La marina rusa cuenta desde este fin de semana con un nuevo submarino cuyo tamaño y potencial ha hecho que muchos países occidentales pongan sus ojos en él con temor. Bautizado con el nombre de Belgorod, en principio se utilizará para “expediciones científicas y de investigación”, ha asegurado el comandante en jefe de la Armada rusa, Nikolay Tevmenov, en declaraciones recogidas por la agencia estatal rusa TASS.
Por 20minutos.es
Este submarino fue entregado a la Armada rusa en una ceremonia oficial celebrada el 8 de julio en la ciudad de Severodvinsk, donde Tevmenov ha asegurado que Belgorod “abre nuevas oportunidades para Rusia en la realización de varias investigaciones y ayuda a llevar a cabo diversas expediciones científicas y operaciones de rescate en áreas remotas del mundo”.
Se trata de la construcción naval más grande de Rusia y el submarino más grande construido en 30 años: mide 184 metros de largo y pesa 30.000 toneladas, recoge el Daily Mail.
Además, este submarino puede transportar hasta seis torpedos nucleares ‘Poseidón’, con una carga útil nuclear de hasta 100 megatones, según el medio US Naval Institute News.
Este tipo de armamento no tripulado, bautizado por los expertos como el “torpedo del juicio final”, tiene una potencia como para producir un tsunami de hasta 500 metros de altura, y está diseñado además para causar una contaminación radiactiva generalizada y “devastadora”, similar a la de una bomba de cobalto, señalan desde este mismo medio estadounidense.
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Russian Navy submarine Belgorod, the largest sub built for 40 years and second only to the famous TYPHOON class (ref https://t.co/upHZRD6QuK) was commissioned today
Now in service with #Russian Navy
This will be armed with Poseidon and also spy subs. pic.twitter.com/xHBd2fX5zP
— H I Sutton (@CovertShores) July 8, 2022
Además, un documento ruso filtrado y traducido por la BBC en 2015 describía a los torpedos Poseidón como armas diseñadas para “destruir” ciudades costeras económicamente importantes al “crear amplias áreas de contaminación radiactiva, dejándolas inutilizables para actividades militares, económicas o de otro tipo durante mucho tiempo”.
Según describió la agencia estatal rusa TASS en 2020, la carga útil podría ser de hasta dos megatones para “destruir bases navales enemigas” y tener una profundidad de operación de más de un kilómetro.
El investigador británico Sidharth Kaushal, especializado en estrategias de Estado y poder marítimo en el Royal United Services Institute, apuntaba el año pasado en una entrevista en Daily Mail que una flota de vehículos submarinos no tripulados podría tener un valor estratégico para el presidente Putin.
“Belgorod es lo suficientemente grande como para actuar como una nave nodriza para un conjunto único de embarcaciones más pequeñas que tienen capacidades de inmersión profunda y la capacidad de manipular la infraestructura submarina”, ha advertido Kaushal.
En su opinión, “Belgorod no formará parte de la Armada rusa per se, lo que significa que sus acciones encubiertas y agresivas podrán ser negadas de forma efectiva”, concluía este experto.