Testigos que se encontraban en el barrio de Itaewon, donde un aglomeración de gente en un estrecho callejón se cobró el sábado al menos 153 muertos y unos 80 heridos durante las celebraciones de Halloween, criticaron hoy la aparente falta de presencia policial en la zona, conocida por ser la más concurrida en Seúl en estas fechas.
“Apenas vimos policía y nos sorprendió dado el volumen de gente que se estaba agolpando en las calles”, cuenta a Efe Aiden Kim, un surcoreano que reside en este barrio de la capital surcoreana con su novia francesa, Alexandra Belec.
Ambos tomaron una copa en un hotel situado a unos 700 metros de donde aconteció la tragedia y decidieron acercarse a la arteria principal del barrio, Itaewon ro, para “ver el ambiente”.
Durante el recorrido hasta esa avenida, perpendicular al callejón donde tuvo lugar la trágica aglomeración, se sorprendieron con la cantidad de gente en el barrio y la falta de policías que dirigieran el tráfico, tanto rodado como peatonal.
Ambos subrayan que esa falta de organización dificultó enormemente que las ambulancias pudieran evacuar después con rapidez a los heridos.
Según lo narrado por las autoridades y los vídeos que se han publicado en redes sociales, la tragedia aconteció, no por una estampida como se pensó en un primer momento, sino por una excesiva acumulación de gente en un callejón de apenas cuatro metros de ancho y unos 40 de largo en el que la mayoría de víctimas falleció por asfixia.
La opinión pública surcoreana se pregunta hoy sobre la falta de previsión en una ciudad acostumbrada a manejar de manera eficiente manifestaciones en las que se reúnen miles de personas prácticamente cada fin de semana.
“El callejón ya estaba a reventar de gente hacia las tres o cuatro de la tarde (unas 6-7 horas antes de que aconteciera la tragedia), así que imagínate cómo estaba a las 10 de la noche”, cuenta el empleado -que pide permanecer en el anonimato- de una heladería turca situada justo delante de la bocacalle en la que se produjo el incidente.
Apenas se anima a hablar y subraya que la energía hoy en el barrio, famoso por estar situado junto a una base militar estadounidense y albergar una mezquita que hacen de la zona una de las más diversas de Seúl, es “terrible”.
“Se acabó Halloween en este barrio”, cuenta el dueño de un bar cercano que también pide anonimato.
Halloween es “la noche con más clientela del año”, explica, al tiempo que lamenta el impacto que la tragedia tendrá en un vecindario que básicamente vive de la hostelería y sobre el que ya pesaba un gran estigma después de que uno de los principales brotes de contagios de covid al inicio de la pandemia se originara en varias discotecas cercanas.
“En Halloween el año pasado, incluso habiendo entonces mucha restricciones de horarios para los bares debido a la pandemia, unas 60.000 personas visitaron el barrio de acuerdo a los registros de la estación de metro de Itaewon. Ayer debieron ser muchos más”, añade el hostelero.
Este bar se encuentra apenas a unos 100 metros del callejón donde se produjo la tragedia y el cual la policía mantiene hoy completamente acordonado, haciendo imposible el acceso desde todas las calles aledañas.
EFE