Las autoridades de Indonesia elevaron este sábado a 318 el número de muertos por el terremoto que golpeó el lunes la provincia de Java Occidental tras encontrar los equipos de rescate los cadáveres de ocho personas hasta entonces dadas por desaparecidas.
Los equipos de rescate siguen buscando entre los escombros a las 14 personas que están desaparecidas, con cada vez menos esperanzas de encontrarlos con vida, mientras que el número de heridos es de 7.729, la gran mayoría con lesiones leves, según los datos de la Agencia Nacional para la Gestión de Desastres (BNPB).
Los rescatistas trabajan, entre otros puntos, en un enorme alud que se tragó varias edificaciones cerca de la población de Cianjur, con unos 170.000 habitantes, epicentro de este terremoto de magnitud 5,6 que ha causado estragos por su poca profundidad y por golpear una zona densamente poblada.
Según las autoridades, un centenar de las víctimas mortales son niños, ya que los temblores impactaron la provincia de Java Occidental en pleno horario escolar y causó estragos en decenas de centros educativos, con 368 escuelas destruidas.
Uno de los mayores problemas para los gobernantes es la gestión de las 73.693 personas desplazadas, muchas de ellas tras haber perdido sus hogares por el seísmo, que destruyó por completo 58.049 viviendas, además de 144 centros de culto religioso y 14 centros sanitarios.
El operativo de búsqueda y rescate y el reparto de ayuda humanitaria se han visto dificultados por las decenas de réplicas sísmicas registradas tras el impacto inicial, además de las lluvias torrenciales y el riesgo de nuevos corrimientos de tierra que golpean la región.
El terremoto del lunes es el más mortal en Indonesia desde septiembre de 2018, cuando un seísmo y un tsunami en la isla de Célebes (Sulawesi) se cobró la vida de más de 4.300 personas en el país, que se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica en la que cada año se registran unos 7.000 terremotos, la mayoría moderados.
EFE