Los amores de Johnny Depp: del hombre “bueno, dulce y protector” para sus ex a la relación tóxica con Amber Heard

Los amores de Johnny Depp: del hombre “bueno, dulce y protector” para sus ex a la relación tóxica con Amber Heard

Johnny Depp enfrenta hoy el escandaloso juicio contra su ex pareja Amber Heard, con quien tuvo una relación tóxica (REUTERS)

El destino toma a veces las formas más extrañas. Para Johnny Depp tuvo las curvas de la guitarra que le regaló Robert Palmer, el segundo marido de su madre, Betty Sue, cuando tenía sólo 12 años. Ese hombre que murió en el 2000, después de pasar la mitad de su vida en la cárcel de Statesville, cerca de Chicago, y que fue quien también lo introdujo en el alcohol, todavía es para el actor “una inspiración”.

Por infobae.com

Así lo contó hace seis años, apenas unos meses antes de que estallara el escándalo de su relación tóxica y su conflictivo divorcio con Amber Heard, cuando le dedicó en los Grammys el tema As bad as I am, que tocó con su banda Hollywood Vampires: “Mi padrastro fue un tipo fuera de serie y también un poco un vagabundo. Y tenía este brindis: ‘Por vos, tan bueno como sos. Por mi, tan malo como soy’. Todavía sos tan bueno como eras y yo tan malo como entonces, Robert”.





Con esa primera guitarra Johnny formó su primera banda en Florida y dejó la secundaria a los 16 porque quería ser una estrella de rock. La banda se llamaba The Kids y el violero rebelde y guapísimo no tardó en enamorarse de la hermana del bajista. Es un secreto a voces que a esa edad la guitarra también es una excusa para conseguir chicas.

Lori Anne Allison le llevaba cinco años y lo veía ensayar todos los días en el garage de su casa. Las cosas entre ellos se pusieron serias casi sin que se dieran cuenta. Se casaron en diciembre de 1983, cuando Depp tenía 20, para mudarse a Los Ángeles con el resto de la banda. Estaban decididos a hacer historia en la música y como pareja. Ella era –y sigue siendo– maquilladora, pero quería ser manager, y encontró rápidamente un lugar en la industria. De hecho, fue quien le presentó a Nicholas Cage, su primer amigo y compañero de copas en Hollywood.

Cage fue, a su vez, el que convenció a Depp de que tenía que probar suerte como actor y le consiguió una audición con Wes Craven para Pesadilla en la Calle Elm (1984), la primera de las películas de la saga de Freddy Krueger. Así, casi por accidente, Johnny se convirtió también en una de las primeras víctimas del mayor ícono del terror de los ochentas, y encontró una carrera con la que jamás había soñado.

La vida de músico no pagaba bien, y en cambio los castings se sucedieron uno tras otro. En el camino, su matrimonio con Lori Anne hacía agua. Se divorciaron en 1985, pero su amistad no se terminó nunca. No sólo ella sigue siendo conocida como Lori Depp, sino que no ha dudado en defenderlo: “Es talentoso como músico y como actor, y puede ser un pirata como nadie en esta industria, pero sobre todas las cosas es una persona de buen corazón”, dijo hace unos años la make-up artist.

Un año después de su divorcio, Depp conoció a la entonces estrella de la serie Twin Peaks, Sherilyn Fenn. Cuando en el ‘87 Fenn apareció en la serie 21 Jumpstreet, el policial con el que el actor saltó definitivamente a la fama, los rumores de romance y hasta de compromiso fueron imparables.

No lo confirmaron en esa época, pero en 2017, después de que el nombre de su Depp se instaló en los titulares de los tabloides por las acusaciones de Heard, Fenn dijo en una entrevista con The Big Issue: “Salimos por dos años y medio, cuando recién empezábamos en la industria los dos. Fue mi primer amor y era muy dulce. Yo era chica y por primera vez encontré un amor de verdad, alguien que estaba transitando lo mismo que yo, con una conexión muy fuerte –cocinábamos, estábamos juntos, nos reíamos y llorábamos–. Lo conozco como un ser humano, más allá de la estrella de cine en la que se convirtió, y lo quiero por eso”.

“Nos prendíamos fuego”, contó hace unas semanas a People Jennifer Grey sobre su relación con Depp. La protagonista de Dirty Dancing escribió en sus memorias Out of the Corner, que acaban de publicarse, que el actor le pidió casamiento a las dos semanas de que empezaron a salir, en 1989. Fueron una pareja simbiótica, de esas que hasta se visten iguales: “¡Hasta usábamos camperas de cuero gemelas!”.

En su libro transcribe de su diario de la época: “Estoy segura de que estoy enamorada por primera vez en mi vida… Es bueno, amable, divertido, inteligente, moral, empático y respetuoso”. La relación duró nueve meses, según Grey, porque él “se frustraba cada vez más a medida que se hacía más famoso”. Lo dejó con una nota en su cuarto de hotel, pero también le dejó un sabor dulce: venía de una tragedia terrible, un accidente de auto en el que manejaba su ex, Matthew Broderick, en el que los dos resultaron heridos y sus dos acompañantes murieron, y su historia con Depp fue como un bálsamo. “Me sentía compensada por Dios después de toda la mierda por la que había pasado”, escribe.

Justo entonces Johnny conoció a quien creyó el amor de su vida, Winona Ryder. Estuvieron juntos cuatro años, hasta 1993, y fueron la pareja joven más emblemática de los tempranos noventa. Se cruzaron por primera vez en la premiere de la película Great balls of fire (1989), que protagonizaba Ryder, y para los dos fue amor a primera vista.

Se mudaron juntos a los pocos meses y el romance se selló en la pantalla grande bajo la lente de Tim Burton en El joven manos de tijera (1990). En la película, quizá profética, ese chico raro, oscuro, pero en el fondo inocente y romántico, que terminó por convertirse en el actor fetiche del director californiano, es acusado de un crimen terrible que no cometió, y salvado por Kim, el personaje de Winona.

Además de comprometerse formalmente fuera de la ficción, Depp se tatuó en un brazo “Winona Forever”. En una entrevista de la época a la Rolling Stone, Depp confesó: “No hubo nada en mis 27 años que se compare a lo que siento por Winona. Es como un vínculo atómico. Podés creer que algo es real, pero es totalmente diferente cuando lo sentís de verdad”.

Cuando se separaron él ya tenía problemas con el alcohol y acababa de pasar por la muerte por sobredosis de uno de sus mejores amigos, River Phoenix. No le costó nada borrar las dos últimas dos letras del nombre de su ex novia para que se leyera: “Wino Forever”. Burton diría más tarde, sin embargo, que al trabajar con él después de su ruptura sentía como si “Winona se hubiera llevado su alma y su corazón”.

La actriz, sin embargo, es otra de las ex de Depp que lo defienden a capa y espada frente a las denuncias de Amber Heard. Incluso fue una de las testigos en la causa que Depp perdió contra The Sun en 2020. “Conozco muy bien a Johnny desde hace años. Estuvimos juntos como pareja por cuatro años, y lo consideré mi mejor amigo y tan cercano como si fuera mi familia. Para mí nuestra relación es una de las más importantes que tuve en mi vida”, dijo Ryder bajo juramento

“Entiendo que es muy importante que hable desde mi propia experiencia –siguió la actriz de Reality Bites (1994)–, porque obviamente no estuve ahí durante su matrimonio con Amber, pero, desde esa experiencia, que fue tan diferente, me shockeó, me confundió y me enojó por completo cuando supe de las acusaciones en contra de él. La idea de que es una persona increíblemente violenta es lo más alejado del Johnny que yo conocí y amé. Y no puedo hacerme a la idea de que estas acusaciones sean reales. El nunca jamás fue violento conmigo. Nunca fue violento o abusivo con nadie frente a mí. Honestamente, yo sólo lo conozco como un hombre realmente bueno –un tipo increíblemente amoroso, cuidadoso que era tremendamente protector conmigo y las personas que amaba, y que me hacía sentir completamente segura”.

El final entre ellos había sido cualquier cosa menos bueno. Deprimida, Ryder, que era “virgen de todo” cuando lo conoció y asegura que se dio incluso su primer beso fuera de la ficción con el actor, también se refugió en el alcohol y vivió un episodio casi fatal, cuando se quedó dormida con un cigarrillo encendido en un cuarto de hotel, mientras crecían las versiones sobre el nuevo noviazgo de él con la supermodelo Kate Moss. Sin embargo, en su testimonio ante el tribunal inglés, no dejó lugar a dudas: “Yo no quiero llamar mentirosa a nadie, pero desde mi experiencia con Johnny, me es imposible creer que estas acusaciones horribles sean ciertas. Y me enojan muchísimo, conociéndolo como lo conozco”.

La prensa británica bautizó de inmediato a la historia entre Depp y Moss, que estuvieron juntos entre 1994 y 1998, como un “romance cocainómano”. Kate siempre lo recordaría como la primera persona que realmente se preocupó por ella en una industria descarnada que la había explotado desde que era apenas una adolescente. Los episodios con los que llenaban las tapas de los tabloides por entonces eran considerados parte de la estética de la época, de la que ellos eran los dos máximos exponentes.

Que vivieran de fiesta, siempre borrachos, y también drogados, o que destrozaran hoteles en sus peleas –él terminó preso después de una discusión en el The Mark de Nueva York y tuvo que pagar US$10.000 por los daños que atribuyó a “un armadillo escondido en el placard”; a ella le prohibieron para siempre la entrada al Hotel de Cap de Cannes, después de uno de sus últimos encuentros– era parte de lo que los paparazzi y los editores de revistas adoraban en ellos: el grunge, el heroin chic, el estilo peligrosamente rebelde y enfermo que ya le había costado la vida a Phoenix en el Viper Room de Hollywood.

Cuando se conocieron en el Café Tabac de Nueva York, en enero de 1994, Moss tenía 19 y Depp, 30. Ella ya era venerada en Londres, pero estaba terriblemente sola: “Nadie había sido capaz de cuidarme y, mientras estuvo conmigo, Johnny lo hizo. Encontré que podía creer en él y en lo que me decía. Podía preguntarle ‘¿Qué hago?, y él me aconsejaba. Supe desde la primera vez que nos vimos que íbamos a estar juntos”, dijo Moss en 2017 a Vanity Fair.

La jueves pasado, en el juicio por difamación que Depp inició contra Heard en Virginia, la actriz de Aquaman justificó que le pegó en la cara a su ex marido porque su hermana Whitney se interpuso en una discusión entre ellos justo en una escalera y eso le recordó un supuesto incidente en que el actor habría empujado a Moss escaleras abajo cuando era novios en los noventas, algo que ya había declarado antes en los tribunales británicos: “Ella estaba tratando de hacer que Johnny se detuviera. Estaba de espaldas a la escalera, y Johnny se balancea hacia ella… –declaró Heard–. No lo dudé ni un segundo, instantáneamente pensé en Kate Moss y las escaleras.”

Ella nunca lo acusó de algo semejante, pero tampoco testificó en el juicio y son raras, en general, sus declaraciones en los medios. Sin embargo, la entrevista en la que accedió a hablar de Depp con Vanity Fair fue en 2017, cuando ya había estallado el escándalo entre el actor y Heard. En esa nota contó que, cuando se separaron, porque ella quería tener hijos y él no estaba listo, lo extrañó muchísimo. “Había perdido a la persona en la que más confiaba. Fue una pesadilla. Años y años de llorar, ¡ay, cuántas lágrimas!”, dijo como para sentar posición en favor de su ex.

Johnny, por su parte, siempre se culpó por la ruptura, y en una conversación con la revista Hello, en 1998, dio algún indicio sobre lo que hoy se entendería a las claras como una relación tóxica: “Nunca antes había sido tan emocional con una mujer. Fui un estúpido, porque teníamos muchísimo. Me hago cargo de lo que pasó –me puse difícil de tratar, dejé que el trabajo se metiera en el medio y no le presté la suficiente atención. Me convertí en alguien horrible en la convivencia, créanme, puedo ser un tarado a veces”.

Pero, como en todas las oportunidades anteriores, Depp encontró rápidamente consuelo en los brazos de un nuevo amor. El actor conoció a Vanesa Paradis mientras filmaba La novena puerta en París con Roman Polanski en 1998. Se enamoró perdidamente de la actriz y cantante francesa en cuanto la vio: “Tenía puesto un vestido con la espalda descubierta, y le vi primero esa espalda y el cuello, y después se dio vuelta y le vi los ojos y ¡boom!”.

Con ella sí sintió que estaba listo para formar una familia: Lily-Rose nació el 27 de mayo de 1999; John Christopher “Jack” Depp III, el 9 de abril de 2002. Estuvieron juntos catorce años; el actor había conocido a Heard mientras filmaba The Rum Diary en 2009 y la separación se hizo oficial en 2012.

Un año después, le dijo sobre la ruptura a la Rolling Stone: “No fue fácil para ella. No fue fácil para mí. No fue fácil para los chicos. No hace que se termine el hecho de que esa persona te importa, que es la madre de tus hijos, que la vas a conocer para siempre, y que siempre va a estar en tu vida precisamente por esos chicos. Y tenés que tratar que salga de la mejor manera.”

Paradis respalda cada una de esas palabras con su apoyo incondicional desde que salieron a la luz las primeras acusaciones de Heard, aún cuando el padre de sus hijos la dejó por esa mujer: “Fuimos amigos por catorce años y criamos dos hijos hermosos –declaró en 2020–. Es un hombre generoso, atento, amable y para nada violento. Sé lo que alega Amber Heard, pero no tiene nada que ver con el Johnny que conozco; nunca fue violento o abusivo conmigo”.

Como todas sus otras ex, sostiene al pie de la letra el testimonio de Depp: “Nunca llegué al punto de golpear a Amber de ninguna manera, como tampoco he golpeado a ninguna otra mujer en mi vida”. Y aunque, como dice Ryder, sólo puede hablar por su experiencia, la suya es, por lo menos, una experiencia común a siete mujeres públicas y dispuestas a defenderlo.