Ocurrió a finales de verano del año 1859. Impactaron contra la Tierra las eyecciones de una tormenta solar que provocaron la paralización de las comunicaciones del telégrafo y que provocaron que pudiera contemplarse las auroras desde el trópico. Si esa misma tormenta geomagnética tuviese lugar hoy en día, toda la red de energía y comunicaciones podrían verse totalmente interrumpidas.
Por La Razón
Se trataría de una catástrofe de primera magnitud… para la que no estaríamos -en absoluto- preparados. Generaría daños en la electrónica de los satélites, sobrecargas en la red eléctrica, pérdida de la señal GPS, interferencias en las señales de radio, provocaría graves problemas para la navegación aérea, daños en el cableado terrestre, etc.
¿Qué es una tormenta solar?
Una `tormenta geomagnética´ o `tormenta solar´ es una perturbación en el campo magnético de la tierra. Tiene su origen en una explosión en la superficie del Sol, que libera energía magnética que ha ido acumulando la atmósfera de la estrella. Para poner las magnitudes de estas explosiones en su justa perspectiva, es importante entender que solo con una de ellas equivaldría a millones de bombas de hidrógeno detonando al mismo tiempo.
La enorme potencia de esta explosión solar da lugar a un incremento muy brusco de las partículas cargadas de energía. Y este incremento brusco de partículas conforma -a su vez- una “eyección de masa coronal”; que no es otra cosa que una gran masa de plasma muy caliente e ionizado que viaja superpuesta al viento solar… a una velocidad de entre 300 y 1.000 kilómetros por segundo. Cuando la Tierra se encuentra en la trayectoria de estas eyecciones de masa coronal, las partículas impactan en la superficie terrestre entre 15 y 72 horas. Y suele durar entre 24 horas y varios días.
¿Por qué se desvían las auroras?
En condiciones normales, este `viento solar´ choca contra el campo electromagnético terrestre; desviando la energía electromagnética hacia los polos. Cuando este fenómeno se hace visible, es lo que conocemos como auroras boreales (hemisferio norte) y auroras australes (hemisferio sur). Ahora bien, cuando estas radiaciones son especialmente fuertes (como sucede durante una tormenta solar), la magnetosfera no es capaz de desviar todas estas radiaciones hacia los polos… y el fenómeno se traslada hacia zonas más próximas al “paralelo 0º” o “ecuador”. Es decir, qué es posible que -durante una tormenta solar- las auroras sean visibles en lugares muy inesperados.
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