Ecuador: Guillermo Lasso cambió los altos mandos policiales y militares
Cesar Saavedra
El presidente tomó la decisión casi una semana después de haber decretado el Estado de Excepción en tres provincias debido a una ola de episodios delictivos violentos.
En medio de los intentos por frenar los altos índices de violencia en Ecuador, el presidente Guillermo Lasso realizó cambios importantes en las cúpulas de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas. Para modificar los altos mandos, Lasso suscribió dos decretos ejecutivos la noche del último jueves.
En el caso de las Fuerzas Armadas, Lasso designó a un nuevo general para que esté a cargo del Comando Conjunto, el máximo órgano de planificación, preparación y conducción estratégica de las operaciones militares y de asesoramiento sobre las políticas militares, de guerra y defensa nacional. Antes el cargo de jefe del Comando Conjunto estaba ocupado por el general Orlando Fuel Revelo, quien ahora será reemplazado por el general Nelson Proaño.
Lasso también reemplazó a los comandantes generales del Ejército y de la Fuerza Aérea. En el caso de la Fuerza Terrestre, el general Luis Burbano será sustituido por el general Franklin Gustavo Acosta. El brigadier general Geovanny Espinel, que tenía el cargo de comandante general de la Fuerza Aérea, será relevado de sus funciones por el brigadier general Marcelo García. La Fuerza Naval, fue la única rama de las Fuerzas Armadas, que no tuvo cambios por parte del presidente, por lo que el contralmirante Luis Vázquez continuará en funciones.
La última semana de abril, Lasso nombró al general Luis Lara como nuevo ministro de Defensa, el tercero de su administración. Lara fue jefe del Comando Conjunto durante el gobierno de Lenín Moreno.
La cúpula de la Policía Nacional también cambió. El mandatario ecuatoriano designó como comandante general de la Policía Nacional al general Fausto Salinas, que sustituirá al general Carlos Cabrera Ron.
Una fuerza de 9.000 militares y policías asumió el control de tres provincias de Ecuador golpeadas por el narcotráfico y la criminalidad, que dejan más de 1.200 muertos en lo que va del año y que llevaron al gobierno a decretar el viernes el estado de excepción.
La decisión de Lasso de reemplazar a los altos mandos policiales y militares ocurre casi una semana después de que el presidente decretara el Estado de Excepción, el 29 de abril, en Guayas, Esmeraldas y Manabí. En esas tres provincias se ha registrado el incremento de la delincuencia y de muertes violentas. Para tratar de contener la violencia, Lasso ordenó que 4.000 policías y 5.000 militares se trasladen a esas provincias para que realicen actividades de control.
Aunque la medida tendrá una vigencia de 60 días, en la primera semana se han observado varios hechos violentos. Por ejemplo, solamente el último fin de semana hubo 11 muertes violentas en Guayas y en Guayaquil, en las últimas 24 horas se han producido seis asesinatos.
Las autoridades han sostenido que los altos índices de violencia están relacionados con las mafias del narcotráfico que operan en el país. Sin embargo, la corrupción en las instituciones de seguridad también contribuye al cometimiento de delitos en todos los niveles.
De la mano del narco, según el gobierno, creció la criminalidad en Ecuador, con 1.255 muertos -entre ellos decapitados y mutilados- en el primer cuatrimestre de este año frente a los 2.500 de todo 2021 y 1.400 de 2020.
Solo en enero, el número de muertes violentas se triplicó en comparación con el año anterior, al mismo tiempo que se duplicaron las cifras de incautación de droga. Esta semana, en menos de tres días, las autoridades ecuatorianas decomisaron 2,5 toneladas de cocaína en los puertos de Guayaquil en cuatro operativos. En total se retuvieron 2.597 paquetes de cocaína. La droga tenía como destino Italia y Holanda.
Es justamente en los puertos marítimos ecuatorianos donde las mafias del narcotráfico se ingenian para enviar toneladas de cocaína hacia Europa y Estados Unidos. Los miembros del crimen organizado contaminan los contenedores que saldrán desde el puerto que se ha convertido en el “principal hub logístico para la cocaína que va a Europa y al resto del mundo”, según un informe de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos de Estados Unidos.