Numerosas leyendas y obras de ciencia ficción narran las aventuras de marineros cuyos barcos fueron capturados por pulpos y calamares gigantes.
Por: Clarín
Uno de los relatos más famosos se refiere a una de estas criaturas tentaculadas conocida en Noruega como “kraken” (animal retorcido), nombre que se le ha dado en los últimos tiempos a muchos tipos de cefalópodos de grandes dimensiones.
Ejemplares como los de la imagen superior son pura fantasía pero los calamares gigantes y los pulpos gigantes existen, aunque no sean capaces de “tragarse” barcos.
Se sabe de la supervivencia de varias especies de estos grandes invertebrados marinos en diversos puntos de los océanos Pacífico y Atlántico; pese a que los datos científicos y observaciones en su medio natural son muy escasos (la mayor parte de los avistamientos son por capturas casuales).
“Peludín”
En aguas españolas, por ejemplo, la especie más conocida es el calamar gigante del Atlántico (Architeuthis dux), que en la costa de Asturias se conoce como “peludín”.
Diversos equipos científicos trataron de mejorar los conocimientos sobre estos habitantes de los fondos marinos y, en algunas ocasiones recientes, lograron conseguir imágenes de ejemplares vivos.
El método más efectivo para conseguirlo son las cámaras de robots submarinos, funcionando de forma automática o teledirigidos, en zonas en las que se han colocado señuelos o presas.
Uno de los mejores vídeos de este tipo fue conseguido por el equipo internacional encabezado por Nathan J. Robinson, del Cape Eleuthera Institute, en las Bahamas.
https://www.youtube.com/watch?v=l8u6AcikyTA
Este equipo trabajó con una plataforma fija submarina durante más de 10 años en el golfo de México, cerca de las Bahamas.
Los primeros resultados de su investigación, con datos e imágenes de varias especies de cefalópodos gigantes a profundidades de entre 557 y 950 metros, fueron publicados en junio de 2021 en Deep Sea Research Part I: Oceanographic Research Papers.
Brazos gigantes y medusas falsas
Uno de los datos popularmente más interesantes es que, utilizando medios científicos, se calculó que los brazos del calamar gigante filmado (estos cefalópodos tienen ocho brazos y dos tentáculos) medían aproximadamente 1,68 metros de largo.
El equipo de Nathan Robinson ideó una solución propia para atraer a los calamares y poder filmarlos (con la luz suficiente).
Debido a que los ojos de los calamares gigantes están optimizados para ver la luz azul de longitud de onda más corta, usaron una luz roja de longitud de onda más larga que no los molestaría para poder ver a los animales en video.
Finalmente, agregaron un cebo: una medusa falsa, una masa gelatinosa equipada con luces que imitan la bioluminiscencia intermitente azul emitida por una medusa atolla.
Aunque no se sabe que los calamares gigantes coman medusas específicamente, pueden sentirse atraídos por las luces de socorro de esta especie en peligro de extinción (motivo por el cual se utilizó una imitación como señuelo).
En 2019, filmaron el primer ejemplar de Architeuthis dux.
El comportamiento de caza de este calamar gigante fue el más fascinante de todos los observados. Los autores indican que el animal rastreó la plataforma (donde estaba el señuelo) durante unos seis minutos antes de atacar, lo que sugiere que estaba acechando a su presa antes de moverse para matarla.
Esta conducta observada contradice la suposición de que los calamares gigantes son depredadores de emboscada, como se planteó previamente en varios artículos. Más bien, el animal parece ser un cazador activo que usa señales visuales para encontrar comida.