Tras la muerte de Isabel II, desde este jueves Carlos de Inglaterra es el nuevo rey de Gran Bretaña, que ha sido proclamado como tal este sábado. Se convierte automáticamente en rey, aunque no coronado. Es el monarca más viejo que accede al trono británico.
Carlos alcanza la cúspide de la monarquía tras más de medio siglo como heredero. Reinará con el nombre de Carlos III, aunque no tenía la obligación de asumir su nombre de pila. Es el nuevo monarca del Reino Unido y, además, jefe de Estado de otros catorce países de la Commonwealth.
Carlos Felipe Arturo Jorge de Windsor, nacido el 14 de noviembre de 1948 en el Palacio de Buckingham, pasa a a ser el tercer Carlos de la monarquía británica. Los anteriores, reinaron en el siglo XVII. Estos son los otros Carlos de Inglaterra.
Carlos I, el rey que quiso ser absoluto
Carlos I fue rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda entre 1625 y 1649, cuando fue ejecutado. Sí, para una vez que hay una revolución en la isla, le tocó a él. Era un defensor del derecho divino de los reyes a gobernar y de sus acciones puede concluirse que intentó ser un monarca absoluto.
Fue un rey radical para un país templado. En esa línea, la de no dar explicaciones, quiso crear impuestos sin el consentimiento del Parlamento, con quien finalmente se enfrentó y perdió. Fue la Guerra Civil Inglesa, que se desarrolló entre 1642 y 1688.
Este periodo de la historia inglesa se extiende desde el fin del reinado de Carlos I, pasando por la República británica y el Protectorado inglés de Oliver Cromwell, hasta la Revolución Gloriosa, que destituye a Jacobo II.
Carlos I no era, puede decirse, un rey popular. Cuentan los historiadores que hablaba con propiedad, gustaba de la música y de la pintura, pero era pedante y desconfiado. Van Dyck le describió con maestría en un triple retrato (arriba) con su melena y su perilla.
No empezó con buen pie. En el inicio de su reinado, se casó con Enriqueta María de Francia, que era católica, cuando el rey -se supone- creía en la autoridad de la Iglesia de Inglaterra (la anglicana). Eso exasperó al Parlamento. Carlos I lo disolvió hasta en tres ocasiones y gobernó once años sin él, en el periodo llamado “Once años de tiranía”.
Como las arcas se iban vaciando por culpa de las guerras, como las que mantuvo con España y Francia, el rey reunió al Parlamento para poder recaudar fondos. A cambio de dárselos, los parlamentarios le exigieron garantías políticas. Aquello acabó en una seria disputa que dividió al país en dos. Estallaba la guerra civil. Carlos la perdió. En 1649 fue sentenciado a pena de muerte por alta traición al Estado y se proclamó la República, bajo la dirección (¿tiranía?) de Oliver Cromwell.
Carlos II, “el alegre monarca”
En 1660, dos años después de la muerte de Cromwell, Carlos II restableció la monarquía y la dinastía de los Estuardo en Gran Bretaña. Hijo de Carlos I, fue rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda hasta su muerte, en 1685.
La Princesa Diana de Gales descendía de dos de los hijos naturales de Carlos II: el duque de Grafton y el duque de Richmon. De modo que el hijo de Lady Di, el príncipe Guillermo, ahora primero en la línea sucesoria al trono británico, será muy probablemente el primer monarca británico que descienda de Carlos II, y el primero que descienda de Carlos I desde la muerte de la reina Ana de Gran Bretaña en 1714.
Carlos II fue un mecenas de las artes y las ciencias. Mandó reabrir los teatros, cerrados desde 1642, y durante su reinado las mujeres pudieron actuar por primera vez (los papeles femeninos eran interpretados por varones). Conocido como “el alegre monarca”, se hizo célebre por sus numerosos hijos ilegítimos, de los que reconoció a catorce. Pero casarse se casó con la infanta Catalina de Portugal.
Lo más importante es que aprendió la lección que le mostraba la historia de su padre. Así, fue hábil en su relación con el Parlamento, como demuestra el hecho de que lo disolvió al llegar, para constituirlo un año después. Era el llamado Parlamento Caballero o Arrogante, de absolutísima mayoría realista, tanto que Carlos no convocó su renovación hasta diecisiete años después. Durante su reinado se desarrollaron los partidos Whig (liberal) y Tory (conservador).
Decretó una tregua con España en 1660, poniendo fin a la guerra anglo-española (la parte española reconocía Jamaica y las islas Caimán como posesiones inglesas). Muestra de cómo gestionaban los reyes en aquellos tiempos, Carlos vendió Dunquerque y Mardyck -tomada a los españoles en 1658-, al rey francés Luis XIV por 40.000 libras.
La sorpresa la dio cuando casi ya expiraba. En 1685 sufrió repentinamente un ataque de apoplejía y muchos creyeron que había sido envenenado. En su lecho de muerte, Carlos II abrazó el catolicismo, convirtiéndose en el primer católico que reinaba en Inglaterra desde la muerte de María I en 1558. Murió el 6 de febrero de 1685.
El aniversario de la Restauración de Carlos, el 19 de mayo, se ha celebrado tradicionalmente en el Reino Unido con el nombre de “Día de la Manzana del Roble”. Se recuerda así al roble en el que, se dice, se ocultó Carlos para escapar de las tropas de Cromwell.
A Carlos II le sucederá Jacobo II, que sólo durará tres años como monarca. Acusado de despotismo, una revuelta —la Revolución Gloriosa— supondrá su derrocamiento. Será el último monarca católico en reinar sobre lo que va a ser, aún no es, el Reino Unido. Su lugar lo ocuparán su hija y yerno protestantes, María II y Guillermo III.