Los detenidos pertenecen a una organización disidente del sandinismo y la dictadura nicaragüense los considera “traidores”.
Por infobae.com
A dos meses de las elecciones municipales, el régimen de Daniel Ortega inició esta semana una nueva ola represiva contra líderes opositores, que incluyó al menos tres detenciones, varios allanamientos y el asedio policial a una decena de personas.
Las víctimas, según informó el diario La Prensa, serían principalmente miembros del partido Unión Democrática Renovadora (Unamos), una organización política que se formó hace 27 años con disidentes del Frente Sandinista, partido que está actualmente en el poder y dirige Daniel Ortega.
Dos de las capturas fueron ejecutadas por la Policía nicaragüense en la ciudad de León y otra en Nueva Guinea. Los allanamientos se han realizado en Matagalpa, Bluefields y Managua.
“Se ha dado una serie de capturas de opositores, de ciudadanos nicaragüenses y hay acecho, acoso, a varios. Eso es lo que tenemos como información”, dice Héctor Mairena, directivo de Unamos y miembro del Consejo Político de la opositora Unidad Azul y Blanco (UNAB), sin confirmar que las detenciones sean contra miembros de la organización a la que pertenece.
El Consejo Supremo Electoral de Nicaragua convocó a los ciudadanos para que el próximo 6 de noviembre acudan a las urnas para elegir a los alcaldes y concejales. Sin embargo, el partido gobernante Frente Sandinista se presenta prácticamente solo después que Ortega trituró a la oposición política a la víspera de las elecciones presidenciales de noviembre del año pasado, cuando encarceló a todos los candidatos que mostraron interés en competir contra él e ilegalizó a los partidos que tenían alguna independencia a su control.
Mairena no considera que la actual ola represiva obedezca a la cercanía de las elecciones como sucedió el año pasado. “No obedece en mi opinión a una decisión coyuntural. Ciertamente hay fechas que se desatan estas escaladas como la que estamos viviendo en estos días en que se han capturado a varios opositores, pero la represión es consustancial al régimen Ortega Murillo porque no puede vivir sin reprimir”.
Estos tres nuevos capturados se suman a los 205 presos políticos que el organismo Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas registró hasta el 31 de agosto pasado.
Unamos ha sido particularmente golpeado por el régimen de Ortega. Diez de sus miembros, incluyendo a sus principales líderes, permanecen en las cárceles como reos de conciencia y en febrero de este año falleció en condición de preso político el general Hugo Torres, vicepresidente de la Organización y antiguo guerrillero sandinista.
Cuatro mujeres líderes de Unamos permanecen en régimen carcelario de castigo en la cárcel conocida como El Chipote.
Para Mairena, la saña contra los miembros de su organización se explica por el desafío que hace 27 años plantearon al reclamar a Daniel Ortega “su autoritarismo y la intención de apropiarse de lo que entonces era el Frente Sandinista para establecer un control familiar” y que “tanto el viejo como el nuevo liderazgo de Unamos han sido muy activos en las protestas y en la denuncia internacional y estos son los costos que se están pagando”.
“Los compañeros han hecho de la cárcel la primera trinchera de resistencia y de denuncia. Creo que a esto se debe esta saña particular de los Ortega Murillo, unido a otro factor ya casi patológico, y es que esta gente es vengativa. Cuando a nosotros nos acusaron de traidores sabíamos que esa saña del orteguismo se iba a concretar tarde o temprano”, añade.
Desde hace dos meses, el régimen de Daniel Ortega ha elevado el nivel de represión en Nicaragua, principalmente contra periodistas, medios de comunicación, sacerdotes y la iglesia Católica.
Durante el pasado agosto, seis sacerdotes fueron encarcelados y el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez se encuentra en régimen de “casa por cárcel” de hecho, porque no se ha iniciado proceso contra él. Al menos otros seis sacerdotes salieron al exilio para evitar ser apresados.
Asimismo, en julio, la redacción completa del diario La Prensa se trasladó al exilio debido a la persecución que el régimen emprendió contra sus trabajadores.