Los más malos gobiernos en términos de eficiencia, siempre hacen un esfuerzo al menos para cuidar las formalidades y terminar sus períodos sanos y salvos. El asunto en juego, es que la actual estructura no desea terminar su “período de gobierno” y nos guste o no, este estamento que ha degenerado al Estado venezolano, se ha conformado, nutrido y mantenido a través de vasos comunicantes de antivalores, egoísmos, narcisismos y mala educación de sectores de la población.
Este fenómeno por decirlo de alguna manera, “normal”, no es para asustarse o disimular para quedar bien como “político” ante la opinión pública, de ninguna manera. Es imprescindible dejar claro que ese estamento podrido es el reflejo del tipo de sociedad creada y hasta del deterioro de las familias. Creámoslo o no, la historia es implacable en esto, sin hablar de los principios de economía.
A propósito de economía, expertos en la materia en el país, afirman con sobrada evidencia, que al ritmo impuesto a Venezuela, esta se podrá recuperar en un plazo casi de 60 años. Sin embargo, haciendo referencia a una máxima en las ciencias farmacéuticas, esto sería el mejor de los casos, a menos que, la transición se dirija a desplazar totalmente la estructura de gobierno actual y revertir el proceso de degeneración del Estado.
Ciertamente una tarea nada fácil, pero la única que tenemos y que debemos enfrentar con nuestras mejores capacidades, sin paralizarnos a pensar si es correcto, porque los del estamento no se paran. Un tiempo eje, en donde nuestras virtudes serán las mejores herramientas para lograr la hazaña.
@abrahamsequeda