Ya crecimos, ya aprendimos / somos lo que fuimos nuevamente / más allá del tiempo y de la muerte / te amo para siempre, canta Axel en “Somos lo que fuimos”, una canción introspectiva y post pandémica escrita desde lo más profundo de su corazón de artista. “Una balada de amor en el piano, lo que la gente conoció desde mis inicios”, apunta el músico al comienzo de la charla con Teleshow, como para dejar con orgullo su sello de artista. Y no oculta la felicidad por su nueva criatura y por su excelente momento profesional, en un año que lo recibió cantando en el Teatro Colón y continúa con una gira por Argentina y América Latina.
Por Infobae
Con 20 años de carrera profesional y una vida ligada a la música, Axel elogia el amor en diferentes momentos y situaciones de la vida, y cuando canta: Éramos tú y yo cuidándonos la espalda / proyectando sueños, pensado en mañana, parece hablarle al espejo para ver las marcas de la resiliencia. De esa infancia moldeada a golpes paternos que supo entender y perdonar, y de las denuncias en su contra por abuso que afrontó con el abrazo de los suyos. Y allí aparecen también el éxito inesperado de “Amo”, un puente entre el artista callejero y el consagrado, la vida con su pareja, Delfina, y sus cuatro hijos en familia lejos de la ciudad, y el amor como punto de llegada más que de partida. “Soy un romántico y me gusta hablar de eso”, sentencia, haciéndose cargo y dispuesto a reivindicarse.
—¿Sos romántico en tu vida o queda todo para la música y para los fans?
—Yo soy romántico con Delfina, con mis amigos, con mis hermanos. Era romántico con mi mamá. El romanticismo es estar atento, ser el primero en saludarte por el cumpleaños. En Argentina es una palabra muy manoseada, se ve como algo cursi.
—¿En la música también se lo prejuzga?
—Sí, pero cada vez menos. Creo que las nuevas generaciones rompieron ciertos conceptos que son más de Argentina, que es el único país donde el artista que hacía canciones de amor, el 90% de su público era femenino y los hombres no se hacían cargo de que les gustaba. En cambio, en Latinoamérica el público es 50 y 50, son parejas o grupos de amigos que vienen solos.
—Es tan antiguo criticar a alguien por la música que escucha…
—Pero es un rasgo del humano, prejuzgar y juzgar.
—Estamos en un momento de cuestionar todo eso.
—Está bien la transición que estamos viviendo, y tampoco se puede pedir un cambio de un día para el otro. Y me parece que hay que ponerse en el lugar de las demás personas siempre; eso también es ser romántico. Las nuevas generaciones nos están dejando mucho para aprender y me parece que desde lo musical, también. La mayoría de los artistas nuevos colaboran entre sí, y en mi época eso no pasaba en ningún género. Era la competencia, era Soda o Los Redondos, y nunca iban a tocar juntos. Cuánto perdimos nosotros sin hacer eso.
—Las plataformas y las exigencias de sacar un tema cada dos semanas y meterlo entre los primeros que hay que bancar.
—Depende quién se quiere subir a eso. Buscá hacer algo de calidad, algo genuino, novedoso, que es muy difícil también. Y hay que tomar en cuenta que vivimos en una sociedad demasiado urgente, inmediata, en la que queremos que todo suceda ya, que dé resultado. Si yo quisiera que “Somos lo que fuimos” en el primer día tenga un millón de views en YouTube, no estoy confiando en la canción. Pero sé que un día va a llegar a ese millón porque es buena y es genuina.
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