El 6 de diciembre del 2002 estábamos en el búnker del Complejo de lubricantes de la refinería Cardón. La orden era paralizar las refinerías Amuay y Cardón. A mis compañeros les dije: esto es una locura de la que nos vamos a arrepentir. Las plantas quedaron tan silenciosas que se oía el canto de los grillos. Quedamos en refinería 10% del personal de operaciones. Solo una guardia de operaciones no acató el llamado a paro, la guardia “D” de Lubricantes Cardón, nos etiquetaron de ser la guardia bolivariana y chavista, pero no teníamos duda de que el paro era un error. Nadie escuchaba, se seguían las directrices de los politiqueros que nos usaron para sus intereses particulares. Aquellos que, como yo, nos quedamos en nuestra guardia,hemos seguido luchando. No recibimos jubilaciones de manos de los verdugos, no aceptamos puestos políticos, ni fuimos militantes de braga roja y fusil. Nos quedamos en nuestros puestos sindicales, denunciando, enfrentando demandas y persecuciones desde la propia presidencia de PDVSA, esa rojita rojita que ahora es prófuga, pero supermillonaria.
A 20 años del paro petrolero y cómo víctimas de sus consecuencias es necesario reflexionar. Los trabajadores no deben ser usados, más nunca, como carne de cañón para fines políticos. Y tampoco deben ser perseguidos, insultados, vejados y discriminados por emitir su opinión.
Aquella sentencia: “seremos iguales a Cuba”, debió ser enfrentada desde nuestras trincheras, desde nuestros sitios de trabajo, sin dejar el espacio libre, sin hacerle el juego al castrismo y sus aliados traidores a nuestra patria.
La memoria de algunos es corta, así que hay que recordarles que Hugo Chávez dijo: “el paro petrolero fue provocado”, y tardamos 20 años en entender eso. Fue provocado, planificado, y controlado paso a paso por los cubanos, aprovechándose de una dirigencia política equivocada e improvisada. Entregamos nuestro país al régimen cubano en bandeja de plata, un festín con invitados como Rusia, China e Irán y cuanto vil mercenario que Chávez pudo reclutar en el mundo para someter y expoliar a los venezolanos.
Nos convertimos en un país de errantes, de refugiados, de gente huyendo del hambre y la miseria, mientras las instituciones caían una tras otra en las garras de la corrupción, el clientelismo y la destrucción.
“No quedará piedra sobre piedra”. Chávez cumplió su palabra y Nicolas Maduro remató su nefasta obra, porque durante 20 años hemos permitido la consolidación de la barbarie, del despojo y del saqueo que entrega sus recursos petroleros y mineros a delincuentes y saqueadores.
La situación sería distinta si no se hubiese ido a un paro petrolero? Definitivamente sí. Fue un error abandonar nuestras posiciones. Dejemos de cometer el mismo error. Había que luchar, por supuesto, y seguimos luchando con resistencia y coraje, pero reconocer que el camino fue el equivocado no nos debilita.
El país fraccionado, atomizado, dirigido por egos que solo quieren poder y no cambios, no puede seguir existiendo y no podemos seguir aceptando. El paro petrolero permitió a Chávez crear una PDVSA a la medida de cualquier político egoísta y ambicioso, por eso no hay propuestas de cambio, por eso se aplaude que se entreguen las riquezas, por eso es importante sacarse la foto en la inauguración de lujosos centros comerciales que desentonan con la pobreza que los rodea.
La dirigencia política actual dividida rojos y azules o amarillos como si la congelaron en las guerras civiles del Siglo XIX, ha decepcionado. El pueblo se decepcionó. Los trabajadores se decepcionaron. Las madres se decepcionaron. Los jóvenes se decepcionaron. Y de dónde sacan los votos? No es de ese ejército de decepcionados cansados de esperar? Esperar votos a cambio de qué? Los venezolanos queremos recuperar nuestros puestos de trabajo, nuestro sistema educativo que dejó de ser gratuito y de calidad en manos del socialismo. Queremos un sistema de salud fuerte y solidario. Queremos que nuestros hijos tengan valores distintos a la riqueza pasajera que viene con la corrupción y el narcotráfico. Queremos que nuestros jóvenes, así como lo tuvimos nosotros, tengan el derecho de ascenso social a través de la educación y del trabajo en nuestra propia patria.
Venezuela tiene que volver a ser de los venezolanos.
Dios bendiga a Venezuela.
Iván Freites
Trabajador del Centro de Refinación Paraguaná