Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania y el centro de logística militar desde donde se abastece a las fuerzas locales que pelean en Donbás. Es el frente de guerra por el norte del disputado cordón oriental.
Por Clarín
Járkov está bajo asedio del ejército ruso desde el primer día de la guerra. Las fuerzas invasoras están a solo 20 kilómetros de la ciudad (la frontera con Rusia está a 50 kilómetros). La situación es grave porque el fuego enemigo la ha castigado duramente y continúan los bombardeos de artillería y de misiles.
Buena parte de la ciudad está en ruinas, arrasada y el número de víctimas civiles por los bombardeos crece. El domingo, las autoridades le pedían a los habitantes que aunque no sonaran las sirenas antinaéreas se mantuvieran en sus casas porque los rusos están disparando con morteros y artillería.
En Járkov los toques de queda comienzan a las 9 de la noche. El sonido de las alarmas es contanste y el reporte de impactos se ha vuelto frecuente. Járkov vive como Kiev durante el mes de marzo, cuando las tropas rusas intentaban entrar desde Bucha e Irpin. Aún así, el abastecimiento está garantizado y la conexión digital, gran herramienta salvadora durante la guerra, continúa firme.
Una buena parte de la población directamente no ha abandonado los refugios antiáreos del metro. El de Járkov, a diferencia del de Kiev, sí se convirtió en un sitio de estadía completa, con vecinos que directamente se instalaron a vivir allí.
Los hospitales de Járkov también viven sin pausa. Para los médicos no existe la palabra sosiego. Atraviesan un tiempo de emergencia permanente. No dejan de recibir heridos, provenientes del gran conurbano de la ciudad y de las aldeas vecinas. Son, mayormente, civiles alcanzados por esquirlas de misil.
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