Silvestre Chuello se enteró de la muerte de su amiga Judith Cáceres Contreras de forma súbita, cuando fue divulgada la lista completa de los migrantes que iban en un autobús que volcó en Nicaragua. Pidió una llamada telefónica para comunicarse con un compatriota venezolano que se encuentra en Costa Rica y ahí confirmó sus sospechas.
Por Houston Castillo Vado / vozdeamerica.com
-¿Te diste cuenta de la muerte de los hermanos venezolanos en un accidente en Nicaragua?
-Sí, mi hermana murió ahí, la Judith -, le respondió su amigo al otro lado del teléfono. El silencio se apoderó de Chuello y del grupo que lo acompañaba en ese momento.
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Recientemente este venezolano había llegado a San José proveniente de Panamá junto a otro grupo que buscan llegar a Estados Unidos.
“Es muy difícil esto, venimos de una travesía en el Darién como para morir en un accidente de tránsito”, dijo visiblemente entristecido sobre la muerte de su amiga.
El fin de semana murieron en Nicaragua 16 migrantes en un accidente de tránsito, 15 de ellos eran venezolanos, en el primer incidente de tal magnitud que involucró a ciudadanos venezolanos que huyen de una de las peores crisis humanitarias que padece América Latina.
Migrantes de la región que atraviesan en su camino hacia EEUU por países como Nicaragua, Honduras, Guatemala, Ecuador y otros países, están expuestos a menudo a situaciones adversas que atentan en ocasiones con la integridad física de estas personas.
David Smolansky, comisionado de la secretaría general de la Organización de Estados Americanos para la crisis de migrantes venezolanos comenta a la Voz de América que “es sumamente conmovedor ver a compatriotas morir porque huyen de una dictadura” y recalca que quienes salen del país lo hacen por “necesidad”.
Según su cálculo, unos 6.2 millones de venezolanos han huido por persecución, inseguridad, por escasez de alimentos y medicinas, así como por la falta de servicios básicos en el país gobernado por Nicolás Maduro.
“Lamentablemente hay muchos que cuando tratan de huir de Venezuela han fallecido en alguna ruta migratoria”, enfatiza al tiempo que planteó lo que a su juicio podría únicamente detener este “deslave humano”.
“Que en Venezuela se restablezca la democracia, las libertades y el Estado de derecho”, sentenció.
Moisés Puerta es un venezolano de 30 años que llegó junto a Chuello a Costa Rica y planea pasar unos días intentando ganar algún dinero para poder llegar hasta México.
Explica que obtener dinero de las personas es más difícil en otros países empobrecidos y Costa Rica representa un destino donde la solidaridad se ha hecho notoria.
Durante su paso por la selva del Darién semanas atrás, explica que fue testigo de tragedias junto a sus compatriotas que junto a él salieron de forma masiva de Venezuela.
“Es trágico porque esto es un tema humanitario lo que vivimos los venezolanos, terrible. Durante esta travesía he visto a estos compatriotas, no solo morir, pasar muchas dificultades, mujeres que son violadas, trata de personas, personas secuestradas, es bastante terrible”, dijo.
Durante la conversación pidió a las organizaciones de derechos humanos que colaboren con los venezolanos para que obtengan un libre tránsito a los países que recorren.
“No queremos incomodar a nadie, queremos llegar a Estados Unidos, pero es muy difícil tomando en cuenta que la mayoría de países nos cierran las puertas”, señaló.
Recientemente Costa Rica se sumó a México y comenzó a pedir visa a los venezolanos para ingresar a sus países, y aunque la migración no ha cesado, ha puesto trabas para el tránsito de estos, aseguran los entrevistados.
Smolansky, que trabaja en la OEA con el tema de los refugiados venezolanos, indica que estos según las cifras la tercera nacionalidad de migrantes que mueren en el tránsito por llegar a un punto de destino, solo superado por los guatemaltecos y mexicanos.
Reconoce que existen varios puntos de riesgo para los venezolanos como la selva del Darién: “Es la selva más peligrosa del continente por una serie de características que confluyen ahí, como las temperaturas extremas en zonas de la selva”.
“Hay un río que atraviesa la selva y muchas veces está crecido, además de que está contaminado por cadáveres que se han descompuesto”, lamenta.
Smolansky alerta que en el Darién hay animales salvajes, reptiles muy venenosos y hay presencia de grupos irregulares armados que se dedican a la trata de personas, al tráfico de personas, roban las pertenencias y violan a las mujeres.
“No hay nada más peligroso que el Darién y por eso yo responsablemente he dicho que, a pesar de que cuando se huye de una dictadura uno no elige a dónde va ni cómo se va ni cuándo, los que puedan evitar la selva del Darién, evitenla, porque sus vidas corren peligro”, concluyó.