Comienza a subir la angustia en los pasillos de Miraflores. Que en la oposición venezolana empiece a delinearse el camino hacia la construcción de una candidatura unitaria producto del voto popular en una primaria, es para el madurismo una inmensa pesadilla. Que los partidos que conformamos la Plataforma Unitaria, junto a otros no adscritos a la misma, logramos ponernos de acuerdo en un reglamento, un rango de fecha probable para la celebración de una elección primaria (La Primaria) y que cuyo órgano rector estará conformado por calificados y respetados ciudadanos de la sociedad civil no vinculados a ningún partido político, es sin duda un paso extraordinario en la dirección correcta. Pero debemos tener los pies sobre la tierra, aquí nadie es ingenuo, estamos claros que lograr un candidato unitario electo en una exitosa primaria constituiría un cambio cualitativo favorable a la lucha democrática inmenso, pero en la misma medida que es bueno para el país y sus anhelos de cambio, es malo para Nicolás y los suyos, en su deseo de permanecer en el poder “como sea”, por eso, La Primaria se convierte en el corto plaza en la principal amenaza para ellos. La élite subyugante en el poder maneja dos opciones; 1) Sabotear la primaria con los elementos institucionales que dominan y utilizan a su antojo y 2) La baraja repetida de República Dominicana en 2017, es decir, adelantar la elección presidencial de tal forma que no se pueda realizar La Primaria. Ambas opciones con notables peligros para su permanencia en el poder.
Analicemos los dos escenarios. Sabotear La Primaria tiene muchos riesgos y posibles consecuencias indeseadas para quienes están desesperados por mejorar la desastrosa situación interna y su reconocimiento internacional. Candidatos activos en sus campañas, los partidos políticos sumergidos con su militancia en la participación, lo más extenso y numeroso de la vanguardia luchadora en todas las comunidades organizándose, motivada y trabajando en torno al éxito de La Primaria, el incremento permanente del entusiasmo de la gente por escoger a un candidato y a la vez líder unitario de la oposición, generará un clima motivante y entusiasta en inmensos sectores hoy adormecidos e incrédulos. Esto lo sabe Nicolás y los suyos, pero también saben que ese evento contará con amplio respaldo internacional, incluido varios de sus nuevos amigos gobernantes en la región, darle un palo a La Primaria traería consecuencia internacionales inmediatas y además, corre el riesgo de que surjan nuevas y masivas protestas nacionales exigiendo respeto a derechos políticos democráticos, esta vez, esos venezolanos protestando en la calle, si ocurriera, tendría la solidaridad internacional, incluso de gobiernos de izquierda latinoamericanos, y todo esto en un contexto de guerra en Europa con repercusión mundial – de paso la élite gobernante está alineada al bando invasor que está perdiendo la guerra – hace que sabotear el evento participativo y democrático de La primaria sea altamente peligroso para Nicolás y su élite. Si a todo lo anterior le agregamos el descontento generalizado existente en el país, conocido por todos, en amplios sectores que apoyan al gobierno y conforman las instituciones que lo sustentan, promover o correr el riesgo de desencadenar masivas protestas no parece nada aconsejable. ¿Qué otra opción comienzan a mirar ante la amenaza que se puedan realizar con éxito las primarias de la oposición? Nicolás y Diosdado la asoman sin estupor, haciendo un gran esfuerzo para que no se note que la razón de fondo son sus propios miedos a la configuración de un escenario tan adverso para ellos en su deseo de seguir en el poder; adelantar las elecciones para que La Primaria no pueda ocurrir. Pero créanme, el tiro les puede salir por la culata. Para millones de venezolanos esperar hasta el 2024 ya es cuesta arriba, sigue una dolorosa migración de compatriotas desesperados por la falta de oportunidades para sustentarse, ya no consiguen ni siquiera para sobrevivir, el espantoso tránsito por el Darién e incluso migrar a zonas inhóspitas de la Guyana Esequiba, retrata la desesperación de muchos venezolanos y el nivel de deterioro de nuestra nación, pero la posibilidad de un desenlace adelantado en el 2023 puede mejorar las expectativas en millones de ciudadanos que hoy tienen su vista puesta en irse al exterior.
No estamos en el 2018, hoy las circunstancias son muy diferentes, así como ya nos pusimos de acuerdo para definir las reglas de unas primarias, tenemos el deber de ponernos de acuerdo en establecer otro método para escoger el candidato unitario, en caso de un adelanto de elecciones que hagan imposible la realización de La Primaria. Hoy no existen las condiciones políticas para escoger un candidato presidencial de la oposición por consenso, pero cuidado si en su miedo y desesperación Nicolás nos dota de las condiciones políticas necesarias para que sea posible tal evento, hoy impensable. Todos los partidos que nos hemos puesto de acuerdo para impulsar unas primarias, también lo podemos hacer para escoger por consenso un candidato para la elección presidencial y la necesaria transición, es solo viable si ya no es posible realizar La Primaria. En el escenario que esto pudiera ocurrir, ya no estaríamos a las puertas de escoger un candidato unitario, sino nada más y nada menos, que escoger al presidente electo del país en unas elecciones adelantadas un año y tres trimestre antes de la fecha constitucional de finalización del actual período presidencial. Una dirigencia política hoy decidida a participar en la elección presidencial, aleccionada por fatales errores del pasado, consiente que solo es posible el éxito en unidad y ejerciendo el poderoso instrumento del voto, podría convertir una manipulación descarada de la fecha a celebrarse la elección presidencial por parte del gobierno de Maduro, en una gran oportunidad. Sin duda, sería un escenario complejo y con muchos peligros, no solo la élite autoritaria está preocupada por el camino acertado de La Primaria, algunos actores que se dicen de oposición, ven también sus intereses amenazados. Sus anhelos de ser factores importantes de división en la oposición se devalúan. No entrarán jamás en La Primaria y mucho menos en un consenso, su plan es otro. Por ello, es tan importante que toda decisión sea tomada con la mayor y más representativa expresión de la oposición nacional.
Sin duda, la élite autoritaria esta reaccionando ante lo acertado de nuestras decisiones. Yo apuesto a que, así como estamos avanzando firmemente en la organización de la primaria, seamos capaces de ponernos de acuerdos y tomar las mejores decisiones en función del interés de nuestro pueblo, a la hora de una jugada desesperada de los destructores de la nación.
Nicolás intenta colocarse en el escenario político a la ofensiva, no puede permitirse que durante todo el año de 2023 el escenario esté dominado por una política de la oposición, “La Primaria”, para él, es indispensable una oposición dividida y sin estrategia clara, pero adelantar la fecha de la elección presidencial puede producir una reacción contraria a la que él desea. Para ser sincero, Nicolás si tiene una tercera opción, que es la negociación, con un proceso de transición pacífico y acordado, pero este último solo será; su opción, si las circunstancias lo ponen contra las cuerdas, es decir, no tiene otra alternativa.
Como oposición comenzamos a recobrar la iniciativa política, nuestro deber histórico es no perderla.
Economista José Simón Calzadilla P.
Secretario General del Movimiento Por Venezuela (MPV).