Los hechos irregulares que han hecho parte durante años de la Aerocivil tienen en el radar nacional a esa entidad, tras conocerse las denuncias publicadas por SEMANA sobre actos de corrupción en la autoridad aeronáutica con documentos y material probatorio.
El entramado de corrupción pasaría desde áreas directivas hasta empleados de un menor rango, varios parte de una misma red. En total, en la mira estaría más de un centenar de funcionarios.
SEMANA tuvo acceso a información sobre la “olla podrida” en el “Cartel de la Aerocivil” que evidencia hechos irregulares en los que, por ejemplo, se llegaban a expedir licencias de pilotos por diez millones de pesos o se cobraban coimas para legalizar horas de vuelo. La adquisición de repuestos y elementos tecnológicos a un valor muy superior del establecido regularmente se incluyen en las denuncias.
Uno de los puntos sobre el que también se empezarán a centrar las pesquisas, en órganos como la Procuraduría, es en el rol de los controladores quienes tienen a cargo tareas puntuales. Estos se encargan de parquear las aeronaves en sitios ya designados donde se presume que son cargados los estupefacientes o están atentos para apagar los radares.
Se valen de sus privilegios
Algunos de estos empleados se valen de sus “beneficios” por integrar el organismo de aviación para acceder con vehículos de la misma entidad hasta los hangares (espacio para albergar las aeronaves), de manera que logran esquivar los controles de seguridad. Además, se apunta a que vehículos de la institución asumen el transporte de la cocaína.
“El controlador (…) quien con el vehículo asignado tumbó la barda de seguridad para pasar, por un lado, sin hacer uso del carné de identificación y autorización del vehículo (…) ese carro es usado entre otras actividades irregulares para facilitar el ingreso de narcotráfico. Tiene una capacidad de carga de dos toneladas”, puntualiza el informe especial conocido por SEMANA, y que envuelve a alrededor de 100 funcionarios.
Este tipo de acciones irregulares “facilitan” el trabajo a grupos criminales, una vez los controladores buscan la manera de inhabilitar los radares o son conscientes de su deterioro sin hacer nada al respecto. Todo esto a fin de que terminen quedando fuera de servicio.
¿Qué pasa con la frontera venezolana?
Lo que sucede con el abandono y la ausencia de herramientas para monitorear las aeronaves que parten desde zonas clandestinas en la frontera con Venezuela (oriente) está plasmada en un documento enviado al director (e) de la Aerocivil, Francisco Ospina Ramírez, con el asunto “Carencia de sistemas aeronáuticos confiables”. “Claramente, facilitando un corredor para el narcotráfico que es de conocimiento público en la Aerocivil, pero nadie dice o hace algo”, dijeron los funcionarios que hablaron con SEMANA.
Así las cosas, la frontera con Venezuela se constituye en un punto clave en el que se reportan radares fuera de servicio o dañados. De hecho, trasciende información sobre cómo la Fuerza Aérea a veces restringe el acceso a quienes hacen los mantenimientos de los aparatos. Esto en un punto en el que las disidencias de las Farc y el ELN libran una lucha por controlar las rutas del narcotráfico.
Sobre el panorama en la región Oriental de Colombia se destacan casos como el radar Carimagua que tiene cobertura en los departamentos de Casanare, Meta, Arauca y Vichada. Este se encuentra sin funcionar desde hace aproximadamente tres meses, mientras que una situación similar ocurre con los equipos de comunicaciones, transmisores y receptores tierra-aire en Puerto Inírida.
Referente a los aeropuertos en el norte colombiano, la zona se considera como el principal punto de operaciones. Por su parte, las terminales de Santa Marta, Cartagena y Riohacha son señaladas como las áreas de salida más “codiciadas” por las redes de narcotraficantes.
Nexos con el narcotráfico
A la Administración para el Control de Drogas (DEA) estadounidense llegará una explosiva información en poder de SEMANA. Las denuncias son graves e incluyen amenazas en contra de quienes se atreven siquiera a mencionar los hechos que vinculan a funcionarios de la Aerocivil con organizaciones narcotraficantes.
La red, según el documento, funciona así: los controladores supuestamente comprometidos con las actividades ilegales en cada regional tienen misiones puntales; ya sea apagar los radares o parquear las aeronaves en espacios previamente fijados, donde se supone que es cargada la cocaína. Incluso, algunos utilizan los privilegios de ser funcionarios de la Aerocivil para ingresar con vehículos de la misma entidad hasta los hangares evitando los controles del personal de seguridad. Vehículos de la entidad transportan la cocaína.
“El controlador (se reserva el nombre) quien con el vehículo asignado tumbó la barda de seguridad para pasar, por un lado, sin hacer uso del carné de identificación y autorización del vehículo (…) ese carro es usado entre otras actividades irregulares para facilitar el ingreso de narcotráfico. Tiene una capacidad de carga de dos toneladas”, advierte el informe especial, que compromete a cerca de 100 funcionarios, conocido por SEMANA.
En las regiones la situación es diferente, casi de película. Los controladores tienen la posibilidad de inhabilitar los radares o simplemente permiten su deterioro a tal punto que quedan fuera de servicio y peligrosa y convenientemente a merced de los criminales.
El vacío en la vigilancia aérea en los radares secundarios que posee la Aerocivil es justamente la estrategia del narcotráfico y deja, en mayúsculas, según un documento enviado a la dirección general de la Aerocivil, “pistas no controladas”, que, dicho por los propios funcionarios, es la arena de operaciones criminales para los narcos.
“En temporadas altas los narcos advierten los aviones que salen y entran, los técnicos apagan los radares y en ese momento pasan más de cinco aeronaves en fila… Se detecta en el centro de control, se abre una investigación… pero no pasa nada”, le aseguró una fuente a SEMANA. Además, hace otras denuncias de cómo, curiosamente, la lista de problemas en los radares, microondas y en los sistemas de seguridad aérea en la región oriente del país están abandonados por la propia Aerocivil.
La realidad del abandono y la falta de elementos de detección de aeronaves que salen desde pistas clandestinas ubicadas en la zona de frontera con Venezuela (región oriente) está plasmada en un documento que fue remitido por correo electrónico al director (e) de la Aerocivil, Francisco Ospina Ramírez, con el asunto “Carencia de sistemas aeronáuticos confiables”. “Claramente, facilitando un corredor para el narcotráfico que es de conocimiento público en la Aerocivil, pero nadie dice o hace algo”, señalan los funcionarios que hablaron con SEMANA.
Los reportes de daños o radares fuera de servicio están, particularmente, en la zona de frontera con Venezuela y donde organizaciones criminales, como las disidencias de las Farc y el ELN, se disputan a sangre y fuego el control de las rutas del narcotráfico. Incluso advierten en el mismo documento cómo la Fuerza Aérea en ocasiones impide el acceso de los funcionarios que realizan los mantenimientos a los radares y los microondas.
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