Era una exitosa bioquímica y quemó con ácido a su marido para no dividir las ganancias

Era una exitosa bioquímica y quemó con ácido a su marido para no dividir las ganancias

Larissa Foreman tiene cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional.

 

 

 





A principios del milenio, Larissa Foreman tenía 43, un matrimonio con 20 años de historia, dos hijos y era una empresaria exitosa. Pero los entretelones de su divorcio la llevaron a una aberrante decisión.

Por: Clarín

En un recuento de su vida, puede decirse que mientras estudiaba en la Universidad, en la década del 80, comenzó a trabajar en un geriátrico. Allí conoció a Timothy Schuster, quien estaba estudiando enfermería.

A los pocos años se casaron y en 1985, nació primera hija, Kristin.

Cuando la pequeña tenía cuatro años, Larissa consiguió un empleo muy bien remunerado en un laboratorio de investigaciones en agrocultivos y se mudaron a Fresno, California. Al año siguiente, en 1990, nació su otro hijo, Tyler.

Al poco tiempo, Larissa dio un importante salto y abrió su propio laboratorio: Central California Research Labs.

Las ganancias crecían. Con ese marco de optimismo, decidieron comprar una casa más grande en Clovis, en las afueras de Fresno.

Larissa Foreman y Timothy Schuster estuvieron casados 20 años.
Larissa Foreman y Timothy Schuster estuvieron casados 20 años.

 

 

 

Las grietas del matrimonio

El crecimiento económico de Larissa fue exponencial. Mientras que Timothy continuó con el mismo nivel de ingresos.

Eso generó diferencias abismales e instaló un clima de discusiones constantes.

A principios de 2002, la relación se había deteriorado tanto que decidieron separarse. Larissa pidió el divorcio y ahí estalló una guerra.

Kristin, la hija mayor, ya estaba independizada. Pero Tyler todavía era menor y la tenencia de él fue uno los puntos álgidos.

Aunque el tema que desató la gran furia fue la división de las sociedades y propiedades. Larissa sentía que era injusto que él se llevara parte lo que ella había ganado. Y le echaba en cara que era un inútil para generar dinero.

Las primeras señales de alarma

Ya separados, dividieron los espacios exclusivos para cada uno dentro de la misma casa.

A Larissa, este arreglo no le resultó para nada adecuado. Sentía que todo era de ella y que su marido aprovecha el bienestar que ella había logrado.

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