Setenta y siete años después del movimiento político denominado la “Revolución de Octubre”, no podemos menos que calificar de estoicismo, el querer reencontrar la democracia perdida con otro golpe de estado, ya que indiscutiblemente, la generación gestora del movimiento en 1945, y su fatídica réplica del abortado intento en 1992, enraizó en nuestro país una idea democrática, que luego de entronizarse mediante un legítimo proceso electoral en 1998, bautizaron como “socialismo del siglo XXI”, que indiscutiblemente se fundamentó en el grupismo partidista, en el engaño al ignorante y en la lucha contra el golpe de Estado, es decir, contra los militares, tratando de evitar que ocurriera lo mismo que en 1948, cuando los gestores del movimiento del 45, desplazaron con un “ojo por ojo y diente por diente” a los traidores “demócrata-comunistoides”.
Los que crecimos y vivimos escuchando el verbo político de siempre, pero que logramos zafarnos del engaño, nos hemos sentido impotentes y frustrados, al tener que vivir como miserables entre “ricos de cuna” y politiqueros “bonchones y malamañosos”, gestados en una detestable e inmoral democracia, lamentándonos de haber servido de tontos útiles a tantos incapaces que nos han gobernado y dirigido en estos 77 años.
La celebración del 77avo aniversario de “la Revolución”, permite un mea culpa de algunos de los sobrevivientes de aquel golpe de Estado, siendo por demás interesante, que los no tan jóvenes que hoy nos dirigen como herederos de los héroes de esta marchita y fracasada “revolución”, muchos de ellos dirigentes desde el exterior, se percaten de la inconsistencia de su patrimonio y dejen de culpar a otros, de la desbancada del país ¡Basta ya de los 40 años pasados, que ya son 63 años con los cumplidos 23 años del “socialismo del siglo XXI!. Los Bolívar, los Miranda y los Marx venezolanos ricos de cuna, dejaron de existir; fueron muchos los capitales nacionales y nacionalizados amasados en esos 40 años de democracia y en los 23 de esta “revolución chavista”, donde fueron pocos los moralistas que pudieron arrimarse al fuego sin que se les quemara el rabo.
Y, aunque parezca mentira, la suma actual de los “boliburgueses” corrompidos y desfalcadores, y muchos que se hacen llamar opositores en Venezuela y en exterior, quienes con el mayor daño brutal de la corrupción en que hemos estado y estamos, dejaron en manos de extranjeros y boliburgueses chavistas, el manejo de nuestras finanzas, quienes con la habilidad de la mafia manejan los recursos y la política del país, con el beneplácito de los hoy poderes públicos inmoralmente subyugados por el mañoso ejecutivo destruido por el “chavismo” ignaro y el “madurismo”, entronizados con la ayuda de la desidiosa abstención opositora, que no cesa en su terquedad del fraude electoral y el anti CNE. Sin darse cuenta, han ayudado a que estos gobernantes ridiculicen y menosprecien la pobreza del nacional “pata en el suelo”, que con sacrificio, imbuido en una política denominada “misiones”, han pretendido disfrutar de un poco de la riqueza y el ahorro que le han brindado el trabajo y en muchos casos la viveza aprendida de ellos. Por otra parte, protestan por las medidas antivenezolanas que toma el imperio, inclusive impulsando a los tontos que se atreven a desafiar la malignidad conocida de la selva y el desierto del Darién, como si de un legítimo derecho se tratara, o estuviera obligado “el imperio” a enmendar nuestra desidiosa estupidez antirrevolucionaria.
Sin dudas, hoy a los 77 años de la llamada “revolución de octubre”, que no la bolchevique, ha quedado demostrado y lo entienden los líderes de los partidos, que no es con discursos ni con amedrentamientos como lograrán el cambio de la anti política de las Fuerzas Armadas, ya que sin darse cuenta de su malévola incursión en la política, prohibida por la constitución, ha sido la incredulidad en el sistema, como de una acción militar se tratara, aunque sabemos que si hay claridad sistemática en los mandos militares. Ellos saben, que si el sistema fue distorsionado por los dueños de los partidos políticos en la mal llamada 4ta, y por quienes lograron el poder con el engaño y el mensaje de un falso “mesías”, saben que éste los engañó y usó para querer eternizarse en el poder, y que éste, luego se autopropulsó como dueño de la democracia; y sus adláteres, que aún quedan, obligan a Maduro con la farsa antirrevolucionaria y la abstención que promueve la falsa oposición, a que nos gobierne como ¿ilegítimo?
En esta corta historiografía sobre el golpe del 45, es de recordar, que en 1960, cuando cinco subtenientes del Ejército y de la Guardia Nacional, hicieron posible la recuperación del aeropuerto de San Antonio del Táchira y con ello la defenestración del movimiento del general Castro León, permitiendo que regresaran los “valerosos” políticos que habían huido a Colombia, y salvar el gobierno del Presidente Betancourt; los actores se sintieron orgullosos de haber puesto un nuevo grano de arena para la “democracia”, que como autores ayudaron a crear, dando un paso al frente y empuñando las armas en el acontecimiento que culminó en la noche del 22 de enero de 1958. Ni entonces, ni después, cuando lucharon contra los antipatriotas de la subversión castro-comunista, pudieron imaginarse, lo que hicieron jóvenes militares desquiciados el 4 de febrero de 1992, y la amorfosidad política en que transformaron la república; tampoco podría imaginarse que hoy se verían agredidos y atacados injustamente, por los herederos de los líderes democráticos que ayudaron a apuntalar, muchos en el gobierno y otros en el exilio. Pero de mayor gravedad es que sean también, ya no tan jóvenes militares, quienes, sin comprender el fin institucional y el verdadero rol que tienen como herederos de los “libertadores”, se entronizaron en el poder aprovechando la inconstitucional apertura legal y el asustadizo poder político revolucionario para mantener a estos políticos traidores y vende patria, confundidos con la inacción opositora. ¿Qué toca ahora?, volver a la sensatez, dejar la lucha entre los partidos y comenzar la lucha por retomar la democracia perdida. Es necesario pedir que cese la intervención externa y pedir la aplicación de la justicia a los depredadores del país y sus instituciones, pero sobre todo, quienes luchan desde el exterior, ¡Volver a Venezuela!
¡No debemos olvidar que solo Dios castiga y perdona, y que la Patria solo premia en nombre de Dios a los hombres de buena voluntad!
@Enriqueprietos