Los nuevos requisitos de visados impuestos por varios países de América Latina han provocado un aumento significativo del número de venezolanos que atraviesan la peligrosa selva en la frontera entre Colombia y Panamá, conocida como el Tapón del Darién, exponiéndolos a abusos aberrantes, señaló hoy Human Rights Watch.
La cantidad de venezolanos que cruzan el Darién en dirección a Norteamérica ha aumentado dramáticamente a medida que varios países han impuesto requisitos de visado que dificultan que los venezolanos viajen en avión a México y Centroamérica. Los ciudadanos venezolanos han superado a los cubanos y haitianos como la población más numerosa que cruza el Darién en 2022, y ahora representan más de un tercio del total de los migrantes que utilizan este peligroso camino.
Durante días enteros caminando través de la selva, los migrantes de numerosas nacionalidades sufren reiterados robos y graves abusos, incluyendo violaciones sexuales. También se enfrentan a peligros ocasionados por condiciones naturales, tales como ríos caudalosos y animales salvajes.
“Quienes huyen de las crisis de derechos humanos en la región deben tener una manera segura y ordenada de buscar protección en otros países”, señaló Tamara Taraciuk Broner, directora en funciones para las Américas de Human Rights Watch. “Las autoridades de la región que recientemente firmaron la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección deben revertir de manera urgente las medidas sobre inmigración que están obligando a migrantes y solicitantes de asilo a tomar caminos peligros, como el Tapón del Darién”.
El 10 de junio de 2022, 20 países, entre ellos Estados Unidos, México, Costa Rica, Panamá y Honduras, firmaron la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección durante la Cumbre de las Américas, celebrada en esa ciudad. La declaración, liderada por el presidente de EEUU. Joe Biden, incluye compromisos para fortalecer y ampliar las vías para que las personas puedan migrar y solicitar asilo de forma segura y legal, así como para asegurar la rendición de cuentas de quienes cometen abusos contra migrantes.
En abril y mayo, Human Rights Watch viajó a Necoclí, en Colombia; y Metetí, Canaán Membrillo y David, en Panamá, para documentar los abusos contra migrantes y solicitantes de asilo de todas las nacionalidades que cruzan el Tapón de Darién, y evaluar los sistemas de las autoridades para proteger a los migrantes y garantizar el acceso a la justicia. Human Rights Watch entrevistó a más de 100 migrantes y solicitantes de asilo, incluidos decenas de venezolanos, así como a trabajadores humanitarios y funcionarios del gobierno panameño, incluido el Fiscal General Javier Caraballo, la Viceministra de Salud Ivette Berrío y la Viceministra de Relaciones Exteriores Marta Elida Gordón.
La mayoría de los migrantes que hacen el peligroso viaje a través del Tapón de Darién lo hacen porque no pueden obtener visas para viajar al norte en avión. Durante años, la mayoría han sido cubanos y haitianos. Desde enero de 2022, México, Costa Rica, Honduras y Belice han impuesto nuevos requisitos de visa a personas de países cuyos ciudadanos han estado llegando a la frontera sur de EE. UU. en mayor número, incluidos los venezolanos. Muchos venezolanos dicen que viajan a través del Tapón de Darién porque estos requisitos de visa han limitado su capacidad de tomar rutas más seguras para buscar protección en los Estados Unidos.
En algunos casos, los gobiernos habrían impuesto estas nuevas restricciones de inmigración en respuesta a la presión de los Estados Unidos. En una audiencia en el Senado de EEUU de mayo de 2022, un funcionario del Departamento de Estado dijo que, cuando EE. UU. ve un aumento en la llegada de personas de cierta nacionalidad a la frontera sur, comunica esa información a los gobiernos de la región para “buscar áreas de asociación”. Los países pueden entonces decidir “a través de su propio proceso soberano de toma de decisiones… imponer visas a esas nacionalidades para asegurarse de que aquellos que llegan por aire no tengan la intención… [de emigrar] a los Estados Unidos”, dijo el funcionario. Luego, la administración de Biden continúa “trabajando en asociación” con otros países “para garantizar que la ruta no se desvíe” a través de otro país, dijo.
En 2021, un récord de 133.000 personas cruzaron el Tapón de Darién, incluidos 29.000 niños, según datos oficiales de las autoridades panameñas. En los primeros cuatro meses de 2022, la cantidad de migrantes y solicitantes de asilo que cruzan la brecha casi se duplicó con respecto a los mismos meses de 2021. Las autoridades panameñas dijeron a Human Rights Watch que se espera que la cantidad total de migrantes que cruzan la brecha aumente en 2022.
La mayoría de los venezolanos que cruzaron la brecha dijeron a Human Rights Watch que estaban escapando de las duras condiciones económicas de su país y de la dificultad para acceder a las necesidades básicas, en particular medicamentos y alimentos, debido a la emergencia humanitaria del país. Algunos dijeron que las autoridades gubernamentales, las fuerzas de seguridad o las pandillas los habían perseguido. Mientras que algunos habían vivido en otros países latinoamericanos inmediatamente antes de su viaje, muchos otros dijeron que habían salido de Venezuela en las últimas semanas.
Volar a México o América Central no solo es más seguro que el viaje por tierra, sino que probablemente sea más barato, según entrevistas con migrantes. El viaje al Tapón de Darién podría costar cientos o incluso miles de dólares. Los migrantes que cruzan la brecha de Darién actualmente están tomando dos rutas, descubrió Human Rights Watch. Algunos pagan una tarifa de US$300 por pasajero por un bote desde Capurganá, en Colombia, hasta Carreto, en Panamá, y caminan de 2 a 5 días por la selva, una ruta más segura, donde se han reportado menos abusos. Los que no pueden pagar esa cantidad caminan de 6 a 10 días por la selva desde Capurganá.
Muchos migrantes que han tomado esta ruta más larga dijeron que fueron asaltados por pandillas que los robaron y amenazaron. Entre enero y mayo, Médicos sin Fronteras (Medecins Sans Frontieres, MSF) brindó asistencia médica y psicológica a 89 mujeres de diversas nacionalidades que sufrieron abusos sexuales en el Tapón de Darién.
Los trabajadores humanitarios dijeron que debido a que muchos migrantes venezolanos carecen de dinero suficiente, es más probable que tomen la ruta más larga y peligrosa. Algunos duermen en una playa de Necoclí, Colombia, durante varios días hasta que pueden obtener suficiente dinero, a menudo recogiendo basura, para continuar su viaje.
La mayoría de los niños no acompañados que toman la ruta del Tapón del Darién son venezolanos, según las autoridades panameñas y los trabajadores humanitarios. Algunos iniciaron su viaje sin sus padres; otros perdieron el contacto con ellos en el camino.
Una mujer venezolana de 21 años que cruzó el Tapón del Darién con cuatro amigos en abril, camino a Estados Unidos, dijo que huyó de Venezuela debido a “la grave situación del país”. Un grupo de hombres encapuchados de negro y con un ‘machete’ les robaron cuando cruzaban. La mujer y sus amigos dijeron que originalmente planeaban volar a México, pero decidieron tomar la ruta de Darién después de que entraron en vigor los requisitos de la visa.
Una mujer embarazada de 32 años dijo que huyó de Venezuela con su pareja porque no pudieron obtener suficientes alimentos y medicamentos. Un grupo de hombres los asaltó en la selva. Pasaron días sin comer. Dijo que estaba sangrando cuando llegó a Panamá y recibió tratamiento médico de los trabajadores humanitarios allí.
“Nos sería imposible obtener la documentación para viajar regularmente a México”, dijo su pareja, refiriéndose tanto a la documentación venezolana como a la visa. Los investigadores de Human Rights Watch los vieron días después, cruzando a Costa Rica y continuando su viaje a los EE. UU.
El número de venezolanos detenidos por las autoridades migratorias mexicanas después de ingresar al país de manera irregular ha aumentado dramáticamente desde que entraron en vigencia los nuevos requisitos de visa. Según cifras oficiales, las autoridades mexicanas detuvieron a 6.666 venezolanos en los primeros cuatro meses de 2022, en comparación con 96 en los mismos cuatro meses de 2021.
También ha aumentado el número de venezolanos que buscan asilo en México. En los primeros cuatro meses de 2022, 4270 solicitaron, en comparación con 6192 en todo 2021. Los solicitantes de asilo en México a menudo se ven obligados a esperar meses o años en condiciones terribles para obtener un estatus legal.
Los requisitos de visa son particularmente difíciles de cumplir para los venezolanos que con frecuencia no tienen pasaportes u otra documentación requerida. Los documentos oficiales, incluidos los certificados de matrimonio y nacimiento, son difíciles de obtener en Venezuela y en el extranjero, dado que los servicios consulares venezolanos son escasos. Si bien la tarifa oficial para obtener un pasaporte en Venezuela es de aproximadamente US$200, algunos oficiales cobran más. Esta tarifa es inasequible para la mayoría de los venezolanos, a quienes se les paga el salario mínimo de alrededor de US$28 al mes.
“Las restricciones migratorias impuestas por los gobiernos de México y Centroamérica no han disuadido a miles de migrantes de dejar sus hogares para buscar protección en el extranjero”, dijo Taraciuk Broner. “En cambio, han llevado a muchos a tomar rutas peligrosas e irregulares, donde enfrentan graves riesgos y, a menudo, sufren abusos y violencia”.