El Tribunal Supremo de España rechazó hoy la alegación de un hombre de sentirse mujer para librarse de 15 años de prisión luego de haber violado y asesinado a una joven en 2018.
Para el Supremo, la violación “constituye un acto atentatorio contra la indemnidad sexual” de la asesinada, “sin que la disforia de género que afirma padecer sea obstáculo o impedimento para ello”.
Jonatan Robaina fue condenado a 38 años por la Sala de lo Penal luego de que se constataran que fue el perpetrador de la violación y asesinato de Vanesa Santana la noche del 4 de junio de 2018 en la Isla Canaria.
El autor, que confesó, según el medio Vozpópuli, a la Guardia Civil cuatro días después tras dejarse olvidada en el lugar del crimen la chaqueta que llevaba y nunca ha reconocido la violación pese al testimonio de peritos, alegó ante el Supremo que sufre una disforia de género y que, como “no se siente hombre”, “no tiene deseos sexuales hacia una mujer”.
Los magistrados han desestimado el argumento del condenado, que insistió en que, al sentirse mujer, no pudo desear a la víctima y cometer la violación.
El medio además explicó que a juicio de los magistrados, “nada desvirtúa los actos cometidos, como tampoco el rechazo del ánimo libidinoso, que no va en contra de su alegada disforia”, en línea con lo sentenciado en 2021, tras un juicio con jurado, por la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria y, más tarde, por el Tribunal Superior de Justicia canario.
“Sólo sí es sí”
España endureció el pasado Agosto su legislación contra la violencia sexual, estableciendo la obligación de un consentimiento explícito, una medida minoritaria en Europa que el gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez abanderó después de la violación en grupo de una joven.
Conocida como la ley del “solo sí es sí”, la nueva norma “de garantía integral de la libertad sexual” fue aprobada por el Congreso este jueves por 205 votos a favor y 141 en contra.
El texto, que implica una reforma del Código Penal español, sitúa en el centro el “consentimiento”, que solo se entenderá “cuando se haya manifestado libremente mediante actos que (…) expresen de manera clara la voluntad de la persona”.
La utilización de violencia o de intimidación ya no serán, por tanto, necesarias para tipificar un delito de violación, como ocurría hasta ahora.
“Por fin nuestro país reconoce por ley que el consentimiento es lo que tiene que estar en el centro de todas nuestras relaciones sexuales”, se congratuló Irene Montero, ministra de Igualdad del gobierno de Pedro Sánchez, a las puertas del Congreso.
Noción minoritaria en Europa
Sobre la cuestión del consentimiento, el gobierno aseveró que se inspiró directamente en el Convenio de Estambul del Consejo de Europa, un tratado internacional adoptado en 2011 que establece normas para luchar contra la violencia de género.
Irene Montero, la ministra de Igualdad, del partido de izquierda Podemos, socio minoritario de los socialistas en el gobierno de Pedro Sánchez, reconoció haberse inspirado para su redacción en una ley sueca pionera que considera violación todo acto sexual sin acuerdo explícito desde 2018.
Según un estudio de Amnistía Internacional de 2020, 12 de 31 países europeos analizados definen la violación desde la falta de consentimiento, más allá de la coacción o la vulnerabilidad, entre ellos Bélgica, Dinamarca, Suecia y Reino Unido.
Alemania, por ejemplo, endureció su legislación en 2017 para hacer de la falta de consentimiento el criterio único para definir una violación.
España es un referente internacional en la lucha contra la violencia machista desde que en 2004 adoptó una ley pionera que introdujo de forma destacada la diferencia de género como agravante de la violencia.
Con información de AFP