Grecia y Turquía están enzarzadas en una nueva disputa. Una vez más. Esta vez por el rescate de un centenar de personas desnudas en la frontera entre ambos países. Atenas acusa a Ankara de haber empujado a 92 migrantes desnudos a cruzar la frontera con Grecia atravesando el río Evros y el Gobierno de Turquía rechaza las acusaciones.
Por 20minutos.es
El ministro de Migración griego, Notis Mitarakis, tuiteó el sábado una foto de hombres desnudos, supuestamente migrantes rescatados en el río Evros, que hace de frontera entre Turquía y Grecia. Este lunes, cuenta EFE, anunció que llevaría el caso ante Naciones Unidas.
https://twitter.com/nmitarakis/status/1581247032207224834?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1581247032207224834%7Ctwgr%5E2d3359bd63c94bef0a61cb03d42c5c7289985022%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.20minutos.es%2Fnoticia%2F5069589%2F0%2Fturquia-y-grecia-dos-enemigos-historicos-que-ahora-discuten-por-las-fotos-de-unos-migrantes-desnudos%2F
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) expresó este lunes su preocupación por unas imágenes “impactantes”, condenó el incidente y pidió una investigación completa sobre lo ocurrido.
Según la prensa griega, los migrantes, en su mayoría procedentes de Afganistán y Siria, aseguraron a la Policía griega que las autoridades turcas los habían llevado en coches a la zona fronteriza para que cruzaran en botes de goma.
“Para intentar aparentar que se tiene la razón, cuando no la tiene en absoluto, como hace Grecia, hay que ser realmente inconsciente y tener poca vergüenza“, ha respondido el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu. “Es natural que Grecia, que tiene un historial muy abultado de estas vulneraciones de la ley internacional, intente calumniar ahora a Turquía acusándola del mismo delito”, asegura el ministro.
Según Çavusoglu, “en las devoluciones en caliente Grecia despoja a los migrantes de todo, no solo de sus documentos, sino también de su ropa, para que no vengan más”, una práctica que -dice Ankara- numerosos refugiados relataron a la prensa turca en febrero y marzo de 2020.
En su respuesta a Atenas, el titular de Exteriores ha llegado a señalar a la propia Unión Europea. Acusa a Grecia de “modificar las coordenadas” de incidentes en el Egeo para hacer ver que tienen lugar en aguas turcas, y que la agencia europea Frontex “participa en este delito”.
The Greek machine of fake news is back at work…
Minister of Immigration and Asylum of Greece, who seems to have mistaken Türkiye for his own country, attempted to cast suspicion on our country by sharing false information.
— Fahrettin Altun (@fahrettinaltun) October 16, 2022
Turquía se expresa en esos términos después de que durante años haya recibido de la UE miles de millones de euros para que atendiera mínimamente dentro de sus fronteras a los refugiados que llegaban huyendo de la Guerra civil en Siria. Ese acuerdo, firmado en 2016, ha sido imprescindible para la UE ya que frenó la llegada de miles de inmigrantes sirios a suelo europeo.
La chistera nacionalista frente a una inflación del 83%
Pero hay otro elemento que explica el agresivo lenguaje turco: en junio de 2023 hay elecciones presidenciales en Turquía y exacerbar el nacionalismo siempre funciona. Al menos a un líder poco democrático como el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Señalar que el enemigo está allá afuera siempre le ha funcionado.
Pero ¿valdrá el truco de la chistera nacionalista ahora que Turquía atraviesa una gravísima crisis económica? La moneda turca está en caída libre y la inflación ha superado el 83%, el nivel más alto en 24 años, tras subir otro 3% en septiembre. Es el dato oficial, porque según cálculos de economistas independientes que recoge EFE, la inflación interanual es del 186%, más del doble que la oficial.
Erdogan se protege y, además de esgrimir el megáfono del nacionalismo, cierra más la boca de los turcos. Para tenerlo todo más atado, este martes entró en vigor la ley que permite castigar con penas de entre uno y tres años de cárcel a cualquiera que difunda “información falsa” en internet “con motivo de crear miedo”. Y ello pese a las fuertes protestas que ha desatado dentro y fuera del país.
Un conflicto histórico en el Mediterráneo
Pero el contexto de esta guerra de declaraciones es el histórico enfentamiento entre Grecia y Turquía. Ya hemos visto sus últimos capítulos este 2022. Ankara lleva meses acusando a Atenas de “militarizar” las islas del Egeo, trasladando tropas y artillería en acciones que, a su juicio, vulnera los tratados de Lausana de 1923 y de París de 1947.
En junio, el Gobierno turco incluso amenazó con “cuestionar la soberanía griega” sobre las islas. Grecia argumenta que tiene derecho a protegerse ante la actitud “expansionista” de Turquía.
En septiembre, Erdogan amenazó al país heleno con una acción militar “repentina” si persistía en lo que considera una actitud de confrontación con Turquía en el Egeo. “Para Grecia solo tenemos una frase: ¡No olvides Esmirna!”, dijo entonces, recordando el incendio de la ciudad costera en 1922 (murieron miles de griegos y armenios y otros muchos miles salieron como refugiados).
Vecinos mediterráneos y miembros de la OTAN, ambos países no han podido cerrar las profundas heridas que mantienen. Una de ellas es la mencionada disputa por las islas del Egeo. En dos ocasiones han estado a punto de llegar a las armas por ello: en 1987 (cuando Turquía se enteró de que Grecia estaba perforando en busca de petróleo) y a principios de 1996 (una disputa por dos islotes que se superó gracias a la intervención de la diplomacia de EE UU).
Además, Grecia y Turquía se enfrentan por Chipre. La isla sigue dividida desde 1974. La parte sur, con mayoría de población grecochipriota, está integrada en la Unión Europea como un Estado miembro. La zona norte es de mayoría turcochipriota y sólo Turquía reconoce su soberanía. Los intentos de mediación en Chipre por parte de la ONU siempre fracasan.
Y la economía. Otros dos contenciosos se suman a la lista de disputas. El tráfico aéreo y las prospecciones marítimas. La disputa por los derechos de soberanía en el mar Egeo ha elevado la tensión por las investigaciones con perforaciones a ambos lados del mar Mediterráneo entre las islas de Creta y de Chipre, una zona que se estima que es rica en reservas de gas natural.
Respecto a la jurisdicción del tráfico aéreo en el Egeo, Turquía quiere que vuelva a ser definida, con el argumento de que debería tener bajo su dominio la zona oriental del Egeo. Grecia rechaza esa pretensión y advierte de que un cambio así provocaría que los vuelos con destino a las islas griegas de Rodas, Samos y Kos tuvieran que pedir permiso a las autoridades de tráfico aéreo turcas.