En vista de lo mal que está la economía estadounidense en estos momentos, puede ser tentador aferrarse a cualquier indicio de buenas noticias. Este deseo de positividad puede explicar la popularidad de una nueva teoría sobre el mercado laboral: el acaparamiento de mano de obra. Este término se ha puesto de moda entre algunos economistas y expertos para explicar la relativa resistencia del mercado laboral a pesar del empeoramiento de las perspectivas de crecimiento económico.
Por Insider
Traducción libre de La Patilla
El acaparamiento de mano de obra se refiere a la idea de que, como las empresas han pasado los dos últimos años luchando por cubrir puestos de trabajo, ahora son reacias a despedir a los trabajadores que tanto les costó contratar. Esto podría suavizar una recesión, según la teoría, al mantener a los trabajadores en sus puestos de trabajo incluso cuando los empresarios vean que la demanda de los clientes disminuye durante una recesión. Pero la frase pegadiza y las anécdotas que la apoyan no se sostienen bajo un examen minucioso.
Una apuesta por el futuro
La idea del acaparamiento de mano de obra es básicamente una suposición sobre la apuesta que hacen las empresas sobre el futuro del mercado laboral y la demanda de los clientes. Si las empresas suponen que los mercados laborales van a ser estrechos -que los salarios van a subir y que el mercado de trabajo se va a inclinar a favor de los trabajadores- los empresarios pueden estar dispuestos a sufrir menores beneficios o una menor productividad para retener a los trabajadores. Si asumen que los mercados laborales van a estar flojos – que los trabajadores serán fáciles de encontrar y estarán dispuestos a aceptar salarios más bajos para asegurar el empleo – las empresas eliminarán puestos de trabajo como primera línea de defensa de la rentabilidad en una recesión.
Esta fue una de las explicaciones del aumento de las contrataciones a principios de la década de 2010: La gente lo atribuyó a que las empresas “acaparaban” trabajadores baratos porque esperaban que los salarios empezaran a subir. En esta ocasión, el mercado laboral ya está ajustado, por lo que los defensores del acaparamiento de mano de obra suponen que las empresas apuestan por que las predicciones de una recesión son exageradas y necesitan estar preparadas para que la demanda de los clientes siga siendo fuerte. Como ya es caro contratar trabajadores, prefieren aguantar la mala racha económica con los trabajadores que tienen, sacrificando la productividad para conservar a todos los trabajadores en caso de que el gasto se recupere más adelante.
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