Treinta años después de su muerte, el español José Monje Cruz, Camarón de la Isla, sigue siendo una leyenda del arte flamenco. Su mirada, tímida y penetrante, vuelve ahora a las calles de su ciudad natal, San Fernando (Cádiz, suroeste), como aún preguntándose qué cantó, qué hizo para convertirse en un mito.
En el treinta aniversario de su fallecimiento que se cumple este sábado 2 de julio (murió un día como hoy, en 1992), San Fernando ha querido recuperar la presencia de este gigante. Y Camarón se ha hecho presente en un mural gigante de una fotografía de Joaquín Hernández, Kiki, desde la que el cantaor mira a los ojos a todo aquel que lo mira. El fotógrafo jerezano Juan Carlos Toro se ha encargado de convertir aquella fotografía, tomada en 1991, poco antes de que el zarpazo del cáncer se asomara a su vida, en una instalación de diez por diez metros, desde la que el artista legendario puede contemplar también el centro de interpretación sobre su vida y su arte.
Este museo, que ha recibido 50.000 visitas en su primer año de existencia, alberga el legado y recorre la historia del cantaor que revolucionó el flamenco y lo hizo universal. “Viene mucha gente joven, les gusta mucho ver su ropa, sus cosas, preguntan hasta por el número de pie de sus zapatos”, explican en el ayuntamiento de la localidad.
La timidez de un genio
Al museo se añadió, temporalmente y para celebrar este aniversario, la imagen gigante de Camarón de la Isla que el fotógrafo gaditano Kiki le tomó en su camerino tras un concierto que ofreció en julio de 1991 en Cádiz, la capital de la provincia. “Camarón era un hombre de cierta timidez, en el escenario se transformaba. No era muy amigo de los fotógrafos, no le gustaba posar”, recuerda el fotoperiodista.
Pero aquel día… “Me dejaron entrar al camerino cinco minutos -explica-, estaba sentado con su mujer y rodeado de toda su familia y un montón de gente. Empecé a pedirle que me mirara, pero le costaba. Tanto insistí que me atravesó con la mirada, fue un instante”. La foto decora ahora una fachada en la entrada de San Fernando, la misma zona por la que hace 30 años el féretro de Camarón, fallecido en Barcelona (noreste español), entró a la ciudad a hombros de una multitud que tardó horas en llevarlo hasta el salón municipal de plenos. Al día siguiente fue enterrado en el cementerio local.
Kiki también estuvo allí, y una selección de las imágenes que tomó conforman la exposición “30 años sin Camarón”, que se inaugurará este mismo mes.
“Ese recorrido del féretro fue el momento en el que Camarón pasó de ser un gran artista a ser una leyenda, un mito, la gente quería acompañarle con el fervor que se profesa a un líder espiritual”, rememora Kiki.
Y un gran concierto flamenco servirá mañana también para recordarlo porque treinta años después “la sombra de Camarón es muy alargada y va a abarcar otros 30 años más, y otros 300”, comenta a Efe el músico Jorge Pardo, que a los 17 años lo conoció en un estudio de grabación de Madrid en el que se preparaba el famosísimo disco “La Leyenda del Tiempo”.
EFE