Estadísticas y programas, deudas de Latinoamérica con la juventud indígena

Estadísticas y programas, deudas de Latinoamérica con la juventud indígena

 

 

 

 

La falta de datos estadísticos sobre los jóvenes indígenas en Latinoamérica y el Caribe y la consiguiente ausencia de políticas públicas y programas específicos para estos segmentos son algunas de las deudas que tiene la región con las juventudes originarias.

Así lo evidencia el estudio “Telares de vida. Informe sobre las juventudes indígenas”, elaborado por el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (Filac), que se ha presentado en coincidencia con el Día Internacional de la Juventud que se celebra este viernes.

El organismo tiene desde hace una década un programa dedicado a los jóvenes indígenas que coordinó la investigación, que era necesaria “porque, entre otras cosas, no hay información apropiada, adecuada, objetiva sobre la situación de las juventudes”, explicó a Efe el secretario técnico del Filac, el colombiano Gabriel Muyuy.

“Lo primero que había que hacer era ver cuál es la situación” y se logró hacer un informe “con muchísima participación de jóvenes de la región”, además de las entidades encargadas del trabajo con juventudes en aquellos países donde se ha avanzado en ese sentido, que “no es la generalidad”, indicó.

Muy reconoció que en la región “estamos en una deuda con ese gran potencial de juventudes” y remarcó que el contar con datos diferenciados “va facilitar a la inclusión de la política pública de manera adecuada”.

“Y es un trabajo que tenemos que hacerlo lo más pronto posible, porque se corren riesgos de vulnerar derechos fundamentales de las juventudes” indígenas, manifestó.

El colombiano recordó que en América Latina y el Caribe se tiene un registro de 826 pueblos indígenas con una población de más de 60 millones de personas, de las que cerca del 51 % son mujeres.

Aunque algunos países tienen cifras promediadas, no es la generalidad, por lo que no hay un “dato específico” regional sobre las juventudes indígenas.

Según Muyuy, una de las cuestiones que explican esta falta de datos son las distintas visiones que tienen los pueblos indígenas “sobre la vida, el desarrollo y lo que es ser joven o no joven”.

ALGUNOS HALLAZGOS

El Filac considera “innovador” el estudio, pues no se hizo desde un escritorio, sino que se dio la oportunidad a los protagonistas de dar a conocer con voz propia sus recomendaciones e inquietudes, aseguró a Efe la coordinadora del Programa de Juventud Indígena y ODS de la entidad, la mexicana Dali Ángel.

El informe contiene, por una parte, la información bibliográfica y académica referida a los jóvenes; y la otra recoge testimonios que comparten “sus realidades en cuanto a educación, vivienda, empleo, salud, cambio climático y derechos humanos en general”, mencionó.

Según Ángel, si ya había una “limitante” en cuanto a datos estadísticos generales sobre los pueblos originarios, “es mucho mayor la ausencia en el tema de juventudes indígenas”.

También se evidenció que, si bien la mayoría de los países tiene instituciones especializadas en juventud, éstas carecen de programas específicos para los indígenas.

Los jóvenes cuestionaron que se les vea solamente como grupos “vulnerables” y “discriminados” y no se reconozcan sus aportes y su capacidad “de ser parte de un pueblo indígena, pero también del mundo globalizado”, señalo Ángel.

“Vamos a ver a jóvenes indígenas haciendo hip hop en quechua o en zapoteco para revitalizar la identidad, pero este elemento no lo incorporan” en las políticas públicas, mencionó.

Otro aspecto que llamó la atención fue la salud, que para los pueblos originarios va más allá de lo físico y tiene también que ver con un aspecto espiritual, pero además el reclamo de incorporar las prácticas ancestrales de las comunidades indígenas.

El estudio también habla del “suicidio y autolesión” de adolescentes y jóvenes indígenas que se incrementaron durante la pandemia de la covid-19 en países como Brasil.

Los jóvenes originarios demandaron, además, una participación “plena y efectiva” que no implique solo considerarlos “una cuota” o algo meramente folclórico en eventos institucionales, sino “que sus voces sean escuchadas”, dijo Ángel.

Esto debe estar ligado con el fortalecimiento de capacidades, pues muchas veces se les lleva a eventos, pero sin darles las herramientas adecuadas para que participen en estos espacios de incidencia.

También se reclama el reconocimiento de los conocimientos propios de las comunidades indígenas, sus luchas e historias en la escuela y la universidad, más allá de limitarse a traducir en lenguas originarias los contenidos de la “educación convencional”, apuntó Ángel.

“Porque sin memoria histórica, no se puede fortalecer la identidad de las juventudes indígenas”, añadió.

El Filac divulgará el informe para que luego se generen espacios de diálogo y concertación entre los “tomadores de decisiones” y las juventudes indígenas, con miras a promover las ansiadas políticas específicas para este sector.

EFE

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