Son varias las ocasiones en las que he recibido mucha insistencia por practicar sexo anal (en mi ano, por supuesto).
Y, alguna que otra vez, le he propuesto al chico en cuestión probar también por el suyo y así experimentar juntos ese increíble placer que me vendía.
Sin embargo, su rechazo era tajante. Reaccionaba como si su ano fuera una especie de zona mística donde la entrada de cualquier artículo, o parte del cuerpo, fuera casi un sacrilegio hacia su persona.
Lo que era toda una sorpresa cuando, algo más tarde, aprendí que es precisamente por detrás por donde los hombres tienen un sinfín de terminaciones nerviosas que son vía directa al orgasmo (sin transbordo ni nada).
En el caso de las mujeres, el tema de los puntos es casi como un abecedario. Dime una letra y te diré con qué parte del cuerpo (supuestamente), vas a llegar al clímax.
Como dice Valérie Tasso, sexóloga y embajadora de Lelo.com, «aparecen puntos como champiñones. Que si el punto G, el U, el A, etc»
Hay tantos que, como ella misma sugiere, «cuando se acaben las letras, podemos hacer como las matrículas y poner números».
El de ellos, en cambio, es más sencillo, más directo y, aun con todo, menos conocido: el Punto P, que vendría a ser su equivalente.
Pero, ¿por qué esa zona en concreto con lo fácil que era llegar a los genitales? ¿Qué tiene el Punto P que da tanto placer, pero aun así cuesta tanto de disfrutar? La experta nos lo resuelve.
¿Qué se estimula exactamente?
La próstata, una glándula masculina ubicada en el interior de la zona pélvica bajo la vejiga y frente al recto y está entre unos 3 a 5 cm entrando por el ano. Su tamaño es similar al de una nuez y su forma anatómica recuerda a una castaña. Su función primordial es, como en las vías de los trenes, el ‘cambio de aguja’, decidir qué conducto de los que la atraviesan tiene preferencia de paso para la uretra; si el que permite al hombre orinar o el que permite expulsar el semen (prueben a que un hombre eyacule y haga pipí a la vez y verán a lo que me refiero…).
De ella depende también el que, con sus contracciones (que en este caso son orgásmicas), el semen se impulse hasta la uretra. Un buen suelo pélvico permite presionar a voluntad la próstata para mantener el control sobre la eyaculación. También cumple una función capital en la producción de líquido que contribuye, junto al esperma producido por los testículos (y que apenas es un 2% de lo eyaculado) y los otros fluidos seminales.
¿Por qué esa zona da placer?
Es el órgano que interviene primero en el orgasmo masculino. Y al estar recubierta de terminaciones nerviosas, la próstata proporciona sensaciones que van desde buenas a verdaderamente intensas cuando se la masajea o estimula. Cuando un hombre está a punto de tener un orgasmo, lo primero que ‘se pone en marcha’ es la próstata y, en cuestión de medio segundo, la eyección de semen. Es decir, los orgasmos de los hombres, aunque no lo sepan, se hacen en dos tiempos: 1) contracciones de la próstata y luego 2) eyaculación. La dificultad de notar estos dos tiempos es porque entre el momento 1 y el 2 existe muy poco tiempo. Y no son pocos los hombres que desconocen cómo funciona su proceso orgásmico.
¿Cómo estimularla?
La estimulación de la próstata se puede hacer de dos maneras posibles: o bien desde dentro entrando por el ano (con los dedos, o con un masajeador prostático o también directamente con sexo anal por parte de tu pareja) o bien presionando con los dedos o algún juguete erótico el periné (desde fuera) –el periné es aquella zona entre los testículos y el ano-.
¿Cómo es el tipo de orgasmo que se puede alcanzar? ¿Es igual que el que se consigue mediante la estimulación del pene?
El orgasmo producido por la estimulación directa de la próstata es mucho más placentero e intenso que el que se consigue mediante la estimulación del pene. Y muchas veces, más rápida. Además, un hombre que sabe reconocer muy bien los dos tiempos que comentábamos más arriba puede bloquear la eyaculación (sin dejar de llegar al clímax. Es lo que solemos llamar ‘orgasmo seco’) con lo cual no necesita tiempo de recuperación porque no pierde ninguna energía (la famosa fase refractaria y de resolución), se recupera más fácilmente y es capaz de tener múltiples orgasmos.
Un hombre también puede tener un orgasmo estimulando la próstata y el pene al mismo tiempo o de manera sucesiva, ¡es la sensación más intensa de todas! Según estudios recientes, el 33% de los hombres afirman tener orgasmos más fuertes y prolongados cuando incorporan el masaje prostático.
¿A qué crees que se debe que muchos hombres heterosexuales se muestren reticentes a atreverse con las prácticas que implican su ano?
Por una serie de tópicos y creencias que, curiosamente, no existían en la Grecia clásica y la Roma Antigua (sí, hemos ido a peor…). Realmente todos estos tópicos se afianzan cuando se empieza, desde la Clínica, a acuñar una serie de prácticas sexuales ‘no reproductivas’ y a tratar a los sujetos sexuados bajo epígrafes de ‘desviados’, como fue el caso con las palabras ‘sodomita’, ‘homosexual’, etc. que no existían hasta que se hizo en el siglo XIX (Época victoriana) un decálogo de estas supuestas desviaciones.
Actualmente, todavía se asocia la estimulación de la próstata con el ser gay. O en el caso de hombres heterosexuales, se asocia con que han ‘cambiado’ de orientación. ¡Es absolutamente erróneo y ridículo! Otro cliché que existe es que si pruebas la estimulación prostática, ya no vas a querer practicar otras eróticas. ¡Estúpido! Además, todos y todas tenemos ano y recto. No tienen orientación sexual, entonces ¿por qué queremos atribuirles una?
¿Cómo conseguir que se familiaricen con esa zona y la vean como una fuente de placer?
La próstata, estimulada directamente o no, siempre interviene. Decir que algo no te gusta porque ‘dicen que…’ es tan estúpido como decir que un plato concreto no te gusta sin haberlo probado antes. Pueden empezar a experimentar poco a poco con probar el anilingus que es practicar sexo oral en el que entran en contacto el ano o el perineo de una persona y la boca o lengua de otra. Es muy placentero. E ir siguiendo con un dedo (de manera externa de momento).
En cuanto a la penetración, se debería practicar también con un dedo, de manera muy suave, con paciencia y solo cuando el hombre esté muy excitado. También está lo que llamamos el pegging. En parejas heteros, las mujeres se ponen un arnés y penetran a su pareja para estimularle la próstata de manera directa. Y no dejan de ser heteros… De todas formas, para que las cosas cambien de manera drástica, y siento mucho insistir nuevamente en ello, hace falta urgentemente una asignatura reglada de Educación Sexual.
¿Qué juguetes aconsejas para estimular esta zona?
Objetos de placer específicamente diseñados para esta zona, es decir que tengan un tope. No nos olvidemos que el ano y el recto suelen más bien expulsar y no al revés. Cuando se usa algún tipo de vibrador para esta parte, si no hay tope, automáticamente nuestro recto tendrá tendencia a “chupar” literalmente lo introducido. Así que este tope es imprescindible para evitar que el objeto introducido se quede dentro. Uno de los mejores masajeadores prostáticos de Lelo es HUGO, tanto para novatos como para hombres más experimentados porque estimula la próstata tanto por dentro como por fuera (a través del periné) gracias a su conformación y sus dos motores. LOKI Wave es otro best-seller de la marca. Lo recomendaría para hombres más experimentados, ya que la parte introductoria es más gruesa. Para los hombres que quieren algo más sencillo (pero no menos eficaz), Lelo acaba de desarrollar un masajeador prostático más fino llamado BILLY 2. Si bien todos ellos están recubiertos de una silicona biomédica, siempre recomiendo que se pongan a los juguetes un preservativo
Y si lo hacemos con los dedos, ¿recomiendas alguna técnica?
Para los novatos en penetración anal, recomiendo empezar por el dedo meñique. Es el más pequeño. Más que nada para no hacer daño y que el hombre se vaya acostumbrando a la introducción de los dedos. Lo ideal sería ir preparando poco a poco, posteriormente, esta zona de nuestra anatomía con algún plug-in muy pequeño (son dilatadores y hay de todos los tamaños). Pero solo si apetece. Y obviamente, usar un buen lubricante acuoso, como si no hubiera un mañana… Desde Lelo, tenemos uno de los mejores, nuestra llamada Hydratante Personal.