Solo pintura y algunas reparaciones superficiales es lo que ha recibido la Unidad Educativa Padre Luis Antonio Ormieres, ubicada en La Muralla parroquia San Simón de Maturín, luego de ser objeto del hampa en los últimos dos años. La mayoría de los espacios fueron vandalizados por los delincuentes que se llevaron, entre otras cosas, techos, cocinas, bombonas y compresores.
Corresponsalía lapatilla.com
Con una matrícula de 1.043 estudiantes de primero a sexto año de diversificado, esta institución educativa presenta problemas de infraestructura: unos a causa de la falta de mantenimiento y otros provocados por los maleantes.
En muchos salones, se presentan goteras, porque los choros caminan por los techos, lo que rompe las láminas de zinc y al menos tres módulos no cuentan con electricidad, porque se robaron los cables subterráneos.
La directora de este plantel, Sonia Cedeño, contó que esta institución tiene 59 años de construida y lamenta que en los dos años de pandemia que estuvo cerrada, los delincuentes no tuvieron piedad para causar destrozos.
“El vandalismo dañó los laboratorios donde se llevaron los aires acondicionados, los compresores, la biblioteca la tuvimos que mudar temporalmente, porque donde estaba, las condiciones eran muy malas. Teníamos una cancha techada donde se llevaron todos los techos, incluso, una parte de los tubos. Un depósito que tenía el personal obrero también se robaron los techos”, dijo Cedeño.
Con más de mil alumnos estudiando, la infraestructura solo cuenta con tres baños que funcionan con deficiencia, pues también tienen filtraciones y carecen de agua. Uno de ellos está colapsado, porque las raíces de grandes árboles han tapado las tuberías.
“Tenemos un auditorio que desde hace mucho tiempo no se le hace mantenimiento. Con apoyo de un grupo de personas que usan las canchas para hacer deporte, se ha logrado desmalezar la cantidad de monte que puede crecer más de un metro. Lo que es muy deficiente es la vigilancia nocturna, porque la inseguridad actúa sin problema”, explicó la profesora.
El centro educativo cuenta con un taller donde se llevaron las dos cocinas que quedaban, así como tres tanques ubicados en la parte externa. Es importante reiterar que estos hechos ocurrieron en medio del cierre por la pandemia.
“El vandalismo ha sido tal que hasta las puertas y ventanas se han llevado, como ocurrió en un depósito que antes eran los Centros de Capacitación Laboral, y también en el laboratorio que tenemos de biología. Desde noviembre, tenemos tres módulos sin electricidad, allí funcionan salones de clase, talleres que están cerrados por la misma situación y la oficina de Control de Estudios donde intentaron meterse a robar”, puntualizó la directora.