La muerte de la reina Isabel II es un punto de inflexión en el debate sobre la monarquía en Australia, de donde era jefa de Estado. La difunta monarca contaba con un fuerte respeto entre la población de un país que se plantea si su fallecimiento abre la puerta a convertirse en una república
El Gobierno, que el domingo proclamó a Carlos III nuevo monarca, se ha prodigado en mensajes de admiración hacia la reina y ha declarado el 22 de septiembre como día de luto nacional, mientras miles de australianos depositan ramos de flores y ofrendas a lo largo de la nación.
“Cuando tenemos un nuevo jefe de Estado elegido para nosotros, no por nosotros, deberíamos poder tener discusiones honestas y respetuosas”, apuntó este martes en Twitter el líder del Partido Verde, Adam Bandt, que un día después de la muerte de la soberana insistió en la “necesidad de convertirse en una república”.
Desde la muerte de Isabel II, el pasado jueves y a los 96 años, los medios han preguntado en reiteradas ocasiones al actual primer ministro, Anthony Albanese, sobre su promesa electoral de celebrar un referendo sobre la monarquía si logra revalidar su mandato.
“Pienso mucho sobre las decisiones y cuestiones (…) Abordaremos estos temas de manera apropiada, de manera ordenada, de manera respetuosa”, esquivó hoy en rueda de prensa Albanese, quien viajará este semana a Londres para asistir al funeral de la reina y que la víspera aseguró que no era apropiado hablar de esta cuestión en estos momentos.
Para muchos, Isabel II ha sido una figura entrañable en celebraciones y tragedias desde que en 1954 se convirtiera en la primera monarca británica en pisar Australia, que fue colonia británica hasta 1901, así como sus quince viajes posteriores.
“Dije que la próxima vez que votemos sobre esto no será antes del final del reinado de la reina. Bueno, el reinado de la reina ha terminado”, declaró recientemente al canal BBC el ex primer ministro Malcolm Turnbull, quien lideró el Movimiento Republicano en el fallido referendo de 1999 sobre el cambio de modelo de Estado.
MAYORÍA MONÁRQUICA
Los apoyos a la monarquía siguen siendo mayoría en Australia, tal y como refleja un sondeo publicado hoy por la consultora Roy Morgan donde el 60 por ciento de encuestados quiere mantener el actual sistema frente al 40 por ciento que opta por un cambio hacia la república presidencialista.
“El mundo sigue cambiando a un ritmo frenético y quizás la mayoría de los australianos prefieran aferrarse a la constancia de la monarquía como símbolo, sobre todo porque tenemos una sólida democracia parlamentaria y tomamos nuestras propias decisiones nacionales”, apuntó en un editorial publicado el lunes el diario Sydney Morning Herald.
En mayo, en un gesto encaminado a explorar un posible cambio constitucional, Albanese, reconocido republicano, nombró tras asumir el poder a Matt Thistlethwaite como ministro asistente para la República, un cargo inédito en el país y cuyo cometido es indagar sobre una posible transición.
PACÍFICO MONARQUICO
Además de Australia, la reina Isabel II también era la jefa de Estado en Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón y Tuvalu, naciones bañadas por el Pacífico donde el imperio británico fue el dominador durante siglos.
Sin embargo, en estos países la urgencia de abrir una conversación sobre el papel de la monarquía no ha surgido con tal fuerza como en Australia.
La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, descartó este lunes que mientras ella sea la jefa de gobierno se celebre un referendo sobre la monarquía, si bien consideró que “a su debido tiempo” llegará el cambio.
En febrero, según una encuesta de la consultora Colman Brunton con motivo de los 70 años del reinado de Isabel II, el 48 por ciento de los neozelandeses indicó que quería mantener sus lazos con la monarquía británica, frente al poco más del 36 % por ciento que apoya la república con la muerte o abdicación de la monarca.
A diferencia de otras antiguas colonias británicas del Pacífico, como Fiyi, que abandonaron la monarquía, Islas Salomón, Papúa Nueva Guinea y Tuvalu -en esta última se rechazó el cambio en dos referendos (1986 y 2008)- mantienen los lazos con la monarquía británica, que conserva la jefatura de Estado.
EFE