La recaptura de Rafael Caro Quintero, el Narco de narcos, fue un trabajo de inteligencia complejo pero parte del plan se concretó gracias la traición de sus familiares, quienes fueron reclutados como informantes por la Administración del Control de Drogas (DEA).
Según funcionarios de la agencia norteamericana consultados por The Washington Post, los datos proporcionados por esos colaboradores fueron fundamentales para las investigaciones, cuya información fue remitida a las autoridades mexicanas.
Caro Quintero era requerido por la Justicia norteamericana desde 1985, acusado por el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar. Quintero había ordenado el secuestro y la tortura de Camarena tras descubrir que se había infiltrado en el cartel de Guadalajara en 1985. Tras salir de la cárcel, el capo narco se refugió en el Triángulo Dorado de Sinaloa y comenzó a montar una nueva organización que llevaba su nombre.
Aunque el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó un papel determinante de la DEA, el arresto del pasado 15 de julio resultó una culminación de años de trabajo que llevaron al operativo conjunto de la Secretaría de Marina Armada de México y una fuerza de tarea estadounidense designada con las iniciales del Narco de narcos, RCQ.
De acuerdo con el medio norteamericano, la deslealtad de los cercanos a Caro Quintero fue clave para descubrir por qué caminos de terracería se movía el objetivo. Incluso, apunta el diario, sabían las rutas que utilizaba para visitar a sus novias.
“Se movía en motocicleta y cuatrimoto, custodiado por equipos de seguridad que rotaban cada semana”, señaló el Washington Post con informes proporcionados por agentes de la DEA que trabajaron desde 2013 para llograr la recaptura, luego de que el capo fuera liberado por un amparo obtenido con supuestas fallas a su proceso judicial.
Según el reporte, de 2015 a 2022 se desplegaron 12 operativos fallidos de captura, por lo que agentes estadounidenses sospechan que hubo filtraciones de alto nivel, como si las autoridades mexicanas estuvieran protegiéndolo. Esas graves acusaciones no han sido contestadas por el gobierno de López Obrador.
La primera operación de la fuerza operativa RCQ tuvo lugar en 2015, según The Washington Post. Pero la investigación que condujo finalmente a su arresto empezó a perfilarse “al menos” hace ocho meses y contó con agentes antidroga estadounidenses y con veteranos de las fuerzas especiales de la marina mexicana.
La captura de Caro Quintero siempre fue un tema central de intercambio diplomático entre EEUU y México.
El Departamento de Justicia le planteó al canciller Marcelo Ebrard la necesidad de recapturar a Caro Quintero. El pedido podría pasar como trámite de cooperación binacional, salvo que la petición se hizo antes de que Estados Unidos accediera a liberar al general Salvador Cienfuegos Zepeda.
El ex titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) fue arrestado en octubre de 2020 por cargos de narcotráfico, cuando aterrizó con su familia en California en un viaje de vacaciones a Los Angeles. Pero fue repatriado el 18 de noviembre de ese año por negociaciones del gobierno mexicano, quien prometió investigarlo; aunque la Fiscalía General de la República finalmente exoneró al general en enero de 2021, tras indagatorias exprés.
Después de la devolución de Cienfuegos Zepeda, la agencia Reuters reveló que México prometió al entonces fiscal general William P. Barr que trabajaría con EEUU para detener a un líder de alto nivel prioritario. A cambio, serían desestimados los cargos que pesaban contra el titular de la Sedena de Enrique Peña Nieto.
“Les dejé claro a los mexicanos que recuperar a Caro Quintero era una de nuestras principales prioridades”, dijo el exfiscal Barr al Washington Post.
En enero del año pasado, ya con el general liberado de cargos en México y Estados Unidos, López Obrador aprobó el décimo operativo para dar con el Narco de narcos. Creían que tendrían éxito y la información de inteligencia fue otorgada por agentes que habían hablado con socios del fundador del Cártel de Guadalajara en Sinaloa.
Varios helicópteros Blackhawk de la Marina volaron al Triángulo dorado del narco y aterrizaron en el poblado de Babunica, del municipio de Badiraguato. Pero cuando los agentes se desplegaron en la zona, su objetivo ya no estaba. Ello ratificó sospechas por filtraciones.
Según Jesús Ramírez, vocero de la Presidencia de México, una pista para dar con Rafael Caro Quintero fue de un vecino que se quejó de una fiesta ruidosa la madrugada del 15 de julio. Pero esa versión contrasta con reportes consignados por el medio Ríodoce de pobladores de San Simón, pues saben que ahí se ocultaba desde 2021, sin ser molestado por nadie.
En Estados Unidos revelaron que el operativo de la semana pasada fue posible gracias a los informes reunidos por agentes de inteligencia de la DEA. El plan se determinó desde diciembre de 2021 con asistencia de fuerzas especiales veteranas y la Secretaría de Marina Armada de México.
Finalmente, tres helicópteros llegaron al pueblo de Choix. No dispararon. Se tomaron el tiempo necesario desplegándose por el caserío y acudieron a la vivienda número 6, pero no lo hallaron. Pero la sabueso Max olfateó a Caro Quintero oculto en un huerto de aguacates, donde estaba con dos escoltas que no manifestaron mayor resistencia.
Regresaron a la casa con techo de lámina, revisaron los tres cuartos y finalmente salieron de ahí. Luego el Narco de narcos fue trasladado vía aérea de Sinaloa a la Ciudad de México, de donde partió al penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México. Ahí permanece entre batallas judiciales y amparos que quieren frenar su extradición a Estados Unidos.
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