Jerusalén vive su último viernes de Ramadán tras choques matutinos en Al Aqsa

Jerusalén vive su último viernes de Ramadán tras choques matutinos en Al Aqsa

Un soldado israelí vigila la barrera. EFE/EPA/ATEF SAFADI

 

 

 





 

Decenas de miles de personas rezaron hoy en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén en el cuarto y último viernes de Ramadán, tras choques a primera hora entre palestinos y Policía israelí, un patrón común en las últimas semanas, pese a que los incidentes no derivaron en un mayor repunte de tensión.

Ante un despliegue policial israelí ampliamente reforzado, gran cantidad de fieles palestinos de toda la región accedían esta mañana a la Ciudad Vieja de Jerusalén, en su parte oriental ocupada, para asistir a las oraciones del mediodía en la Mezquita de Al Aqsa.

Más de 160.000 fieles asistieron a la plegaria, la cifra más alta desde el inicio del Ramadán, según el Waqf, entidad islámica jordana que custodia el recinto.

Los rezos del viernes son uno de los principales eventos en el mes sagrado musulmán, y la oración de hoy transcurrió con tranquilidad, mientras los cuerpos de seguridad israelíes seguían en alerta ante el temor de que la jornada pudiera derivar en tensiones de mayor envergadura tras registrarse enfrentamientos a primera hora.

Este viernes arrancó de nuevo con disturbios entre palestinos y agentes israelíes en Al Aqsa. El patrón se repite desde las semanas anteriores, marcadas por un enésimo pico de violencia propio en las dinámicas de altibajos del largo conflicto palestino-israelí.

Las fuerzas policiales irrumpieron en el recinto usando medios de dispersión tras el lanzamiento de piedras y fuegos artificiales por parte de jóvenes palestinos, lo que se saldó con una cuarentena de heridos -22 de ellos evacuados al hospital- y al menos 2 arrestados.

Tras cerrar el recinto durante una hora, este se abrió de nuevo para permitir el acceso a los fieles, que fueron entrando en calma y sin mayores incidentes, en medio del frenesí de las callejuelas abarrotadas de la Ciudad Vieja, donde estos días pasean también palestinos de Cisjordania con permiso para asistir a las plegarias.

La Explanada de las Mezquitas es el tercer lugar más sagrado del islam y el primero para el judaísmo. También es símbolo de la causa palestina y uno de los epicentros del conflicto palestino-israelí, lo que hizo que estas semanas fuera uno de los núcleos de tensión.

El pasado viernes, tercero de Ramadán, se saldó con disturbios, casi 60 heridos y decenas de detenidos. Hace dos semanas, segundo viernes del mes sagrado, los choques tuvieron mayor dimensión, con al menos 153 heridos y más de 400 arrestados, en el que fue el día de más tensión en la Ciudad Santa desde mayo de 2021.

Israel y Palestina han vivido un repunte de violencia entre fines de marzo y abril, tras varios ataques en territorio israelí sin precedentes recientes que se saldaron con 14 muertos.

Estos fueron seguidos por extensas redadas del Ejército israelí, choques armados e incidentes violentos con fuerzas israelíes en Cisjordania ocupada, lo que causó la muerte de casi 30 palestinos, dos de ellos esta misma semana.

La tensión regional se extendió también en cierto grado a Gaza, después de que milicias palestinas lanzaran la semana pasada seis cohetes desde la franja hacia Israel. Fueron los primeros disparos de proyectiles de los últimos siete meses desde el enclave palestino bajo bloqueo israelí.

La secuencia de sucesos reciente tuvo ciertos paralelismos al año pasado, cuando fuertes protestas en Jerusalén y disturbios en la Explanada de las Mezquitas durante Ramadán condujeron a una escalada bélica de once días entre Israel y las milicias palestinas de Gaza. Fue el choque más duro desde 2014, con 260 muertos en el enclave y 13 fallecidos en Israel.

Sin embargo, los incidentes del último mes no han derivado por ahora al alto nivel de tensión regional de 2021.

Los grupos islamistas Hamás -gobernador de facto en Gaza- y Yihad Islámica amenazaron con tomar acciones más contundentes si siguen los choques en Jerusalén y las irrupciones israelíes en Al Aqsa.

Aún así, Hamás se está aún recuperando de la gran devastación que causó la ofensiva israelí sobre Gaza del año pasado, y durante las últimas semanas habría expresado por vía indirecta que no tiene intención de escalar tensiones con Israel. A su vez, según prensa local, tomó medidas contra los autores de los disparos de cohetes.

Por su parte, el Gobierno israelí tampoco estaría interesado en un repunte de violencia: este mes perdió la mayoría parlamentaria y la coalición que encabeza Naftali Benet está en la cuerda floja. Uno de sus socios, el partido árabe islamista Raam, congeló temporalmente su participación en el Ejecutivo ante la situación actual.

A su vez, según medios locales, las autoridades israelíes vetaron estos últimos días el acceso de extremistas judíos a la Explanada de las Mezquitas hasta el fin de Ramadán para evitar mayores tensiones.

EFE