una franquicia reconocida en la NBA, pero al fin, una más que se escondía detrás de las múltiples conquistas de una liga que dominaban los Boston Celtics de Red Auerbach.
Así fue que en 1979, tras una ingeniería contractual que sorprendió a todos, el Dr. Buss se convirtió en el propietario de los Lakers tras comprarle el equipo a Jack Kent Cook, el por entonces dueño y otro millonario. Las crónicas de la época cuentan que, en el paquete, no sólo fue el equipo de baloncesto el que adquirió el hombre acostumbrado a reunirse con celebridades y salir en citas con modelos tras la separación de su primera esposa.
Una vez que un ejército de abogados ultimó los detalles de la venta, el nuevo dueño se quedó con el plantel que tenía como líder y capitán a Kareem Abdul Jabbar más el equipo de hockey sobre hielo de la NHL Los Ángeles Kings, el Forum en Inglewood (el estadio donde ambas franquicias jugaban de local) y el rancho Raljon de 13 mil acres en Sierra Nevada a cambio de 67.5 millones de dólares. A cambio, Buss entregó dinero y el contrato de arrendamiento del edificio Chrysler en Nueva York y propiedades varias en Virginia, Massachusetts y Maryland.
Ya con el control en sus manos, Buss tomó la primera gran decisión de su vida deportiva. A pesar de lo que podía pensar el por entonces entrenador de los Lakers y leyenda del equipo Jerry West, el Doc sabía que necesitaba un poco de magia para cambiar el presente de un conjunto que venía de perder en los playoffs. Para eso fue que eligió al mejor jugador del básquet universitario del momento: Earvin Johnson, que venía de ganar el torneo de la NCAA con Michigan State, y se convirtió en en el N° 1 del Draft.
“Cuando él compró los Lakers, almorzamos y pasamos el rato juntos todo el fin de semana. Hablamos de su visión y de todo tipo de cosas. Era propietario por primera vez. Yo era un novato. Realmente nos llevamos bien. Fue realmente tremendo. Me llevó a algunas fiestas y a diferentes lugares, me presentó a la gente, y fue un gran momento”, recordó Magic sobre cómo conoció a Buss.
“Solíamos comer, pasar el rato junto a la piscina y hablar después de la sesión de la mañana, y luego, después de la sesión de la noche, muchas veces íbamos a cenar juntos. Simplemente hicimos clic. Había algo entre los dos. No era propietario-jugador, eran dos tipos pasando el rato. Creo que él sabía que, teniendo yo 20 años y solo, se convirtió en una figura paterna para mí. Entendió que necesitaba eso, y me habría perdido aquí en esta gran ciudad”, agregó el histórico N° 32 de los Lakers sobre la relación que forjó.
Más allá de centrarse en cambiar la mentalidad de toda la franquicia para transformarla en ganadora dentro de la cancha, la gran apuesta de Jerry Buss en su llegada a la NBA fue querer cambiar la oferta para los espectadores. Con el mandato de que el Forum de Los Ángeles se convirtiera en lo que representaban las celebraciones en su mansión Pickfair en Beverly Hills, nació el concepto de entretenimiento en el básquet profesional.
¿Cómo lo hizo? Una de las primeras medidas fue transformar a las clásicas porristas que alentaban al equipo en las Lakers Girls, bailarinas que podían seducir a los presentes con una coreografía digna de las mejores discos de la época. Otra decisión clave fue ofrecerles a las celebridades de Hollywood lugares de primera fila para ver los partidos y que el estadio se convirtiera en un espacio al que todos querían ir. Así fue como el Forum renovó su cara de la mano del juego eléctrico que propuso Magic ante la atenta mirada de actores como Jack Nicholson -se hizo costumbre durante décadas- o estrellas de la música como Rod Stewart.
Detrás de las bambalinas, el Dr. Buss también se propuso ofrecer a los famosos un club dentro del mismo recinto para que, una vez terminado el juego, pasaran a divertirse. “The Forum Club… nunca hubo un club nocturno más de moda dentro de un edificio. Creó nuevas fuentes de ingresos; por eso ahora todo el mundo tiene un club. El Dr. Buss creó eso. Una vez, sacudimos a todos. Hizo que Hugh Hefner viniera con todas las chicas, y luego invité a Michael Jackson. Y eso es lo que quería el Dr. Buss, crear un lugar que pudiera ser mágico, casi como Disneylandia. Entendió que los Lakers se convirtieron en los tickets más populares de la ciudad y luego en los más populares de la NBA”, dijo Johnson.
La intención de Jerry era que los Lakers se transformaran en una marca más allá del deporte. Algo así como lo habían hecho los Yankees de Nueva York en el béisbol con el paso de los años. Y lo logró con mayor rapidez de la esperada. Ya en el primer año como dueño y en la temporada estreno de Magic, le ganaron las finales a los Philadelphia 76ers para coronarse campeones con una actuación deslumbrante de Earvin a sus 20 años, liderando al equipo con más de 21 puntos, 11 rebotes y casi 9 asistencias para ser elegido el Jugador Más Valioso de las finales.
Ese fue el preludio que los llevó a dominar la década de los 80 en la liga, con cinco títulos en ocho finales. Y lo más divertido para los angelinos fue que en dos de esas definiciones que terminaron en victoria, el rival al que vencieron fueron los Celtics de Larry Bird. La NBA tenía una nueva dinastía de la mano del Doctor Buss y el Showtime de los Lakers. Hasta que a principios de los 90, la irrupción de Michael Jordan como ícono mundial del básquet puso una pausa a la época dorada en LA.
Después de varias frustraciones, una jugada del propio West fue decisiva para que Buss y compañía volvieran a disfrutar de una nueva era ganadora. The Logo, el apodo que recibió Jerry después de que su figura se convirtiera en el emblema de la NBA, sedujo a un gigante para que se mudara de Orlando a California. “Probablemente fue la única vez que me sentí realmente estresado con los Lakers. Después, tuve que ir al hospital por tres días. Estaba emocional y mentalmente exhausto”, contó el histórico jugador, que luego fue entrenador y más tarde se convirtió en un gerente de operaciones.
En 1996, Shaquille O’Neal dejó al Magic y se mudó a Los Ángeles. Esa fue la primera pieza del rompecabezas. La otra fue la de canjear a Vlade Divac a Charlotte para quedarse con los servicios de Kobe Bryant, una figura joven que, con 18 años, ya muchos lo señalaban como el próximo Jordan. Luego de varios años, el nuevo retiro de Su Majestad activó la llegada del perfil que faltaba para liderar una nueva y explosiva era. Fuera de Chicago tras su pelea con la dirigencia, y tras los seis campeonatos que ganó en los Bulls, Phil Jackson firmó en el 99 como el flamante entrenador.
La química fue inmediata, al menos en la cancha. Fuera de ella, el Maestro Zen tuvo que lidiar con los egos de una mega estrella y de otra que estaba en nacimiento. A pesar de eso, Los Ángeles ganaron el tricampeonato del 2000 al 2022 en su nuevo hogar, el Staples Center. La historia ganadora siguió unos años después. Con la salida de Shaq, el que se hizo amo y dueño de los Lakers fue Kobe. Junto a su ladero perfecto, el español Pau Gasol, los Lakers celebraron dos nuevos títulos en 2009 y 2010 con revancha incluida ante Boston tras perder la final del año previo.
Al poco tiempo, el Doctor Buss se enfermó. Un cáncer de próstata terminó con su vida a los 80 años, el 18 de febrero de 2013, varias décadas después de haber transformado la manera en la que los propietarios conducían una franquicia de la NBA. Aquel hombre de bigote, lentes espejados y camiseta que mostraba su pecho, dejó un legado grandioso que hoy continúan sus hijos. Su segunda hija, Jeanie, aquella que siempre estuvo a su lado siendo una jovencita cuando comenzó el sueño de hacer gigante a los Lakers, es la que maneja la franquicia.
“Es extraño tener a una persona que es tu mentor, figura paterna y mejor amigo, todo en uno… Y luego, cuando Jeanie me llamó (para compartir la noticia de que había fallecido) fue uno de los días más difíciles de mi vida”, recordó Magic Johnson sobre el momento en que se enteró del fallecimiento del histórico propietario de LA. Con otro que tuvo una relación especial fue con Bryant. “Habló de tener dos hijos con esta franquicia, siendo Magic y yo. Y eso fue muy especial de escuchar”, confesó el desaparecido Kobe en un tributo a Buss tras su muerte.
La historia contará que el Doctor Jerry fue el hombre que impuso el famoso Showtime en los Lakers. Una cabeza inteligente que fue un faro para la globalización de la NBA fuera del campo, así como también un personaje que fue mucho más que un hombre que convirtió el concepto de ver a una franquicia en una mezcla perfecta entre los premios Oscar y una celebración del deporte como nunca antes se había visto.
Sus vivencias así lo cuentan. Como la vez que le regaló un auto Mercedes al jugador Michael Cooper tras un título o cuando mantuvo en la nómina de una franquicia a un ex jugador y luego asesor (Rasheed Hazzard) que sufrió un derrame cerebral y siguió contribuyendo para su familia. Ese fue el mayor de los Buss, alguien que puede retratar sin problemas el clásico sueño americano que profesan en Estados Unidos.
Hace algunas semanas, su nombre volvió a estar en el centro de la escena para todos los que somos fanáticos del deporte y la NBA. Con el estreno de la serie “Lakers: Tiempo de ganar”, la vida del Doctor Buss recobró importancia. Y esa imagen tirado en el centro de la cancha, despatarrado, mirando casi atónito sin comprender hasta donde había llegado su sueño, lo dibuja de una manera casi perfecta.