Cientos de personas se arriesgan a atravesar el llamado Tapón del Darién buscando una mejor vida, pero lo que muchos no saben es que en esta zona fronteriza entre Colombia y Panamá lo más seguro es la muerte.
Muchos de estos migrantes y refugiados, en su mayoría de nacionalidad venezolana, haitiana y cubana, son abandonados por los coyotes y tristemente mueren ahogados y se exponen a gran cantidad de peligros cuando son abandonados a su suerte, en medio de una selva que para muchos representa el mismísimo infierno.
La semana pasada, el comisionado de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, David Smolansky confirmó el fallecimiento de cuatro migrantes venezolanos en esta región fronteriza, y según fuentes extraoficiales de Venezuela en lo que va de 2022 diez venezolanos han perdido la vida intentando cruzar esta selva.
De acuerdo con datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos, de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), durante el año 2021, en el Tapón del Darién se registraron 51 vidas perdidas de personas migrantes, en el año 2020 se registraron 26 y en el año 2019 se registraron 40.
En este documento de la OIM se evidencia que gran cantidad de personas migrantes fallecen en el Tapón del Darién y sus restos nunca son recuperados, por lo que las cifras presentadas en el más reciente informe que fue publicado el 2 de julio de 2022 solo reflejan una pequeña fracción del verdadero número de vidas perdidas en esta ruta migratoria, considerada una de las más peligrosas de América Latina.
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