Cuando Nancy Pelosi aterrizó en Taipei el pasado 3 de agosto, en los letreros digitales de varios 7-Eleven por toda la isla aparecieron mensajes que decían: “¡Belicista Pelosi, fuera de Taiwan!”. En la pantalla de la estación de tren de la ciudad portuaria sureña de Kaohsiung y en los monitores de la oficina del gobierno de Nantou, un condado al noreste, también se colaron más mensajes que llamaban a Pelosi “vieja bruja”.
Por: El Mundo
Con la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos de visita relámpago en Taiwan, la web de la Oficina Presidencial de la isla se derrumbó por un ataque cibernético. También se cayeron otros portales de oficinas gubernamentales. El enlace de la Universidad Nacional de Taiwan se quedó bloqueado con una frase que aparecía nada más cargar la web: “Solo hay una China en este mundo”.
El equipo de hackers integrados en el Ministerio de Asuntos Digital de Taiwan logró, en pocos minutos, recuperar el control de los servidores y desconectar los mensajes contra Pelosi. No han logrado verificar la fuente de los ataques porque la dirección IP desde donde se ejecutaron no estaba vinculada a ninguna red reconocible, pero tenían claro que se trataba de una campaña de piratería orquestada desde China.
“Los ataques cibernéticos y una campaña de desinformación dirigida a la isla democrática de Taiwan ponen de relieve el uso de la guerra híbrida por parte de Pekín a raíz de la visita de Pelosi”, asegura el general Chen Yu-lin, subdirector de la Oficina Política y de Guerra del Ministerio de Defensa de Taiwan, convencido de que los hackers chinos buscaban “crear una atmósfera que sugiriera que China podría estar invadiendo Taiwan, con la intención de atacar la imagen pública del Gobierno y perturbar la moral civil y militar”.
Tras la marcha de Pelosi, a la par que el ejército chino rodeaba la isla con simulacros de invasión, en las redes sociales se desarrollaban otro tipo de maniobras que siguen el guion de la “guerra cognitiva” que Taipei lleva años denunciando. Hubo otro campo de batalla, el de la desinformación, tanto en las redes occidentales que priman en Taiwan, como en las aplicaciones en mandarín que se utilizan dentro del censurado ciberespacio chino.
En Weibo, el hermano chino de Twitter, no cesaban las alertas de que el Ejército Popular de Liberación (EPL) estaba preparando un ataque inminente. Otras decían directamente que los soldados chinos habían tomado algunas islas periféricas controladas por Taiwan. O que un misil había impactado en el Aeropuerto de Taoyuan, en Taipei.
Algunas informaciones de portales chinos llegaron a soltar que el ejército podía derribar el avión en el que Pelosi aterrizó en Taipei. Incluso se esparció en China el rumor de que el Museo del Palacio Nacional de Taiwan había enviado sus tesoros a una custodia en el extranjero porque los soldados del EPL estaban a punto de invadir la isla.
Los taiwaneses tampoco se han librado de la desinformación desde sus propios canales. Fue muy compartida una cita atribuida a la emisora estatal china ‘CCTV’ diciendo que Pekín estaba expulsando a los ciudadanos taiwaneses del país. O que muchos vecinos corrían para esconderse en los refugios antiaéreos porque los aviones de combate chinos ya estaban sobre la isla. O que Estados Unidos estaba enviando tropas desde el este. Todo falso.
Taiwan, a diferencia del régimen chino, que nunca ha escondido sus pretensiones de “reunificación”, por la fuerza si fuera necesario, es una sana y joven democracia. Pero también lleva años bajo una efectiva propaganda gubernamental y mediática que juega con el miedo a un ataque del vecino de arriba, provocando una fricción cada vez mayor entre taiwaneses y chinos, a lo que hay que sumar una idealización exagerada de Estados Unidos como aliado, cuando Washington parece, en ocasiones, usar a Taiwan como un peón en la nueva Guerra Fría con el gigante asiático.
El general taiwanés Chen insiste en que la “operación cognitiva” de Pekín se ha disparado estos días. Como ejemplo cita “más de 272 informaciones controvertidas en circulación que intentan perturbar la moral de los taiwaneses”. El Centro FactCheck, un verificador con sede en Taipei, ha dicho que había detectado un aumento de 30 a 40 en informes falsos en línea desde la visita de Pelosi.
“Respecto a otras ocasiones, la mayor diferencia es que parece estar extendiéndose desde Twitter en inglés. También hay mucha información falsa en Weibo, parte de la cual ha llegado a las plataformas de redes sociales utilizadas en Taiwan, incluidas LINE y Facebook”, explica Chen Hui-min, editor de la organización, que apunta a que muchas de las cuentas en mandarín que llevaban meses compartiendo noticias falsas sobre la guerra en Ucrania difundidas por Rusia, ahora se habían centrado en hacer lo mismo sobre la crisis entre China y Taiwan.
El pasado marzo, el ejército chino publicó un manual sobre la “guerra de información”, diciendo que debía tener un papel central sobre la fuerza militar convencional. “La guerra de la era de la información depende principalmente de la información para someter a un enemigo”, sostenía el informe. Poco después de su publicación, la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen dio una rueda de prensa para denunciar que China se había lanzado contra Taiwan usando “tácticas de guerra cognitiva”, cuyo objetivo era crear “un país dividido e infeliz” que sea un blanco más fácil para la invasión.
“China hace sonar esa luz parcialmente a través de la próspera industria de contenidos de Taiwan. Dos de los cuatro principales medios de comunicación de Taiwan tenían vínculos financieros sustanciales con el continente. Aunque todas las campañas políticas utilizaron granjas de contenido en las elecciones más recientes de 2020, las que están a favor de China distribuyeron mucho más material digital que las que apoyan al gobernante Partido Progresista Democrático (PPD) de Tsai”, reza un análisis publicado esta semana en la revista ‘Foreign Policy’. “Las campañas de desinformación de China para minimizar o borrar la invasión de Rusia y los crímenes de guerra en Ucrania se filtran a Taiwan a través de estos medios”, continúa.
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Hay muchas investigaciones de institutos taiwaneses que detallan la interferencia directa de la propaganda de Pekín en la isla que considera una provincia separatista. Otro tema es si esa guerra cognitiva está funcionando. En enero de 2020, el PPD de la presidenta Tsai, de corte independentista, arrasó en las elecciones presidenciales después de jugar bien la carta del miedo a China durante toda la campaña electoral. Tsai, con el 57,7% de los votos, subió más de un punto respecto a las primeras elecciones que ganó en 2016.
“Seré la defensora de los valores liberales de Taiwan contra la sombra cada vez más autoritaria proyectada por Pekín bajo la presidencia de Xi Jinping”, dijo Tsai tras su victoria. Es unánime la opinión de que en Taiwan los sentimientos independentistas crecen cada año. Por ello parece improbable una reunificación pacífica como priorizan en Pekín, que el martes continuó con sus maniobras militares alrededor de la isla por sexto día consecutivo.