La plata no alcanzaba, entonces Luis Ricardo Mendoza buscó la manera de generar el dinero que le permitiera seguir cursando en la Universidad de la Guajira (Colombia).
Por: Clarín
Su sueño era recibirse en la carrera de Negocios Internacionales, pero su humilde familia no podía costear los gastos de sus estudios. No tuvo ni que pensarlo, simplemente salió a las calles a vender gomitas azucaradas para conseguir los billetes que le faltaban.
Viajemos en el tiempo. Cinco años después, Luis está sentado junto a todos sus compañeros de la universidad en el clásico y protocolar acto de entrega de diplomas. Tiene el birrete en la cabeza y espera el momento en el que las autoridades lo llamen para darle su merecida distinción.
Llega su turno. Sus padres lo aplauden con orgullo y, a la distancia, tratan de identificar qué es lo que llevaba mientras camina rumbo al escenario. Luis saluda a los directores y toma el diploma con una mano. Con la otra muestra a la cámara uno de sus objetos más preciados de los últimos años: una caja de gomitas azucaradas.
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