No es la primera vez que una persona se encuentra con dinero de más en su cuenta bancaria. Pero sí muy pocas cuando ese “error de transferencia” supera los 400.000 dólares.
Por: Clarín
El caso ocurrió en 2015 y tuvo agravante: el dueño de la cuenta no reconoció el reclamo del depositante y utilizó el dinero para comprarse dos autos de lujo y cancelar dos préstamos personales a los pocos de haber recibido el dinero.
La denuncia llegó a los tribunales y tras un largo proceso judicial la sentencia definitiva se dio a conocer recientemente: dos años y un mes de prisión por apropiación indebida y por falsedad documental, entre otras causas.
Cientos miles de errores
El protagonista del caso fue el gerente de una empresa rumana que en aquella época tenía un contrato con una empresa de construcción para realizar un pequeño proyecto.
En el año 2015, una empleada administrativa de la constructora debía transferirle al gerente unos 1.700 dólares, pero por error terminó girando 433.000 dólares (equivalentes a 407.000 euros).
Cuando se dio cuenta de la equivocación, la mujer contactó de inmediato al gerente de la empresa proveedora y le pidió que le devolviera el dinero. Pero jamás tuvo respuesta.
Según se ha demostrado en el proceso judicial posterior, el gerente declaró no haber recibido tal cantidad, manifestando que estaría pendiente por si la recibía.
Sin noticias a la vista, la administrativa intentó volver a comunicarse con él durante ese mismo día y en días posteriores pero el directivo jamás contestó a sus mensajes. Por el contrario, su teléfono aparecía apagado o fuera de cobertura.
Más tarde se interpuso una denuncia y, tras la investigación, se demostró que el gerente contaba con dos préstamos a su nombre que fueron cancelados solo unos días después de recibir la importante cantidad de dinero en su cuenta.
Dicha acción fue una de las que permitió su procesamiento. Aunque el acusado dejaría aún más rastros de un dinero que no le pertenecía, porque además se compró dos BMW: un Serie 6 Gran Coupé y X5.
Después de un largo proceso judicial de casi siete años, el Tribunal de Apelaciones de Timisoara condenó a prisión al directivo, lo multó económicamente y además le quitó los dos vehículos.