Las estrictas normas existentes en Qatar están obligando a las federaciones de fútbol de los países participantes a advertir a las familias de los jugadores de los riesgos que puede entrañar su viaje. Inglaterra y Dinamarca son un ejemplo de los países que han actuado directamente para prevenir conflictos en plena competición.
Las normas qataríes, según The Sun, no permiten hacerse selfies fuera de los edificios gubernamentales, ni poner música alta o actuar “inadecuadamente” en las horas en las que se llame a la oración ni, por supuesto, beber alcohol. Tampoco que las mujeres puedan vestir a su antojo ni que se produzcan muestras de afecto o cariño en los espacios públicos.
Ya hace unos meses saltó a la palestra que los allegados de los futbolistas ingleses habían contemplado la posibilidad de alojarse en un crucero. De esta manera, atajarían parte del problema, pero no su totalidad. “Es importante que entiendan que Qatar no es Inglaterra y que tratarán a todos con igualdad, independientemente de quiénes sean”, afirma una fuente citada por el periódico.
El ejemplo de Alemania 2006
El Mundial de Alemania 2006 supuso un antes y un después en el tratamiento a las parejas de los futbolistas y, curiosamente, fueron las novias y mujeres de los jugadores de la selección de Inglaterra las que sentaron el precedente.
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