El calvario del secuestro para la familia Angulo Castañeda comenzó en la Semana Santa del año 2000 cuando guerrilleros de las antiguas FARC se llevaron a la pareja, formada por Gerardo Angulo y Carmenza Castañeda, ambos de 68 años. Una tragedia que 22 años después aún no termina.
No acaba porque los dos fueron asesinados y hoy la familia sigue buscando los restos de Gerardo. Los de Carmenza fueron ubicados y recuperados en octubre del año pasado, cuenta a Efe Helmut, uno de los cinco hijos del matrimonio.
Su caso es uno de los muchos que conmovieron al país esta semana cuando fueron relatados en las audiencias que la Justicia Especial para la Paz (JEP) hizo en Bogotá como parte del proceso que sigue a los últimos jefes de la FARC por los secuestros de miles de personas.
“El Estado fue ausente en este caso durante 21 años”, dice Angulo, quien lamenta que los secuestros de los que más se habla son los que afectaron a “políticos, militares, a Íngrid Betancourt (…), pero no de los que montamos en (los autobuses de) Transmilenio, de los que caminamos por el centro de Bogotá a pie”.
Y es que las pesquisas para dar con el paradero de la pareja las hicieron sus familiares y solo hasta el último momento tuvieron el acompañamiento de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD).
LA CELEBRACIÓN QUE NO SE HIZO
Las FARC se llevaron a la pareja en su vehículo, un viejo todoterreno en el que se transportaban a diario desde la localidad de La Calera hasta Bogotá para atender sus asuntos.
Ese mismo año iban a celebrar sus bodas de oro, cincuenta años de un matrimonio con cinco hijos: William, Patricia, Héctor, Magnolia y Helmut.
Los dos fueron trasladados por los guerrilleros al Sumapaz, una región controlada en ese entonces por el sanguinario Henry Castellanos Garzón, alias Romaña, asesinado en Venezuela el año pasado luego de abandonar el proceso de paz.
“No es cierto que las FARC solo secuestraban a personas adineradas o a políticos, no. Secuestraban a personas del común”, sostiene Helmut.
Las FARC se ensañaron con la familia Angulo a la que exigieron un rescate de 800 millones de pesos (unos 206.000 dólares de hoy). Luego de varias llamadas, la guerrilla bajó sus exigencias a 350 millones de pesos (cerca de 87.000 dólares actuales).
De nada valieron los ruegos para que les respetaran la vida porque meses después del secuestro los asesinaron.
“La orden (de asesinarlos) la dio alias ‘Romaña’ porque al parecer no podían caminar igual de rápido que los demás secuestrados”, dice Helmut con la voz quebrada.
AVANCES Y 12 INTENTOS
Enterados por las autoridades de que sus padres habían sido asesinados en cautiverio, los hijos se dedicaron a buscar los cuerpos. Tocaron muchas puertas, hicieron cientos de llamadas, visitaron cárceles, conversaron con guerrilleros, exguerrilleros, lugareños y hasta con personas que estuvieron secuestrados con sus padres, sin resultados concretos.
Después de mucho indagar, llegaron hasta una zona rural de San Juanito, población del departamento del Meta (centro), donde hicieron sin éxito once exploraciones sobre el terreno, hasta que en octubre pasado, 21 años después del secuestro, fueron hallados los restos de doña Carmenza.
La Unidad de Búsqueda, el Equipo Colombiano Interdisciplinario de Trabajo Forense y Asistencia Psicosocial (Equitas), y la Comisión Colombiana de Juristas, ayudaron a recuperar el cuerpo.
Fue un momento de sentimientos encontrados porque no estaban los restos de su padre. “Todo estaba dado para que los hallaran en el mismo lugar. No sabemos qué pasó”, comenta Helmut.
Las tareas para confirmar que son los restos de su madre siguen en la justicia y la familia evalúa si los devuelve a la montaña para que acompañe a su padre, como lo hizo siempre, o los sepultan en otro lugar.
“Es una idea que se tiene (devolver los restos a la montaña). Lo pensamos, lo seguimos pensando”, expresa Helmut, mientras agacha la cabeza y llora al recordar a sus viejos.
LAS FARC RECONOCEN EL CRIMEN
Durante las audiencias de la JEP, las FARC reconocieron que secuestraron a comerciantes, hacendados, comerciantes y ganaderos, entre otros, para obtener dinero.
Allí, Jaime Alberto Parra, alias El médico, admitió su responsabilidad en el secuestro, tortura, asesinato y desaparición de los esposos Angulo Castañeda, a quienes sometieron a infames caminatas por las montañas.
“Fuimos nosotros, como extinta organización guerrillera, quienes los tuvimos cautivos, quienes los forzamos a caminar, quienes los asesinamos y los desaparecimos”, dijo el desmovilizado jefe guerrillero.
En la audiencia estaba Héctor Angulo, que al igual que sus otros hermanos ha dedicado su vida a encontrar a sus padres.
Exsecuestrados han relatado que Carmenza casi no podía caminar porque estaba enferma y que su esposo rasgaba su ropa para hacer vendas y ponerlas en los pies de su esposa, quien el día del secuestro no quiso dejarlo solo.
“Lo más terrible en este hecho es que los señores Gerardo y Carmenza eran adultos mayores, no estaban en condiciones de resistir el cautiverio”, reconoció el exjefe guerrillero.
Pese al dolor de perder a sus padres, Helmut dice que es hora de pasar la página, pero sin olvidar. Y por eso espera que el informe que la Comisión de la Verdad divulgará el próximo martes refleje lo que “realmente pasó en los años de guerra”, que no tenga sesgos y que sirva para que el país se una y trabaje por la paz.
“Tenemos que unirnos como país y ese informe final debe estar encaminado a eso. El próximo gobernante debe tener claro que ese es el objetivo de ese tema, no polarizar más al país”, apostilla.
EFE