El impulso de la economía no sólo depende de la instancia gubernamental, también necesita de las alianzas con el sector privado. Un trabajo en común que puede avanzar en esa recuperación nacional, cuando se necesitaría un estimado de $500 mil millones en 10 años y con la intervención decisiva de casi 75% desde las empresas. Un contexto que fue recordado durante el III Foro de Sostenibilidad Empresarial, con la participación de diversos representantes del sector privado.
Por La Prensa Lara
Alberto Vollmer, presidente del Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (Conapri) y de Ron Santa Teresa, reiteró la importancia de crecer desde lo interno y bajo ese reto de superar esa producción que se viene dando a menos del 30% de la capacidad instalada, con una competencia reñida entre costo y mercado. Desafío orientado a una inversión a largo plazo y “ser atractivos ante la necesidad de levantar la economía nacional con casi 75% de aporte del privado”.
Desde el Programa de las Naciones Unidas (PNUD), Yamel Pérez, señala la necesidad de cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible y a partir del diálogo comenzar a fijar las alianzas con el desarrollo de políticas. Menciona la necesidad de fortalecer con más asistencia técnica y así promover más capacidades, incluso hasta escuchando las necesidades de proveedores.
Los programas deben estar fortalecidos desde las gestiones, avanzando con la marcha digital que abarca hasta los microempresarios y hasta considerando la ruta del emprendimiento desde la formalidad de líneas de producción.
Al considerar los 17 objetivos de desarrollo sostenible, precisan la urgencia de atacar el hambre, asumir más acciones contundentes en aporte al clima y fortalecer las alianzas.
Para Jorge González Caro, representante nacional del Fondo de Población de las Naciones Unidas, todas las acciones se enfocan a partir del liderazgo que incide en el propósito del trabajo mancomunado por el mismo propósito, impulsado desde el mayor compromiso para avanzar y determinado por la voluntad de avanzar en la toma de decisiones. “Se habla de 2030 como si fuese lejano, pero vamos con el camino avanzado”, recalca en tono optimista.
También considera la pertinencia de mayor acceso al empleo joven, partiendo de la transición demográfica que arroja la mayoría en edades productivas y se disminuye en esos grupos de dependencia. Define una ruta que empieza desde el peso de la seguridad en inversión con la garantía de condiciones, junto al respaldo del aporte social y a la responsabilidad con el ambiente.
“El rol protagónico sigue desde las empresas y ese empeño de contribuir con el desarrollo”, destaca González con el llamado a organizarse desde mesas de trabajos.
Los análisis desde el grupo empresarial resaltan ese interés por trabajar con el llamado desde la gobernanza, fijando la seguridad de la inversión desde las condiciones ofrecidas por el Estado. Estabilidad que puede llevarse desde las auditorías permanentes y la rendición de cuentas.