En los últimos días más de una docena de explosiones sacudieron las instalaciones de Zaporiyia, la mayor planta nuclear de Europa, ubicada en el sureste de Ucrania y bajo control ruso desde inicios de la invasión.
Por BBC Mundo
Tanto Rusia como Ucrania se han acusado mutuamente del bombardeo.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha expresado repetidamente su preocupación por los ataques a la planta y propuesto el establecimiento de una zona de protección de seguridad nuclear alrededor de ella.
El bombardeo de la central nuclear es jugar a la “ruleta rusa”, afirmó a la BBC Olli Heinonen, ex director general adjunto del OIEA.
“Un solo proyectil en el lugar equivocado y en el momento equivocado tendrá consecuencias de gran alcance”, alertó el antiguo funcionario del organismo de vigilancia nuclear de la ONU.
Sin embargo, aclaró que es improbable que un solo proyectil cause daños al reactor en sí, que está resguardado con metros de hormigón y metal.
El riesgo, dice, es que el bombardeo interrumpa el suministro de electricidad al sistema de refrigeración, lo que significaría que el reactor o el combustible gastado se calentarían demasiado, provocando la fusión del combustible y una liberación de radiactividad.
A ello se suma el hecho de que el personal “puede cometer errores” debido a la presión a la que está sometido, si es que es capaz de operar. “Es un juego peligroso y hay que ponerle fin”, agregó Heinonen.
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