La economía brasileña, entre Bolsonaro y Lula: qué puede pasar en 2023

La economía brasileña, entre Bolsonaro y Lula: qué puede pasar en 2023

Lula y Bolsonaro polarizan el voto presidencial y la campaña fue violenta, pero en cualquier caso la política economía mantendría las bases macroeconómicas fijadas hace 30 años por el plan Real

 

¿Qué pasará con la más grande economía latinoamericana a partir de 2023? Cualquiera sea el resultado electoral, Gustavo Perego, de la consultora Abeceb, dijo a Infobae: “No creo que cambie la relación económica con la Argentina. El comercio intra-Mercosur es muy industrial, basado en movimiento entre multinacionales y con los contratiempos normales en las relaciones comerciales”.

Por: Infobae

Eso sí, en una economía mundial complicada y en la que China desacelera (en 2022, por primera vez en décadas, crecerá menos que el resto de Asia), el dinamismo de la economía brasileña es clave para la Argentina. Por caso, precisa un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario, Brasil es el destino principal de las exportaciones de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza y el segundo de Santa Fe, provincias de las que proviene el 76% de las exportaciones argentinas.

A juzgar por la virulencia de la campaña electoral y ya no la grieta, sino el cañadón que divide a la política y la sociedad brasileñas entre los partidarios de Jair Bolsonaro y Luiz Inácio “Lula” da Silva, la probable derrota del actual a manos del ex (dos veces) presidente debería traducirse en un profundo cambio de política económica, pero esa sería una conclusión apresurada.

En una economía mundial complicada y en la que China desacelera el dinamismo de la economía brasileña es clave para la Argentina
En la actual campaña, más de la mitad de los usualmente extrovertidos brasileños confesaron temor a expresar sus preferencias políticas. Tienen motivos. Solo en el primer semestre se registraron 214 muertes de tinte político/electoral: fanáticos de un candidato asesinando a los del otro, grescas, golpizas, irrupciones violentas. Y existe el riesgo de más violencia si, en caso de un triunfo de Lula, Bolsonaro lo desconociera, de lo cual ya deslizó la posibilidad con sus cuestionamientos al sistema de voto electrónico centralizado, el mismo que en 2018 le asignó una amplia victoria en la segunda vuelta de las elecciones de ese año.

Los últimos relevamientos de Ipec y DataFolha, dos reputadas encuestadoras, asignan a Lula una amplia ventaja y lo ubican cerca del 50% que necesita para ganar, este domingo, en primera vuelta. El último debate de candidatos, el jueves, fue dominado por los cruces entre Bolsonaro y Lula, casi invisibilizando al resto de los candidatos que bordean, entre todos, un magro 10% de preferencias. Sin embargo, observadores de la economía brasileña contaron a Infobae que es probable que, gane quien gane la elección, las líneas directrices de la política económica brasileña se mantengan.

Polarización presidencial, dispersión legislativa

En un reciente debate organizado por la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales para una Nueva Argentina (Fepesna), el politólogo Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano, de España, destacó que la polarización presidencial convive con la dispersión del voto legislativo y que el probable triunfo de Lula, más que confirmar una supuesta ola de izquierda en América Latina (en línea con los triunfos de Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia), sería más bien una expresión de malestar social y rechazo a los gobiernos de la región. De las últimas 14 elecciones, precisó, en 13 ganó la oposición. El único triunfo oficialista fue en Nicaragua, donde el dictador Daniel Ortega básicamente encarceló a los candidatos opositores.

Carlos Fara destacó el peso de las cuestiones “valóricas” en el rechazo a Bolsonaro: su actitud ante la pandemia, sus comentarios sobre los temas de ambiente, género y aborto le valieron el apoyo de militares y evangélicos, pero un amplio rechazo de los sectores urbanos. A su vez, notó el economista y diplomático Felipe Frydman, exembajador argentino en Tailandia, Bolsonaro deja una situación económica envidiable.

 

El rol de Petrobras es una de las principales diferencias entre Bolsonaro y Lula en materia de economía (Reuters)

 

“La economía no está en discusión: Lula, al igual que hace 20 años, ratificó el rumbo económico en todas sus reuniones con empresarios. Y tiene razón. Las exportaciones en los primeros siete meses de 2022 fueron de USD 194.000 millones. Este año tendrá un superávit comercial de USD 80.000 millones, crecimiento del PBI del 3%, tasa de desocupación de 9% e inflación del 8%”, dijo Frydman a Infobae.

“La economía está en un proceso de recuperación significativo, 2022 va a cerrar con un crecimiento del PBI de 2,5% o más, cuando en el primer semestre se proyectaba un 1%, y la inflación bajando (desde los niveles actuales) a entre 7 y 8%”, coincidió Gustavo Perego.

El Banco Central atacó el envión de inflación que había llevado la tasa por encima del 10% anual, el gobierno quitó impuestos a los combustibles para combatir el aumento del precio de la energía y el tipo de cambio, que había llegado a 5,80, se estabilizó en una banda de 5 a 5,20 reales por dólar, agregó Perego, quien también apuntó la baja de la tasa de desempleo: había llegado a superar el 11% pero cerraría el año por debajo del 9 por ciento.

El Banco Central atacó el envión de inflación, el gobierno quitó impuestos a los combustibles y el tipo de cambio se estabilizó en una banda de 5 a 5,20 reales por dólar (Perego)
En los últimos meses Brasil no solo redujo la tasa de inflación, sino que “deflacionó” precios y el gobierno extendió el “Auxilio Brasil”, una ayuda de 600 reales por mes, a cerca de 30 millones de brasileños. Hay creación neta de empleo y la tasa de ocupación ya superó el nivel de prepandemia de covid-19. “Más del 50% de la población tiene expectativas positivas sobre la economía”, dijo Perego. La dinámica se mantiene sobre una base firme de exportación de commodities agrícolas, mineral de hierro y energía, hay superávit fiscal primario y la deuda en relación al PBI se está reduciendo.

Desde el plan Real, hace ya 30 años, explicó el economista de Abeceb, la política económica brasileña tuvo 4 pilares: 1) superávit fiscal primario; 2) tasas de interés positivas; 3) tipo de cambio controlado, pero no fijo; y 4) metas de inflación, aunque implique que el PBI crezca a tasas menos exuberantes que las conocidas hasta inicios de los ochenta. Brasil cerraría el año exportando bienes por USD 320.000 millones y las reservas internacionales del Banco Central bordean los USD 350.000 millones.

 

Bolsonaro y Paulo Guedes, su ministro de Economía, que propone desregular más la economía (Reuters)

 

Las perspectivas económicas son buenas y es improbable que cambien en una eventual presidencia de Lula, que eligió como compañero de fórmula a Geraldo Alckmin, exgobernador de San Pablo y miembro del Partido Social Demócrata Brasileño, del expresidente Fernando Henrique Cardoso, el artífice del Real. Además, la composición del Congreso seguirá dispersa y con gran peso de partidos de centro y filo-liberales (Centrao). “En Brasil manda el Congreso, no el presidente; gane quien gane, tendrá que negociar mucho cada medida de política pública”, dijo Perego.

La principal diferencia económica es que Bolsonaro y su ministro de Economía, Paulo Guedes, impulsaron la desregulación de la economía (lo hicieron en el sector eléctrico y con el sistema de pagos virtuales, lo quieren hacer con el Correo y otros sectores), impulso que se frenaría con Lula. “Aunque siempre en el marco del Real, Lula es mucho más estatista, tiene una base de votantes en el empleo público y cree en el liderazgo de las empresas públicas para traccionar el crecimiento”, dijo Perego.

Petrobras

La diferencia más clara sería Petrobras, que bajo Bolsonaro se focalizó en explorar y extraer (upstream) petróleo y gas y accedió a precios internacionales. El sitio Companies Market Cap rankeó a la petrolera como la undécima empresa más rentable del mundo en 2021 (detrás de Saudi Aramco, Apple, Google, Microsoft, ICBC, China Construction Bank, Equinor, ExxonMobil, Shell y Samsung; 4 petroleras en el Top 10) y es probable que en 2022 pique más alto: en el segundo trimestre batió prediciones con un aumento de 27% en sus utilidades; 54.300 millones de reales, unos USD 10.100 millones.

Lula, en cambio, cree que Petrobras debe proveer energía barata a los brasileños y, más que exportar petróleo y gas, impulsar una industria exportadora con más valor agregado, como le dijo al diario británico Financial Times.

 

Lula eligió como compañero de fórmula a Geraldo Alckmin, exgobernador de San Pablo, miembro del partido de Cardoso y con un equipo de economistas muy respetados (Reuters)

 

Petrobras y el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) fueron nodos de escándalos como el Petrolao y el Lava Jato que ligaron a los gobiernos del PT (de Lula y Dilma Rousseff) con empresas como Odebrecht, cuyo titular fue condenado a 19 años de prisión por el pago de coimas. El propio Lula pasó 580 días preso. Finalmente, el Tribunal Supremo de Brasil anuló por una cuestión de jurisdicción los juicios en que había sido condenado por corrupción por el Juez de Primera Instancia de Curitiba, Sergio Moro, luego ministro de Justicia de Bolsonaro. Lula no fue absuelto ni declarado inocente: el juicio se anuló y ya no tiene cuentas pendientes ante la justicia brasileña.

Jorge Vasconcelos, economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea, destacó que las bases del Real se fortalecieron con las reformas del gobierno de Michel Temer, quien completó la segunda presidencia de Dilma Rousseff, destituida por violar la Ley de Responsabilidad Fiscal. “Temer se asumió como un presidente de transición y designó en Economía a Henrique Meirelles, que introdujo reformas pro-mercado (como las laborales, que facilitan la creación de empleo), puso techo al gasto y cambió las expectativas de medio y largo plazo. Lula es el favorito para ganar las elecciones y está en el medio de esas dos experiencias, la de Dilma y la de Temer”, señaló.

Meirelles fue presidente del Banco Central durante las dos gestiones de Lula (2003-2010) y fue uno de los firmantes de la reciente “Carta a las brasileñas y los brasileños en defensa del Estado democrático de Derecho” firmada por artistas (Chico Buarque, Caetano Veloso, Marisa Monte, entre otros ídolos populares) e intelectuales y suscripta incluso por la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), el más poderoso representante de la burguesía industrial brasileña.

Sin nombrarlo, esa carta es un claro rechazo a Bolsonaro y un implícito apoyo a Lula que, junto a Cardoso, también firmó el texto, que en un mes cosechó más de un millón de adhesiones. “Esa cartita”, la llamó Bolsonaro.

 

Henrique Meirelles, presidente del Banco Central en las dos gestiones presidenciales de Lula y ministro de Economía del reformista Michel Temer. Si Lula gana y lo elige, sería muy celebrado por los mercados

 

Según Vasconcelos, si Lula elige a Meirelles como ministro de Economía y da lugar a economistas ligados a Alckmin, como Edmar Bacha y Percio Arida, enviará una señal de manejo responsable de la economía. “El Centrao tendrá dos tercios del Congreso. Eso justifica el statu-quo: no es que de estas elecciones salgan reformas que relancen la economía. No van a involucionar, pero tampoco a acelerar”, completó.

Recuperación tardía

Si, en cambio, ganara Bolsonaro, quedaría más comprometido con evangelistas y militares. “Hoy la economía le juega a favor, pero no con el timing que necesita. Si lo que pasa ahora hubiera empezado hace seis meses, tendría mejores posibilidades; los datos están llegando tarde para que remonte”, explicó el economista del Ieral.

La economía juega hoy a favor de Bolsonaro, pero no con el timing que necesita. Los datos de recuperación están llegando tarde para que remonte lo que necesita
Así las cosas, todo depende de la lectura que haga Lula: si gana, cree que es porque Bolsonaro se fue muy a la derecha y se apoya en los economistas del PT aflorarán las dudas y se disiparía el entusiasmo por la economía brasileña. “Lula no va volver al esquema de Dilma, pero está esa duda. Por eso el ministro de Economía es crucial. Si es Meirelles, habrá luna de miel con los mercados”, concluyó Vasconcelos.

Brasil es el primer socio comercial de la Argentina. En los primeros 8 meses de 2022, el saldo a favor del socio mayor del Mercosur fue de USD 1.960 millones, casi cuatro veces más que en igual período de 2021. Las ventas brasileñas a la Argentina crecieron 35%, casi el doble del 18,8% al que lo hicieron las exportaciones totales del país, en un intercambio dominado por el comercio de autos, autopartes, vehículos de pasajeros, productos metalúrgicos y, en especial en las ventas argentinas, alimentos.

 

Elución del intercambio comercial entre la Argentina y Brasil desde 2020

 

Aquellos fueron los días

El mejor momento de ambas economías en lo que va del siglo XXI fue la primera década, durante el envión alcista inicial de las materias primas, etapa en la que unos 40 millones de brasileños salieron de la pobreza y en la que el fuerte aumento del PBI en dólares brasileño (potenciado por la sobrevaluación del real), fue una fenomenal fuerza de tracción de la economía argentina.

Ambas economías perdieron ese impulso en la década siguiente, en especial luego de 2013, cuando se detuvo el boom de las materias primas. Del último “Estudio Económico de América Latina” de Cepal surge que si se adicionan (con sus respectivos signos) las tasas anuales de variación del PBI de 2013 a 2021, el resultado es apenas 1,7 para Brasil y 3,2 para la Argentina.

Brasil es el destino principal de las exportaciones de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza y el segundo de Santa Fe, provincias de las que proviene el 76% de las ventas externas totales del país
El modesto crecimiento brasileño, sin embargo, parece estar sentado sobre una base macroeconómica firme, más allá del reciente aumento de la inflación, que parece estar controlando. El estudio de Cepal precisa, por caso, que el riesgo-país brasileño es menos de un quinto del argentino, a pesar de que la deuda bruta sobre PBI de Brasil (91%) es superior a la de la Argentina (74,4%), que además esconde parte del problema en la deuda cuasi-fiscal del BCRA ($8,4 billones), 108% superior a la base monetaria ($4,03 billones), una bomba difícil de desactivar.

 

Camiones de la empresa Vale en una mina de hierro. Brasil exporta casi un quinto del comercio mundial de este mineral (Reuters)

 

Diferencias

Las cifras de inversión extranjera directa también son muy diferentes. Según Cepal, en 2021 la Argentina recibió una inversión extranjera directa neta de USD 5.420 millones, contra USD 27.285 millones de Brasil, que en los primeros ocho meses de 2022, según un informe de Financial Times, recibió USD 40.000 millones.

En parte gracias a eso y a su pujanza exportadora (es el principal exportador mundial de carnes, de soja y de hierro, le vende a 222 países del mundo y se calcula que su producción agroalimentaria, superior al PBI argentino, alimentó el año pasado a 800 millones de personas, más de un 10% de la población mundial) ahí están los USD 350.000 millones de reservas internacionales del Banco Central, que tuvo en cuenta el diputado radical Martín Tetaz, quien propuso “sepultar” la inflación argentina mediante la convertibilidad del peso con el real, al fin y al cabo una moneda estable.

Brasil es el principal exportador de carnes, soja y hierro, le vende a 222 países y se calcula que su producción agroalimentaria, superior al PBI argentino, alimentó el año pasado a 800 millones de personas
La Argentina no tiene reservas suficientes para una convertibilidad de ese tipo, pero podría hacer con Brasil un canje de monedas similar al que tiene con China, que alcance para cubrir la base monetaria y los pasivos remunerados del BCRA, unos USD 60.000 millones, explicó Tetaz a Infobae. La línea se pagaría solo si se usa, pero su sola existencia desalentaría cualquier corrida, porque del otro lado estaría el Banco Central brasileño para respaldar la moneda argentina. “La ventaja de Convertibilidad con el Real es que hay consenso transversal. La planteó Alfonsín con Sarney en los 80s y Macri con Bolsonaro en 2019. Mucha gente del peronismo la apoyaría y en la campaña Lula propuso ir más allá y planteó incluso una moneda común del Mercosur. Así que hay consenso político, gane quien gane en Brasil”, concluyó Tetaz

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