Con sus extensiones de pelo color rosa y su pantalón leopardo, el joven modelo Ziad al Mesfer atrae inevitablemente todas las miradas en una calle de Riad, capital de una Arabia Saudita en pleno cambio pero siempre muy conservadora.
Algunos peatones sacan de inmediato sus teléfonos móviles para hacerle una foto a este joven de 25 años, acompañado por su diseñador y su fotógrafo, que acaba de bajarse de un Mercedes Benz blanco en un distinguido barrio de la ciudad. Un hombre lo acusa de ser “gay”, crimen que puede ser condenado con la pena capital en Arabia Saudita.
Pese a las críticas, tanto en la calle como en internet, el maniquí no piensa dejar Arabia Saudita o cambiar de aspecto. “Prefiero quedarme en mi país, llevando esta ropa, que esperar a estar en el extranjero para vestirme de forma audaz”, explica.
Con 200.000 seguidores en Instagram, y más de dos millones en Snapchat, Ziad al Mesfer ya tiene numerosos fans en las redes sociales, pues ha abierto la vía a una generación de hombres modelos con atuendos considerados demasiado femeninos, en un país que hasta hace poco observaba una estricta segregación de sexos en los lugares públicos.
Desde la emergencia del joven príncipe heredero Mohamed bin Salman, dirigente de facto del reino desde 2017, Arabia Saudita vive una relativa apertura social, con mujeres autorizadas a conducir o con las diversiones que se multiplican en lugares mixtos. Pero se mantienen el conservadurismo social y las restricciones políticas en el país, que alberga los lugares más santos del islam.
“Todas lo miran”
Aunque cuenta con varios adolescentes entre sus seguidores, Ziad al Mesfer es criticado por los conservadores. Este rico reino del Golfo prohíbe a los hombres “imitar” con sus atuendos al otro sexo. El maniquí no se identifica como homosexual, y desea, según dice, casarse con una mujer. A su entender, se limita a reflejar el entusiasmo de las marcas internacionales por la moda andrógina.
Nacido en Riad, en una familia que tuvo en total seis hijos, Ziad al-Mesfer comenzó a desarrollar su sentido del diseño desde muy joven. “Yo les decía a mi madre y a mi tías cómo vestirse. Eso me encantaba” recuerda. “Mi madre me preguntaba mi opinión sobre esas cosas, y por eso cada vez más me interesé por la moda femenina”.
Con su influencia creciente en internet el modelo atrae a grandes marcas como Prada y Dior. Cuando Gucci abrió una nueva tienda en Riad el mes pasado, los responsables quisieron que viniera Ziad al Mesfer, asegura a la AFP la responsable des ventas Lulua Mohamed.
“Es muy importante invitarlo porque vende de inmediato cuando se le hace un video o se le saca una foto” explica. “Todas las saudíes, mayores o jóvenes, lo miran”.
Aunque otros maniquíes e influentes han seguido sus huellas, Ziad al Mesfer sigue siendo “el número uno”, asegura un vendedor de Prada, que como otras personas interrogadas requiere el anonimato debido a lo delicado del tema en Arabia Saudita.
Aunque genera división de opiniones, Ziad al Mesfer, que gana dinero en parte gracias a publicidades en línea, se beneficia de una especie de protección gracias a sus alianzas con grandes marcas de lujo, y a sus relaciones con celebridades locales.
En Instagram, las fotos de Ziad al Mesfer suscitan a menudo comentarios mordaces. “Que Dios nos perdone” reaccionó un internauta bajo una foto del maniquí en la que posa con un abrigo rojo sobre un suéter de cuello alto violeta. “Borro Instagram después de haber visto esto” agrega otro. Otros, en cambio, lo animan: “Ziad, sigue así (…) no hagas caso de lo que te dicen”.
AFP