Cualquiera que haya oído hablar de las luchas de Olivia Gant se sintió obligado a ayudar a la valiente niña. A la edad de siete años, había enfrentado años de problemas médicos que requerían que se hiciera innumerables pruebas, tomar medicamentos fuertes e incluso someterse a operaciones que cambiaron su vida.
Por Mirror
Cuando su madre, Kelly Renee Turner, publicaba fotos de Olivia en las redes sociales, a menudo la mostraban en una cama de hospital rodeada de sus peluches. Sin embargo, se las arregló para darles a todos una sonrisa, a pesar de haber pasado la mayor parte de su infancia en el hospital.
Todo comenzó en 2012, cuando Turner llevó a Olivia al hospital donde vivían en Colorado. Recientemente se había mudado de Texas con Olivia y sus dos hermanas, pero su papá se había quedado allí por trabajo. En ese momento, Olivia tenía dos años y sufría de estreñimiento severo. Los médicos la trataron extrayendo las heces endurecidas de su colon y la enviaron a casa.
Luego, Turner les dijo a los médicos que a Olivia le resultaba difícil comer y luchaba por digerir su comida adecuadamente. Su observación desencadenó un curso de atención médica que dominaría la vida de Olivia.
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