El hedor que provenía de la casa de Dorothea Puente era insoportable. Los vecinos llevaban tiempo quejándose del olor a podredumbre que emanaba de la propiedad de esta abuela de apariencia amable. “Problemas del alcantarillado”, se justificaba ella. Pero ni el cloro ni la cal que esparció pudieron contener ese fétido aroma.
Por: Clarín
Aquella casa, utilizada como pensión para enfermos y ancianos, escondía un tétrico secreto: el asesinato de sus huéspedes.
La sospecha de una trabajadora social ante la extraña desaparición de uno de sus protegidos llevó a la Policía a registrar el inmueble y a descubrir varios cadáveres enterrados en su jardín trasero. Acababan de atrapar a una asesina en serie que estafaba a sus víctimas antes de matarlas.
Mentirosa patológica Dorothea Helen Gray, más conocida como Dorothea Puente, nació el 9 de enero de 1929 en Redlands (California, Estados Unidos), en el seno de una familia trabajadora. Sus padres, Trudy Mae Yates y Jesse James Gray, eran recolectores de algodón pero murieron cuando ella era tan solo una niña. El padre de tuberculosis y su madre en un accidente de moto.
Con nueve años, Dorothea fue enviada a un orfanato donde sufrió toda clase de abusos sexuales para, después, vivir con unos familiares en Fresno. Su infancia estuvo marcada por la tragedia y también por la mentira. De hecho, con los años se convirtió en una mentirosa empedernida que utilizaba sus invenciones para conseguir sus propósitos, especialmente los económicos.
Dorothea se casó cuatro veces. La primera a los dieciséis años con el soldado Fred McFaul, a quien contó numerosas mentiras sobre su pasado. Llegó a decirle que a los trece vivió la Marcha de la Muerte de Bataan y el bombardeo de Hiroshima, que era hermana del embajador de Suecia, o que era muy amiga de la actriz Rita Hayworth. Con los años, McFaul descubrió que todo fue una falacia.
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