Se enfrentó con aquellos golpistas quienes pretendian negarle el derecho que tienen los pueblos a vivir y a desarrollarse en libertad, no olvidando su juramento como presidente de la República, el cual era de cuidar y proteger nuestra democracia y nuestra libertad, sagrados valores que pretendían los golpistas robar en aquella sombría noche.
Apreciados lectores, en este homenaje, el de un viejo militante social cristiano a un gran líder socialdemócrata, deseo recordar un acontecimiento que desnuda su entrañable amor por la defensa de los valores democráticos, estuviesen donde fuese y aunque pareciese un contrasenso, esa decisión, ese noble gesto de CAP como fue la de proteger la vida de la presidente Chamorro, le costó a él su honor y a Venezuela el inicio de su ruina. Esta historia contemporánea ocurrió en un país en el cual actualmente se persigue y se tortura: Nicaragua, la tierra de Ruben Dario y de Joaquin Chamorro, pero también la de Murillo y la de Ortega.
Al asumir la presidencia el 25 de abril de 1990, Violeta de Chamorro, ella y su familia corrían un inminente peligro. Ante esa situación, los países amigos de Nicaragua, convinieron con el Presidente Perez, dado su inquebrantable compromiso por la libertad y la democracia nicaragüense y con la valiosa ayuda del reino de España, de contribuir con personal entrenado en protección a personalidades en los primeros meses de la recién inaugurada democracia nicaragüense. El presidente Perez autorizó un cambio en una de las partidas del presupuesto nacional, con el fin de financiar la misión.
Ese movimiento de partidas presupuestarias, fue utilizado por intereses partidistas internos, grupos económicos y financieros locales, unidos por mezquindades con mentalidades provinciales, planeando una conspiración que incluyó a importantes medios de comunicación, muchos de ellos que a la postre fueron confiscados y expropiados por gobiernos posteriores. Convencidos como estaban los conspiradores que con la destrucción del presidente Perez, se iniciaba un proceso que culminaría con la ascensión al poder de personajes a quienes manejarian como lo hace el titiritero con sus muñecos. Algo así ocurrió, pero no exactamente.
Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar, España el 25 de octubre del año 2022.