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Miles de británicos comienzan a despedir este miércoles en Londres a Isabel II, cuyo féretro llegó la víspera desde Escocia, donde falleció, en la primera jornada de homenaje popular a su reina y símbolo durante siete décadas.
“Bienvenida a casa Ma’am”, titulaba este miércoles el tabloide The Sun, en la línea del Daily Express: “En casa… por última vez”. Los diarios destacaban en portada una foto del ataúd de la reina entrando en el Palacio de Buckingham, donde pasó una última noche.
Tras un momento de oración en el palacio en presencia del rey Carlos III, la reina consorte Camila y la familia real, sus restos se trasladarán a partir de las 14H22 (13H22 GMT) en procesión por el centro de Londres hasta el Palacio de Westminster.
El rey Carlos III y sus hermanos, los príncipes Ana, Eduardo y Andrés, así como sus hijos Guillermo –el nuevo príncipe de Gales– y Enrique, acompañarán a pie la comitiva durante el recorrido de unos 40 minutos hasta la sede del Parlamento británico.
Para marcar la ocasión, las campanas del Big Ben repicarán y cañones dispararán salvas desde Hyde Park en homenaje a la soberana más longeva del Reino Unido, que ejerció un papel tranquilizador durante la pandemia de covid-19 tras varias décadas en el trono.
La capilla ardiente de Isabel II, fallecida el jueves a los 96 años de edad, abrirá sus puertas a las 17H00 (16H00 GMT) en el salón de Westminster Hall, donde los ciudadanos podrán darle su último adiós hasta el funeral y entierro previstos el 19 de septiembre.
Los medios británicos especulan con que unos 750.000 ciudadanos esperarán pacientemente para despedirse de la reina en las colas que se extenderán a lo largo de unos 10 kilómetros a orillas del río Támesis día y noche hasta el 19 de septiembre.
“¡Mejor que otros!”
A primera hora del miércoles, los primeros de la fila amanecieron con mantas, sillas de acampada, tiendas de campaña e impermeables, señales de que pasaron la noche. Detrás empezó a llegar gente que durmió en casa, bajo la atenta mirada de los agentes desplegados.
“La noche fue bastante húmeda, fría y mojada, pero tengo una pequeña silla y un gran paraguas, así que me mantuve bastante seco. ¡Mejor que otros!”, bromeó Dan Ford, un policía jubilado de 52 años, que llegó el martes por la tarde equipado de guantes y un gorro.
Londres se prepara para acoger una marea humana por la procesión y la capilla ardiente. “Nunca he visto nada parecido (…) se puede sentir que ya llega y que va a ser enorme”, dijo la víspera a la AFP Rumesh, un guardia de seguridad destinado cerca de Westminster.
La víspera, miles de personas ya desafiaron el lluvioso día para acoger entre aplausos y con las linternas de sus celulares la llegada del féretro a Buckingham. Y, por la primera capilla ardiente instalada en Edimburgo, pasaron 33.000 personas lunes y martes.
Las autoridades pidieron a la gente en Londres que vista “de manera apropiada” y advirtieron que la espera podría durar horas, incluso toda una noche. El público solo podrá ingresar en la capilla ardiente con una pequeña mochila, pero sin agua ni comida.
“Funeral del siglo”
Hoteles completos, transportes perturbados, pubs abarrotados… La capital británica se prepara para el multitudinario homenaje popular que terminará el lunes a las 06H30 (05H30 GMT), antes del “funeral del siglo” en la Abadía de Westminster.
Más de 100 dignatarios y otras personalidades deben asistir, entre ellos, el presidente estadounidense, Joe Biden; el rey de España, Felipe VI, y su padre Juan Carlos I; o el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, anunció una fuente gubernamental.
Aunque un documento de la organización que se filtró a la prensa dejaba entender que los dignatarios deberían tomar un autobús para acudir a la abadía, los organizadores explicaron que los aliados más cercanos del Reino Unido podrían utilizar sus propios medios.
El entierro de la soberana que vio pasar a 15 primeros ministros –el primero, Winston Churchill, nacido en 1874 y la actual, Liz Truss, nacida en 1975– tendrá lugar el mismo día en el Castillo de Windsor en una ceremonia privada, confirmando el fin de una era.
Mientras tanto, Carlos III se instala en el poder, pero sus primeros pasos no están exentos de polémica como durante su visita el martes a Irlanda del Norte, en el marco de una gira por las naciones del Reino Unido que finalizará el viernes en Gales.
Las imágenes difundidas muestran al nuevo rey enfadado con una pluma utilizada para firmar en el libro de honor que parece perder tinta. “¡Oh, dios, lo odio! (…) No puedo soportar esa maldita cosa”, dice el monarca, reputado por su carácter caprichoso. AFP
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