La figura de Lilith, también llamada la Luna negra, representa a la mujer rebelde, la que está conectada con su deseo a pesar de toda norma o mandato.
Por Clarín
A lo largo de la historia, el deseo femenino siempre fue subestimado para lograr dominarlo. El control sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad lo dejó relegado o casi nulo. El mandato era experimentar el placer en el dar: si el otro disfruta, entonces yo debería disfrutar.
En este punto, entra en juego la figura de Lilith, quien representa también la transgresión a toda norma como un principio instintivo, inconsciente y arcaico. Es su energía la que despierta nuestra parte dormida y animal. Es una energía tan irracional que se la debe tratar con cuidado. Lilith es el enfado al no poder expresar el deseo de independencia, la autonomía y la autopertenencia.
El mismo hecho de que se encuentre oculta en las profundidades de nuestro inconsciente nos muestra otra faceta de Lilith: la represión y la castración de nuestros deseos más viscerales, actuando desde la sombra.
El mito de Lilith, que narra su creación, subordinación y destierro, ha sido recuperado en los últimos tiempos y su energía oscura podrá ser canalizada en nuestra carta astral.
Lilith desde lo astronómico
Lilith es un punto de antimateria, es decir, forma parte de la órbita lunar alrededor de la Tierra. Tal y como se deriva de la primera Ley de Kepler, la órbita no es circular, sino elíptica, por lo que la Luna gira en torno a dos focos: uno es la Tierra,y el otro punto de antimateria es lo que llamamos Lilith, o la Luna Negra.
Aunque este foco es inmaterial, es un punto que posee una fuerza gravitatoria lo suficientemente potente como para afectar la órbita lunar.
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