América Latina, ante el reto de armonizar el tratamiento del dolor crónico

América Latina, ante el reto de armonizar el tratamiento del dolor crónico

Fotografía general de la inauguración del XIV Congreso Latinoamericano de Dolor ayer, en Lima (Perú). Entre muchos otros desafíos médicos que vive América Latina, la región debe abordar el reto de armonizar los protocolos para tratar el dolor crónico, un mal que condiciona la vida de numerosas personas, según explica a Efe el presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor, Enrique Orrillo. EFE/ Paolo Aguilar

 

Entre muchos otros desafíos médicos que vive América Latina, la región debe abordar el reto de armonizar los protocolos para tratar el dolor crónico, un mal que condiciona la vida de numerosas personas, según explica a Efe el presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor, Enrique Orrillo.

“Se debe avanzar, es una de las condiciones que estamos buscando. La Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (Fedelat) está tratando de uniformizar tal situación”, comenta Orrillo a Efe acerca de los desafíos en el continente, donde los especialistas ven necesario encontrar estándares mínimos para el tratamiento del dolor crónico.

Ese es, precisamente, uno de los asuntos que abordan los médicos que asisten al XIV Congreso Latinoamericano de Dolor que comenzó este lunes en Lima y en el que participarán más de 600 especialistas para promover el avance científico y abordaje del dolor crónico en América Latina.

“El dolor es un tema transversal a todas las especialidades médicas, todos los médicos nos enfrentamos al paciente doliente. No es una expresión solamente medica, sino que está incluida dentro del sentir propio de las personas”, subraya Orrillo.

En este sentido, comenta que “hay dolores agudos y dolores crónicos”: el dolor agudo se expresa a través de la inflamación y, cuando “pasa una delgadísima línea que significa los tres meses de permanencia en el organismo y conserva características clínicas en intensidad y en un rango casi similar, ese dolor pasa a ser el dolor crónico”.

Por tanto, prosigue Orrillo, se convierte en una enfermedad “tan importante como la hipertensión arterial, diabetes e incluso el cáncer”.

Frente a esta situación, se ha creado un protocolo de atención que incluye “toda una serie de herramientas” muy diversas.Sin embargo, una de las claves está en la creación de unidades de dolor en los hospitales.

“Estamos abocados a que tengamos muchísimas más unidades de dolor en Perú y América Latina, esto significa que el tratamiento del dolor, desde el inicio, debería ser multidisciplinario con varios profesionales médicos y no médicos y un tratamiento también con muchas posibilidades terapéuticas a la vez”, apostilla.

Por eso, “así como hay unidades de cuidados intensivos” en los hospitales, existen “unidades de tratamiento del dolor y no debería estar circunscrito exclusivamente a los pacientes con cáncer”.

“Parece que al inicio esa era la idea, ahora está más abierto el panorama”, concluye.

EL EJEMPLO ESPAÑOL

Uno de los modelos extrapolables es el que se ha puesto en marcha en los últimos años en España, donde cada vez es más frecuente que los hospitales cuenten con una unidad del dolor.

En este sentido, la jefa de la unidad del dolor del hospital universitario de la Princesa de Madrid, Concepción Pérez, explica que, en los últimos 14 años “se ha avanzado mucho porque se han creado políticas sanitarias, desde el Ministerio de Sanidad (Salud) e impulsadas por sociedades científicas” para abarcar el dolor crónico.

Pérez asegura que, en España, todavía “están caminando”, puesto que “ningún país del mundo está dotado en todos los hospitales de unidades de dolor, pero hay una cultura de tratamiento del dolor y de la necesidad de crear unidades de dolor en diferentes niveles”.

En el país europeo existen actualmente “cerca de 200 unidades del dolor” en los hospitales públicos, si bien Pérez hace hincapié en que todavía están lejos de llegar “a un estándar de una unidad multidisciplinar por millón de habitantes”.

Por ahora, no existen datos de cuántos hospitales latinoamericanos cuentan con este tipo de unidades, aunque los expertos coinciden en la necesidad de incrementarlas.

El modelo es también un ejemplo para América Latina, donde, como explica la doctora española, “una de las cosas que ha empezado a cambiar” es la mentalidad de que esta disciplina “estaba muy ligada al tratamiento paliativo”.

“Evidentemente, es fundamental (…) pero el gran porcentaje de la población que sufre dolor no va a ser gente con cáncer, (sino) gente que no tiene cáncer pero que le afecta a su vida”, destaca.

Ese es uno de los elementos abordados en el XIV Congreso Latinoamericano de Dolor, ya que, según sus datos, más del 80 % de los pacientes con dolor crónico en el mundo se enfrentan a un manejo inadecuado.

En Latinoamérica, donde entre el 27 y el 42 % de la población lo padece, según estimaciones de la Fedelat, se presenta una realidad similar debido a carencias de los sistemas de salud y a la falta de conocimiento para su adecuado abordaje.

EFE

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