El escándalo instalado en el seno del ajedrez de elite desde principios de septiembre, cuando Magnus Carlsen se retiró en un torneo en St. Louis tras perder con el estadounidense Hans Niemann e insinuar que lo hacía porque su rival había hecho trampa a través de “perlas anales” o un “masajeador prostático” (acusación que ratificó explícitamente el lunes en un comunicado), no es el primero que mancha al “juego-ciencia”. Desde la Guerra Fría hasta la actualidad, en el mundo de los tableros hubo casos confirmados de juego sucio y otros que quedaron solo en sospechas.
Por: Clarín
En el mítico duelo por el título mundial de 1972 entre Bobby Fischer y Boris Spassky, conocido como el “Match del Siglo”, ambas delegaciones se acusaron de comportamientos ilegales. El contexto político era claro: fue un choque simbólico entre Estados Unidos y la Unión Soviética, las grandes potencias del momento.
Antes de cada partida, las partes solían examinar exhaustivamente la sala de juego, revisando las mesas, las sillas, la iluminación y hasta el aire, para descartar que hubiera algún dispositivo pirata transmitiendo información.
Fischer incluso llegó a asegurar que Spassky había contratado a una persona para que se mezclara entre el público y lo desconcentrara. Desde el equipo del soviético presentaron una queja formal ante la Federación islandesa -el match se disputó en Reykjavik-, asegurando que el retador utilizaba métodos electrónicos en perjuicio del campeón.
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