Pasan los años y la calle Sucre de Barrio Industrial, sector Campo Claro de Barcelona, se mantiene con un desbordamiento de aguas servidas, que además forma una laguna en la intersección con la calle Democracia a la cual los lugareños han denominado ”la piscina olímpica del gobernador de Anzoátegui”.
Javier A. Guaipo // Corresponsalía lapatilla.com
Según el vecino Félix Bastardo, esta situación lleva casi tres décadas perjudicándolos y ningún gobernante se ha tomado la molestia de aportar una solución de fondo, sino que ponen “puros pañitos calientes”.
“Ya nuestros pulmones prácticamente se han adaptado a la putrefacción, pero más de uno en algún momento hemos presentado dengue, paludismo o sarna. Y esto es algo que conoce el mandatario regional Luis Marcano, pues cuando era alcalde vino para acá y se comprometió a solventarnos esto, pero seguimos esperando”, aseguró.
De igual manera precisó que el origen de la problemática es la obstrucción de los drenajes que van desde esta comunidad hasta la antigua Vía Alterna. “Cuando llueve no se puede salir a la calle. Y el que sale, tiene que hacerlo con una bolsa en los pies para evitar una infección porque eso es pura cloaca”.
Por su parte, Alberto Plana resaltó que la constante presencia de agua en la vía pública ha deteriorado el pavimento, al punto de obligar a los que tienen vehículos a utilizar entradas alternativas para ingresar a la comunidad.
“Una de las cosas más tristes y a la vez peligrosas es que la laguna de cloacas está justamente atrás del comedor de la escuela Pedro Arnal. Y normalmente todo eso se devuelve por los inodoros e impregna el área donde los niños se alimentan”.
El lugareño agregó que en múltiples ocasiones han hecho el reporte a la Hidrológica del Caribe (Hidrocaribe), a la gobernación del estado y a la alcaldía de Barcelona, pero no terminan de concretar nada.
“El jefe de servicios públicos del ayuntamiento capitalino, Franklin Marín, conoce el problema como la palma de su mano. Aun así, todo sigue igual”.
“Una vez más hicieron el llamado a las autoridades a que resuelvan este caos, pues, las más de 40 familias que viven afectadas directamente están hartas de convivir con esa “pudrición”.